La tendencia de las monedas digitales
Mariela Palma Cambronero marielapalmac@gmail.com | Jueves 07 octubre, 2021
Mariela Palma
La revolución tecnológica ha llevado a las sociedades a un entorno digital donde el uso de los medios de pago tradicionales también ha sido desplazados por la digitalización del dinero, lo que ha abierto el debate sobre la viabilidad de la emisión digital de dinero por parte de entes privados, tales como ocurre con las criptomonedas.
Este proceso de digitalización alcanzó a los Bancos Centrales, obligándolos a apresurar su transición tecnológica y a promover el uso de las versiones digitales de sus monedas, las cuales no habían tenido mayor competencia hasta el surgimiento de las criptomonedas y el incremento de los medios de pago digitales.
Existe una amplia variedad de criptomonedas, sin embargo, la primera en ser creada, y hasta el momento la más importante, es el Bitcoin.
Esta criptomoneda empezó a circular en el año 2008 apoyada en la tecnología blockchain, la cual le ha permitido ser utilizada como medio de pago a través de intercambios por medios criptográficos. Al ser creada e intercambiada por medios tecnológicos, las criptomonedas han logrado sobrepasar cualquier jurisdicción territorial.
Algunas criptomonedas están resguardadas mediante algoritmos que custodian la clave criptográfica que da certeza de propiedad, por lo que su naturaleza es completamente ajena a una autoridad Central, como los Bancos Centrales, esta particularidad las mantiene al margen de la intervención estatal.
Algunos de sus promotores resaltan que las criptomonedas permiten que las personas escapen de la inflación que provocan los Bancos Centrales al emitir monedas sin respaldo monetario o emisión inorgánica.
El valor de estas lo da el mercado, o sea, la confianza que le dan los usuarios, lo que hace que hasta el momento su valor sea muy volátil, exponiendo a los tenedores de estos criptoactivos a un riesgo de precio considerable.
Un ejemplo reciente que clarifica esta situación es la apreciación que experimentaron algunas criptomonedas cuando Elon Musk, una persona reconocida e influyente a nivel mundial, señaló que las utilizaba, aspecto que aumentó la confianza en ellas e hizo que más personas las utilizarán y por ende se apreciaran.
El Bitcoin, la criptomoneda de referencia, no escapa a esa volatilidad, por lo que muchas personas las utilizan de manera especulativa, invirtiendo en este criptoactivo para ganar dinero, tratando de comprarlo cuando consideran que está barata y vendiéndola cuando la valoran cara.
Recientemente El Salvador, que ya era un país con el dólar estadounidense como moneda oficial, aceptó el Bitcoin como moneda de curso legal.
Esto ha generado dudas sobre su idoneidad dada la alta volatilidad de esa criptomoneda y la exposición al riesgo de precio que esa medida provoca no solo en una parte no despreciable de las finanzas públicas salvadoreñas, sino en los agentes económicos que la lleguen a utilizar para sus operaciones diarias, ya que al ser moneda de curso legal, los salvadoreños están obligados a recibirlo como método de pago.
Una de las principales razones para adoptar el bitcoin como moneda de curso legal se basa en que uno de los principales ingresos de El Salvador son las remesas que provienen de salvadoreños en el exterior, las cuales llegan a representar hasta un 25% del PIB de El Salvador, por lo que al adoptar el bitcoin se podrían realizar envíos de recursos sin tener que pagar comisiones por concepto de transferencia internacional.
Volviendo a la alta volatilidad que aún experimentan las criptomonedas, esta evidencia el rol clave que cumplen los bancos centrales al buscar la estabilidad de sus monedas, ya que esto no solo facilita el cálculo económico de las personas y las empresas, sino que además genera confianza en los agentes económicos sobre el valor de la moneda, produciendo de esta forma estabilidad macrofinanciera.
El uso de dinero digital es una realidad en diversas actividades económicas, realizamos pagos a cuentas bancarias, pagos con tarjetas de débito y crédito, transacciones a través de las aplicaciones en teléfonos móviles y otros dispositivos. Todo esto muestra un proceso sin retorno a la eliminación gradual del papel moneda, aunque este aún representa un porcentaje significativo en la oferta monetaria de diversos países.