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EDITORIAL


No renunciar al esfuerzo

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Martes 23 octubre, 2007


Editorial


El buen planeamiento del futuro que ha realizado Panamá en los últimos años lo ha llevado a convertirse en el destino de moda para las compañías que buscan los mejores sitios para establecerse.

En contraposición, Costa Rica parece haberse quedado dormida en sus laureles.

Solo el año pasado los canaleros atrajeron cerca de $1.000 millones más que Costa Rica en inversión extranjera directa, tal y como detalla una información publicada ayer por LA REPUBLICA.

Asimismo, Panamá registró el mayor avance del subcontinente en competitividad, al ascender cinco puestos en el escalafón global y desde ya se presume que será el líder latinoamericano con un índice de crecimiento económico del 8,5%, superior al 6% proyectado para Costa Rica.

Las metas no son obra de la casualidad. Desde hace algunos años los panameños se han fijado un objetivo claro en el cual han dejado de ser estrictamente dependientes del canal, como lo eran en el pasado.

Ahora, la capital se ha convertido en el centro financiero centroamericano por excelencia. Su desarrollo en puertos ha sido notorio y la ampliación de su aeropuerto principal el último año —en un proceso que resultó claramente más ágil y expedito que el de Costa Rica— le han permitido aumentar su capacidad de conexiones y de comercio con el resto de la región.

Por años, los costarricenses hemos presumido de nuestro bienestar a nivel regional. Hemos adoptado el discurso confianzudo de mantener un capital humano de primera, capaz de manejar negocios, aprender rápido y de utilizar nuevas tecnologías según lo requiera el mercado.

Si bien se ha logrado mantener los réditos de esta situación, Costa Rica debe poner atención más seriamente a cultivar sus oportunidades para que estas no se degraden con el tiempo.

La buena imagen mantenida hasta ahora no debe ser motivo para sentarse a esperar a que los frutos caigan del árbol.

Por el contrario, el país debe hacer un esfuerzo cada vez mayor por desarrollar la infraestructura necesaria y evitar los trámites engorrosos para trepar cada día más alto en el árbol de la competitividad y poder obtener los frutos más jugosos de las copas.

El trabajo efectuado por los vecinos del sur se está convirtiendo cada vez más en un ejemplo para otras naciones. Eso no significa que debamos cruzarnos de brazos y renunciar a nuestra posibilidad de ser nosotros el ejemplo para otros países.







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