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EDITORIAL


Nuestro reto no es copiar sino crear

| Jueves 24 mayo, 2012





El reto latinoamericano es apasionante, y de la madurez e inteligencia con que nuestras naciones lo enfrenten dependerá que les vaya mejor que en la Guerra Fría

Nuestro reto no es copiar sino crear

Observar y analizar el caótico entorno en que se mueven las economías de los países de Europa hoy, es tarea ineludible. No obstante, el panorama cambia constantemente y no es fácil intentar ver claro cuando sus variaciones son tan frecuentes y por muy diversos motivos.
La economía mueve al mundo, pero ella hoy no está sola en su crisis, la acompañan muchas otras crisis que necesariamente la impactan más o menos, para bien o para mal o simplemente como un fuerte e ineludible componente agregado.
Por otro lado, el triunfo de François Hollande en Francia incorpora un factor que no sabemos aún qué significará, pero que desde ya anuncia posiciones y empieza a querer dejarse sentir en ese juego de pesos y contrapesos que, por lo demás, es importante para el sistema democrático internacional porque contribuye a un sano equilibrio.
Hasta el momento pareciera que Hollande, cuando menos, busca hacer variar los puntos a discutir en las grandes agendas mundiales y, si eso fuera así, debemos estar atentos a esas agendas. El Presidente francés podría filtrar allí temas que hasta ahora no han sido de mucho interés de Alemania, líder indudable actualmente en la lucha por salir con éxito del caos.
En Europa, Hollande no cuenta con grandes aliados, aunque Italia parece que quiere serlo, pero hizo una jugada importante en el ajedrez al conseguir el apoyo del presidente Barack Obama.
En todo caso, apenas empieza la “nueva partida de ajedrez europea” con Hollande incorporado a ella y seguramente será muy interesante observar cómo se mueven las piezas.
Sin embargo, y a la luz del aprendizaje que tenemos que haber extraído de la historia, deberíamos tener claro que ese juego no es nuestro, ni siquiera de Latinoamérica.
Nuestros pueblos son como adolescentes queriendo entrar a la etapa adulta, y de lo único que deberían ocuparse, además de observar y analizar bien lo que ocurra en Europa y en Estados Unidos, para aprender y moverse con soltura en esos mercados internacionales, es en depurar sus propios sistemas democráticos, liberarlos de las principales pandemias que los azotan, que son la corrupción y las malas administraciones, que en muchos casos producen graves daños y destruyen las enormes riquezas con que cuentan.
El reto latinoamericano es apasionante y de la madurez e inteligencia con que nuestros pueblos lo enfrenten dependerá que en esta nueva era de la humanidad les vaya mejor que en la tristemente recordada Guerra Fría.






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