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¿Por qué no se está descarbonizando la economía nacional? (II)

Roberto Dobles roberto.dobles@gmail.com | Lunes 19 noviembre, 2018


En la columna titulada “¿Se está descarbonizando la economía nacional?”, publicada en octubre pasado, se demostró que no solamente no se está realizando ninguna transición energética ni ninguna descarbonización de la economía, sino que más bien está ocurriendo un retroceso.

En la columna anterior (Parte I) se analizaron los siguientes factores claves que están impidiendo que el país avance en la transición energética y en la descarbonización competitiva:

1.  Mal entendimiento de lo que se necesita para que ocurra una transición energética y una descarbonización de la economía en el país.

2.  Política y planes nacionales de energía ponen en un segundo plano aspectos esenciales para impulsar la transición energética, tales como la eficiencia del sistema y la competitividad de las nuevas fuentes de energía.

3.  Altos costos de las fuentes de energía que se supone deberían impulsar la descarbonización de la economía y la transición energética.

4.  Falta de competencia entre las fuentes de energía y falta de diversificación energética.


En esta columna se analizan otros factores claves adicionales que, junto con los anteriores, se han convertido en un fuerte obstáculo para que el país avance en este campo.

1. Estado de la economía nacional

Los países que están avanzando exitosamente en la transición energética y en la descarbonización de sus economías son aquellos que tienen, entre otras cosas, una economía sólida y altos niveles de prosperidad económica y social.

De acuerdo con una publicación del Foro Económico Mundial del mes de marzo pasado, los países líderes en este campo son Suecia, Noruega, Suiza, Finlandia, Dinamarca, Países Bajos y Reino Unido.

Los planes nacionales de energía que se elaboran en Costa Rica no contemplan, como parte integral de ellos, las condiciones y las soluciones para revertir la crítica situación económica y social que tiene el país.

No contemplan, por ejemplo, la desaceleración que tiene la economía nacional, la severa crisis fiscal donde no hay recursos para nada, el alto y creciente endeudamiento público, la escasez de divisas que ha acelerado la devaluación del colón, el alto desempleo y subempleo y los altos niveles de pobreza, entre otros factores.

2.  Falta de estudios rigurosos de los planes nacionales de energía

La falta de estudios rigurosos (técnicos, económicos, financieros, sociales y ambientales) y de una hoja de ruta concreta con objetivos, acciones y capacidades claramente definidos en el tiempo es factor que ha conducido a que la mayor parte de los objetivos que se plantean no se logren, incluyendo los objetivos de transición energética y de descarbonización de la economía nacional.

Entre muchos otros casos se encuentran los siguientes:

  • En el Decreto No 38537-MINAE (publicado en La Gaceta No 162 del 25 de agosto de 2014) se indicó que el Gobierno “ha declarado y reiterado su compromiso de NO al petróleo…”. El Colegio de Geólogos de Costa Rica señaló que en la realidad este decreto era más bien “un rotundo ‘Sí a los hidrocarburos importados’” y que se había promulgado sin “fundamento técnico y científico”. La historia le dio razón a este colegio profesional, ya que de 2014 a la fecha las importaciones petroleras han venido creciendo aceleradamente como nunca antes.
  • En el VII Plan Nacional de Energía 2015-2030 (último plan que se ha publicado) se indicó, entre otras cosas, que se va a “disminuir la dependencia de los hidrocarburos y la emisión de gases contaminantes” y que “la meta de biocombustibles del Plan Nacional de Desarrollo (2014-2018) se transformó de un 5% de etanol en las ventas de gasolinas, a un concepto más amplio que busca incorporar un 5% de sustitución por combustibles producidos con fuentes renovables en el total de los combustibles utilizados en el país”.

Nada de lo anterior se ha convertido en realidad y, como se indicó anteriormente, más bien el consumo nacional de petróleo explorado, producido y refinado en el extranjero creció aceleradamente en estos últimos años.

Sobre el cumplimiento de las metas enunciadas en este plan, el Informe Estado de la Nación 2018 señala que las acciones para alcanzar las metas “siguen siendo insuficientes”.

3.  Falta de recursos financieros para llevar a cabo los planes

Los planes nacionales de energía pecan no solamente por no estar sustentados en los estudios rigurosos que se requieren (económicos, financieros, técnicos, mercadológicos, ambientales y sociales) y en una hoja de ruta concreta, sino que también no cuentan con todos los recursos financieros y todas las capacidades que se requieren para llevar a cabo las acciones contenidas en esos planes. Consecuentemente, los resultados son raquíticos.

4.  Mal entendimiento del papel del Gobierno en la transición energética y la descarbonización de la economía

A los planes nacionales de energía elaborados por el Gobierno “se les olvida” a menudo que el Estado no puede hacerlo todo y que el papel del Gobierno es también crear las condiciones nacionales que favorezcan e impulsen el desarrollo de estos planes.

Todos estos factores indicados en las Partes I y II de esta serie de columnas y que se refuerzan mutuamente inciden en que no haya avances en materia de transición energética y de descarbonización de la economía y que más bien haya retrocesos.

Esto se da no solamente porque el Estado no ha llevado a cabo las acciones fundamentales que le corresponden, sino también porque no ha creado las condiciones nacionales que se requieren para que esto ocurra. 



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