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¡Daniel Soley!

Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 23 enero, 2015


La conducción ligera o informalizada del Ministerio de la Presidencia no es buena práctica


Sinceramente

¡Daniel Soley!

Don Daniel Soley es persona que ha servido a Costa Rica lealmente desde varios puestos, entre ellos en la Defensoría de los Habitantes. Ha mostrado siempre lealtad hacia su institución sea esta el Poder Judicial o la Defensoría.
Donde quiera se labore, la lealtad debe ser recíproca para ser lealtad. Cuando se es desleal no se puede pedir lealtad a los demás.
Un viceministro sabe que no puede sugerir la renuncia de la Procuradora General de la República sin respaldo o encomienda superior. Un viceministro está para ejecutar la política fijada por el Presidente y el Ministro del ramo.
Los viceministros no son independientes en su actuar. Las actuaciones de don Daniel como viceministro son responsabilidad del Ministro del ramo. Cualquiera intuye que un viceministro no puede ofrecer o sugerir una Embajada a la Procuradora General de la República, ni de manera hipotética, si el Presidente de Costa Rica no está de acuerdo, si no ha dado la autorización.
No es un viceministro quien nombra embajadores, ni es un Ministro de la Presidencia quien lo hace tampoco.
La diferenciación entre criterio personal y oficial debe estar siempre aclarada. Un viceministro no puede mezclar opiniones personales y oficiales sin clara diferenciación de uno y otro campo. Un ministro no puede desconocer las acciones de sus viceministros, menos en su interrelación con los altos personeros del Estado.
La administración y conducción del Ministerio de la Presidencia es asunto de crítica importancia en el país. Estrechar lazos oficiales entre dos altos funcionarios, no puede sustraerse al carácter oficial del contenido de las conversaciones.
No entiendo cómo el Presidente ha asumido el desgaste político personal, y la pérdida consecuente de credibilidad, de la cual depende el resto de su administración que apenas comienza, por amparar a un Ministro de la Presidencia en su accionar, Ministro que debería ser quien defienda al Presidente.
El Presidente ha señalado que no estaba enterado de la negociación. El Presidente ha señalado que ha escuchado rumores. El Presidente aseguró que no conocía los detalles luego de ser informado de los detalles mismos. El Presidente defiende y escuda a su Ministro y acepta la renuncia de su viceministro. El Presidente ya no investigará lo sucedido. El daño está hecho.
La responsabilidad política no es delegable. La responsabilidad política indelegable no le permite al Presidente que el Ministro o viceministro de la Presidencia actúe sin su conocimiento, o ejecute una agenda personal del Ministro o viceministro sin que genere consecuencias para él. Mal estaría que el Presidente no supiera de esa agenda y peor estaría si coincide con la misma privadamente. Se ha oscurecido el horizonte.
La conducción ligera o informalizada del Ministerio de la Presidencia no es buena práctica. Mezclar conversaciones y situaciones hipotéticas con altos jerarcas del Estado conduce a problemas. Desempeñar un puesto ministerial es de muy experto y delicado desempeño.


Emilio R. Bruce

Profesor
ebruce@larepublica.net

 

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