Un millón de personas perdieron trabajo en urbes latinas
| Viernes 12 junio, 2009
Un millón de personas perdieron trabajo en urbes latinas
Santiago
EFE
Más de un millón de personas perdieron su trabajo en las ciudades de América Latina y el Caribe durante el primer trimestre de 2009, cuando la tasa de desempleo urbano aumentó 0,6 puntos respecto al mismo periodo de 2008. Así consta en un documento difundido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la CEPAL, que añade que entre 2,8 y 3,9 millones de personas podrían sumarse este año a los 15,9 millones de desempleados que había en 2008 en las zonas urbanas de la región.
Estas son las principales conclusiones del informe sobre “Coyuntura laboral en América Latina y el Caribe: crisis y mercado del trabajo”, que destaca que el aumento en el desempleo refleja el impacto de la crisis internacional sobre el mercado laboral.
Según ese texto, al finalizar marzo el desempleo regional se situó en un nivel de 8,5%, por encima del 7,9% del primer trimestre de 2008, lo que supone que en esos tres meses más de un millón de personas se sumaron al desempleo.
De acuerdo con las proyecciones, la tasa media anual de desempleo urbano se situará entre el 8,7 y el 9,1%, un aumento importante frente al 7,5% registrado en 2008, cuando la crisis puso fin a un “ciclo positivo” de cinco años en la región.
Por otra parte, si bien el desempleo sigue afectando de manera más intensa a las mujeres, la desaceleración económica ha impactado más a los hombres a comienzos de 2009, particularmente en las economías más grandes de América Latina y el Caribe.
Se prevé, además, que ante la dificultad de encontrar empleo asalariado, segmentos de la población en edad activa se incorporen a realizar actividades informales en los hogares o en trabajos por cuenta propia de escasa productividad e ingresos.
Asimismo, en el mercado formal de trabajo se espera una tendencia creciente a informalizar los contratos con la idea de reducir costos laborales, lo que traería como consecuencia una mayor precarización del empleo y desprotección social.
También se considera probable que en muchos hogares de menores ingresos la crisis impulse a miembros no activos a la búsqueda de empleo o a incorporarse a alguna actividad laboral, incluyendo a niños, jóvenes, mujeres o grupos de mayor edad.
En cambio, entre los hogares de ingresos medios-altos la crisis podría alentar el retiro de algunas personas del mercado laboral, hasta que las condiciones se modifiquen.
Santiago
EFE
Más de un millón de personas perdieron su trabajo en las ciudades de América Latina y el Caribe durante el primer trimestre de 2009, cuando la tasa de desempleo urbano aumentó 0,6 puntos respecto al mismo periodo de 2008. Así consta en un documento difundido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la CEPAL, que añade que entre 2,8 y 3,9 millones de personas podrían sumarse este año a los 15,9 millones de desempleados que había en 2008 en las zonas urbanas de la región.
Estas son las principales conclusiones del informe sobre “Coyuntura laboral en América Latina y el Caribe: crisis y mercado del trabajo”, que destaca que el aumento en el desempleo refleja el impacto de la crisis internacional sobre el mercado laboral.
Según ese texto, al finalizar marzo el desempleo regional se situó en un nivel de 8,5%, por encima del 7,9% del primer trimestre de 2008, lo que supone que en esos tres meses más de un millón de personas se sumaron al desempleo.
De acuerdo con las proyecciones, la tasa media anual de desempleo urbano se situará entre el 8,7 y el 9,1%, un aumento importante frente al 7,5% registrado en 2008, cuando la crisis puso fin a un “ciclo positivo” de cinco años en la región.
Por otra parte, si bien el desempleo sigue afectando de manera más intensa a las mujeres, la desaceleración económica ha impactado más a los hombres a comienzos de 2009, particularmente en las economías más grandes de América Latina y el Caribe.
Se prevé, además, que ante la dificultad de encontrar empleo asalariado, segmentos de la población en edad activa se incorporen a realizar actividades informales en los hogares o en trabajos por cuenta propia de escasa productividad e ingresos.
Asimismo, en el mercado formal de trabajo se espera una tendencia creciente a informalizar los contratos con la idea de reducir costos laborales, lo que traería como consecuencia una mayor precarización del empleo y desprotección social.
También se considera probable que en muchos hogares de menores ingresos la crisis impulse a miembros no activos a la búsqueda de empleo o a incorporarse a alguna actividad laboral, incluyendo a niños, jóvenes, mujeres o grupos de mayor edad.
En cambio, entre los hogares de ingresos medios-altos la crisis podría alentar el retiro de algunas personas del mercado laboral, hasta que las condiciones se modifiquen.