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Prudencia y confianza en los mercados de capitales

| Martes 30 abril, 2013


Tan diligente deber ser el intermediario como el cliente-inversionista. Ambos comparten la responsabilidad de tener un sistema financiero eficiente, seguro y confiable


Prudencia y confianza en los mercados de capitales

CONFIANZA: En los mercados de capitales resulta indispensable garantizar que la interacción intermediarios-inversionistas se dará en un marco de transparencia y confianza. Sin estos dos elementos, el mercado simplemente muere.
Para muchos tal afirmación es acertada en el tanto pesa sobre los intermediarios financieros. Se debe tener presente, sin embargo, que también el intermediario requiere transparencia y confianza en su cliente.
Si una persona visita al médico y le da información incorrecta sobre los síntomas y su estado general de salud, es claro que el diagnóstico será errado.
Lo mismo sucede si un inversionista visita a su asesor o intermediario financiero y le brinda información falsa o inexacta sobre su situación económica y su nivel de tolerancia al riesgo; el diagnóstico muy probablemente será inapropiado y esto podría tener repercusiones sobre el patrimonio del cliente.
El intermediario debe facilitar al inversionista toda la información relevante disponible sobre los productos financieros que resulten apropiados para el perfil del cliente. El inversionista confía en que esa información es clara, verdadera y suficiente para tomar sus decisiones de inversión.
Antes de llegar a esta etapa, no obstante, es necesario que el cliente le haya suministrado al intermediario la información que le permita definir adecuadamente ese perfil de inversión, de eso dependerá en cuáles productos y en qué tipo de operaciones podrá invertir.
PRUDENCIA: El inversionista espera que la actuación del intermediario financiero sea diligente, explicándole con detalle las ventajas y los riesgos de invertir en determinados productos financieros.
Si el cliente delega en el intermediario el manejo discrecional de sus inversiones, espera, además, que el intermediario actúe de manera prudente, realizando sus operaciones en los mejores términos del mercado y dando prioridad a sus intereses económicos.
El inversionista, por su parte, también debe ser prudente, escogiendo cuidadosamente al intermediario financiero en el cual depositará su confianza (preferiblemente uno debidamente inscrito y sometido al órgano regulador del mercado), así como los productos en los cuales invertirá su dinero. Es indispensable, en este punto, que el cliente dé seguimiento a sus inversiones, revisando sus estados de cuenta y pidiendo información al intermediario cada vez que lo requiera para tomar decisiones oportunas.
En pocas palabras, tan diligente deber ser el intermediario como el cliente-inversionista. En la buena marcha del mercado ambas figuras, por partes iguales, comparten la responsabilidad de contar con un sistema financiero eficiente, seguro y confiable.


Flor Ivette Vargas

Abogada

 






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