Niños son víctimas de hogares agresores
| Sábado 12 enero, 2013
Es necesario dar vida a nuevos modelos familiares basados en los principios que tanto necesitamos recuperar y dentro de los cuales no cabe el descuido o la agresión, física, mental o emocional a los niños
Niños son víctimas de hogares agresores
A pesar de que informes dan cuenta de que América Latina como un todo ha tenido un mejor desempeño económico en los últimos diez años, con reducción en algunos países de la pobreza y la desigualdad (esto último no ocurrió en Costa Rica), pareciera que la debilidad ha sido la violencia, el crimen y la inseguridad ciudadana.
Dentro de este panorama, que debe avergonzarnos, es necesario destacar que la violencia en nuestro país no solo está en las calles.
Hay datos que ha dado el Hospital Nacional de Niños que aumentan la preocupación. Cada día ese centro médico recibe al menos cinco menores víctimas de distintos tipos de agresión y en general esta se produce dentro de su “hogar”, justo el sitio donde se supone que deberían estar más protegidos.
Es decir, no han existido políticas públicas ni acciones privadas destinadas a una vida en sociedad decente, respetuosa de los derechos humanos y de los principales valores.
Si nuestros niños no están seguros en su propia casa, independientemente del estrato social de la familia, eso quiere decir que tenemos el principal núcleo social dañado.
Afortunadamente, parece haber ya agrupaciones civiles haciendo una labor callada en ese sentido, donde podría estar surgiendo la semilla para una nueva sociedad. Hacia ellas deberían volver sus ojos los políticos, para descubrirlas y aprender de sus experiencias, para el trazado de políticas públicas que hace rato necesitamos.
Es importante porque algunas de estas agrupaciones trabajan en reconstruir personas y son estas quienes pueden dar vida a nuevos modelos familiares basados en esos principios que tanto necesitamos recuperar y dentro de los cuales no cabe el descuido o la agresión, física, mental o emocional a los niños.
Son muchas las interrogantes sin respuesta aún, pero quizás podríamos comenzar por preguntarnos cuáles son los factores, las influencias que están distorsionando tanto nuestra escala de valores como para agredir a los más vulnerables de la sociedad: los niños.