El libro de Chávez
| Lunes 31 agosto, 2009
El libro de Chávez
Se ha comentado mucho sobre la vista reciente del presidente estadounidense Obama a la Cumbre de las Américas. Un incidente en particular ha generado mucho interés: el libro que Hugo Chávez le obsequió a su homólogo norteamericano, firmado “Para Obama, con afecto, Chávez.”
He oído diversas opiniones al respecto. Muchos consideran a Chávez un hipócrita por criticar a Estados Unidos con tanto entusiasmo para luego abrazar al Presidente de ese país con el mismo entusiasmo, y hasta tomarse el tiempo de dedicarle su afecto. Otros consideran que el hipócrita no es Chávez, sino Obama, quien se atrevió a estrechar la mano de un dictador que personifica la antítesis de la democracia y la libertad. Esta no es mi opinión, sino la de los republicanos de Estados Unidos, quienes se aferran a la crítica para esconder su propia escasez de ideas respecto a cualquier tema, sea relaciones exteriores o la economía.
Pero, más allá de estas visiones partidarias, ¿de qué trata verdaderamente el famoso libro de Chávez? Para empezar, se titula “Las venas abiertas de América Latina”. Fue escrito por el autor uruguayo Eduardo Galeano hace ya cuatro décadas, aunque su contenido no deja de ser relevante en el mundo actual. Y, propiamente, no es un libro en el sentido de “Don Quijote” o una de las muchas novelas vacías de hoy en día, sino un largo ensayo que analiza la historia de nuestro continente.
Solo leer el título basta para entender que el libro es una exposición crítica del imperialismo al sur del Río Grande. Denuncia las riquezas que España, Estados Unidos, y en menor grado Inglaterra han obtenido al robar y saquear los recursos de la región durante siglos. El desafortunado Galeano tuvo que huir de su país tras la publicación de su obra cuando una dictadura militar llegó al poder. Durante la turbulenta década de 1970, quizás la más violenta de la historia latinoamericana, el ensayo fue prohibido en muchos países gobernados por derechistas extremistas, incluyendo, además de Uruguay, a Argentina y Chile. Sin embargo, esto no pudo impedir que “Venas abiertas” sirviera de inspiración a una generación entera de militantes izquierdistas.
Regresando al presente, se debe admitir que Chávez seleccionó su regalo cuidadosamente. La obra, se simpatice con ella o no, es poderosa. Forzaría hasta al dictador más sanguinario a reconsiderar sus posiciones; igualmente, estoy seguro que incluso Fidel Castro encuentre entre sus páginas a un nuevo hecho con el cual criticar a su vecino del Norte.
Obama, ciertamente, le podría sacar gran provecho. Aun al ser más abierto que sus antecesores, sigue teniendo una visión del mundo que propone que Estados Unidos tiene el derecho sagrado de llevar la libertad y la democracia a los rincones oscuros y olvidados del planeta. Esto resulta, muy a menudo, en una simple imposición del sistema económico capitalista, o su distorsión monopolista, que beneficia solamente al mundo desarrollado. Dudo que el libro pueda convertir al Presidente estadounidense en un partidario socialista de la noche a la mañana, ya que él es demasiado educado para permitir que un solo texto pueda definir sus ideas, pero le daría algo sobre lo cual pensar. Al menos, cuando no está preocupado por la crisis económica que está llevando al país más rico del mundo a la ruina.
Sin embargo, dudo que el presidente Obama se tome la molestia de levantar el tomo. Primero, porque ya tiene demasiadas cosas sobre su mente para darle mucha importancia a una justificación socialista que pronto llegará a sus 50 años. Segundo, porque sus adversarios políticos seguro mostrarían la lectura como la prueba definitiva de que Obama es un marxista-fascista (interesantemente, los republicanos piensan que los dos términos son intercambiables). Y tercero, porque solamente el prólogo le daría tal espanto a su conciencia capitalista que pronto abandonaría la lectura.
Aunque el regalo de Chávez esté recogiendo polvo en un rincón de la oficina oval, pueda que el gesto del mandatario venezolano no haya sido en vano. Pronto, después de la cumbre, el libro se disparó a la cima de los más vendidos en Estados Unidos. Quizás el texto de Galeano no definirá las relaciones internacionales durante los próximos años. Pero, ciertamente, educará a muchos sobre los peligros que conlleva la riqueza, y la tragedia que la avaricia extranjera ha desatado sobre nuestro aún fragmentado continente.
Jorge Alberto Araya Amador
Se ha comentado mucho sobre la vista reciente del presidente estadounidense Obama a la Cumbre de las Américas. Un incidente en particular ha generado mucho interés: el libro que Hugo Chávez le obsequió a su homólogo norteamericano, firmado “Para Obama, con afecto, Chávez.”
He oído diversas opiniones al respecto. Muchos consideran a Chávez un hipócrita por criticar a Estados Unidos con tanto entusiasmo para luego abrazar al Presidente de ese país con el mismo entusiasmo, y hasta tomarse el tiempo de dedicarle su afecto. Otros consideran que el hipócrita no es Chávez, sino Obama, quien se atrevió a estrechar la mano de un dictador que personifica la antítesis de la democracia y la libertad. Esta no es mi opinión, sino la de los republicanos de Estados Unidos, quienes se aferran a la crítica para esconder su propia escasez de ideas respecto a cualquier tema, sea relaciones exteriores o la economía.
Pero, más allá de estas visiones partidarias, ¿de qué trata verdaderamente el famoso libro de Chávez? Para empezar, se titula “Las venas abiertas de América Latina”. Fue escrito por el autor uruguayo Eduardo Galeano hace ya cuatro décadas, aunque su contenido no deja de ser relevante en el mundo actual. Y, propiamente, no es un libro en el sentido de “Don Quijote” o una de las muchas novelas vacías de hoy en día, sino un largo ensayo que analiza la historia de nuestro continente.
Solo leer el título basta para entender que el libro es una exposición crítica del imperialismo al sur del Río Grande. Denuncia las riquezas que España, Estados Unidos, y en menor grado Inglaterra han obtenido al robar y saquear los recursos de la región durante siglos. El desafortunado Galeano tuvo que huir de su país tras la publicación de su obra cuando una dictadura militar llegó al poder. Durante la turbulenta década de 1970, quizás la más violenta de la historia latinoamericana, el ensayo fue prohibido en muchos países gobernados por derechistas extremistas, incluyendo, además de Uruguay, a Argentina y Chile. Sin embargo, esto no pudo impedir que “Venas abiertas” sirviera de inspiración a una generación entera de militantes izquierdistas.
Regresando al presente, se debe admitir que Chávez seleccionó su regalo cuidadosamente. La obra, se simpatice con ella o no, es poderosa. Forzaría hasta al dictador más sanguinario a reconsiderar sus posiciones; igualmente, estoy seguro que incluso Fidel Castro encuentre entre sus páginas a un nuevo hecho con el cual criticar a su vecino del Norte.
Obama, ciertamente, le podría sacar gran provecho. Aun al ser más abierto que sus antecesores, sigue teniendo una visión del mundo que propone que Estados Unidos tiene el derecho sagrado de llevar la libertad y la democracia a los rincones oscuros y olvidados del planeta. Esto resulta, muy a menudo, en una simple imposición del sistema económico capitalista, o su distorsión monopolista, que beneficia solamente al mundo desarrollado. Dudo que el libro pueda convertir al Presidente estadounidense en un partidario socialista de la noche a la mañana, ya que él es demasiado educado para permitir que un solo texto pueda definir sus ideas, pero le daría algo sobre lo cual pensar. Al menos, cuando no está preocupado por la crisis económica que está llevando al país más rico del mundo a la ruina.
Sin embargo, dudo que el presidente Obama se tome la molestia de levantar el tomo. Primero, porque ya tiene demasiadas cosas sobre su mente para darle mucha importancia a una justificación socialista que pronto llegará a sus 50 años. Segundo, porque sus adversarios políticos seguro mostrarían la lectura como la prueba definitiva de que Obama es un marxista-fascista (interesantemente, los republicanos piensan que los dos términos son intercambiables). Y tercero, porque solamente el prólogo le daría tal espanto a su conciencia capitalista que pronto abandonaría la lectura.
Aunque el regalo de Chávez esté recogiendo polvo en un rincón de la oficina oval, pueda que el gesto del mandatario venezolano no haya sido en vano. Pronto, después de la cumbre, el libro se disparó a la cima de los más vendidos en Estados Unidos. Quizás el texto de Galeano no definirá las relaciones internacionales durante los próximos años. Pero, ciertamente, educará a muchos sobre los peligros que conlleva la riqueza, y la tragedia que la avaricia extranjera ha desatado sobre nuestro aún fragmentado continente.
Jorge Alberto Araya Amador