La importancia de la inteligencia emocional en el liderazgo

MBA. Lucía Chaverri Morales

Especialista en innovación y negocios

chaverrilucia@gmail.com

Quizás la frase de Shakira "las mujeres ya no lloran, facturan" ha tenido un gran impacto en la sociedad. Esta frase refleja un cambio de paradigma en el papel de las mujeres sin duda suena espectacular porque pensamos que representa una actitud de empoderamiento y superación para las mujeres. En lugar de centrarse en la idea de la fragilidad emocional, se destaca la capacidad de las mujeres para ser exitosas en el ámbito económico y laboral. Esta frase invita a las mujeres a no permitir que las emociones las limiten y a demostrar su valía a través de sus logros y metas alcanzadas. Es un llamado a romper barreras y estereotipos, y a demostrar que las mujeres pueden liderar y triunfar en cualquier ámbito de la vida.

Sin embargo…

En el ambiente empresarial, toma cada vez más fuerza la muestra de que la vulnerabilidad no es debilidad si no transparencia y humanización en los procesos y en el diario vivir.

El asumir la inteligencia emocional como un reto (no estoy diciendo que lloré por las esquinas de su organización) no impide la creación de liderazgos fuertes. El equilibrio emocional y el liderazgo son dos elementos fundamentales para el éxito tanto a nivel personal como profesional. El equilibrio emocional es importante porque nos permite manejar de manera adecuada nuestras emociones y reacciones, lo cual resulta fundamental para tomar decisiones acertadas y mantener el control en situaciones de estrés. Para lograr un equilibrio en el liderazgo, es necesario aprender a gestionar nuestras propias emociones y también a comprender y manejar las emociones de los demás siendo esto un imperativo para los líderes.

Esto implica desarrollar habilidades como la empatía y la escucha activa, que nos ayudarán a establecer relaciones positivas con nuestro equipo de trabajo. El liderazgo equilibrado tiene numerosos beneficios, como mejorar la comunicación y la cohesión del equipo, promover la motivación y el engagement de los colaboradores, y potenciar el rendimiento y la productividad en general.

Hasta aquí lo que digo es que un balance correcto de las emociones, en donde se identifican y se trabajan siendo de vital importancia para el liderazgo efectivo.

Cuando un líder es capaz de mantener la calma y gestionar adecuadamente sus emociones, es más probable que pueda tomar decisiones acertadas y tener un impacto positivo en su equipo de trabajo. El equilibrio emocional también ayuda a mantener la objetividad y a evitar reacciones impulsivas que puedan perjudicar relaciones laborales. Además, el equilibrio emocional fomenta un ambiente de trabajo saludable, promoviendo la confianza, la colaboración y la motivación de los empleados.

Entonces, la pregunta que nos queda es ¿Se puede llorar cuando se necesite y seguir facturando? La respuesta es sí, gestione las emociones como gestiona las cosas importantes de su vida y no pierda el norte de hacia dónde quiere ir y cuál es su forma de influir en otros.