Manifiestos y mea culpa caracterizan campaña francesa para 2017
Bloomberg | Viernes 29 enero, 2016
Desde el mea culpa de Nicolas Sarkozy por el tributo de su ex primer ministro a Margaret Thatcher, los aspirantes a la elección presidencial de Francia en 2017 están llegando a sus votantes en ediciones rústicas.
Era de esperar que Sarkozy, todavía molesto por su eyección del poder hace cuatro años, encarnara resueltamente la hipocresía de todo el ejercicio en la segunda página de “France for Life”, que llegó a las librerías esta semana:
“Este libro no es una declaración de mi candidatura para las próximas elecciones”, escribe el ex jefe de Estado.
“Ni se propone debatir todos los temas de la campaña 2017. Estoy seguro, no obstante, de que tiene que haber un cambio de presidente”.
De todas maneras, Sarkozy sigue una antigua tradición en Francia para los candidatos presidenciales —desde Charles de Gaulle y François Mitterrand hasta Valéry Giscard-D’estaing y Jacques Chirac— de poner la pluma en el papel.
La tendencia también ha venido encontrando un favor cada vez mayor al otro lado del charco, en tanto los candidatos presidenciales estadounidenses Hillary Clinton y Ben Carson y Justin Trudeau de Canadá se explican a sí mismos en libros.
El trabajo de 260 páginas de Sarkozy es el último bombardeo en lo que se está transformado en una campaña amarga para designar al candidato de Los Republicanos (Les Républicains), el partido opositor de centroderecha.
Sarkozy utiliza su libro para disparar a todos los rivales y alinear todos los argumentos a su favor.
Sobre todo, trata de excusar sus errores, principalmente acciones que le valieron el título de presidente “bling-bling” (término que alude a la ostentación de riqueza que hacen los raperos) —celebrando su victoria de 2007 en el lujoso restaurante Fouquet en Champs-Elysées y luego recuperándose en el yate del multimillonario Vincent Bollore en el Mediterráneo.
La batalla por la nominación del candidato de Los Republicanos, el partido fundado por Chirac y el ex primer ministro Alain Juppé en 2002 y rebautizado con el nombre actual por Sarkozy el año pasado, es considerada cada vez más un evento que abrirá la próxima elección o condenará a Francia a una repetición de 2012 que los votantes han indicado reiteradamente que no quieren.
Alrededor de 74% de los encuestados en un sondeo de Odoxa publicado por Le Parisien el 1° de enero dijeron que no quieren que vuelvan a presentarse ni Sarkozy ni el presidente François Hollande —los dos contendientes en la votación de 2012.