Llueven críticas contra plan Bush
| Lunes 04 febrero, 2008
Llueven críticas contra plan Bush
Nueva York
La propuesta del presidente estadounidense George W. Bush para ayudar a 1 millón de prestatarios de alto riesgo a evitar la ejecución hipotecaria con bonos exentos de impuestos, se ha topado con un obstáculo: los estados del país no quieren arriesgarse más que las entidades prestamistas privadas.
Los departamentos de vivienda estatales que ya ofrecen opciones para refinanciar hipotecas están rechazando a tantos solicitantes que no les ha sido necesario recaudar fondos en los mercados de capital. Desde que Nueva York dijo que comprometería $100 millones en julio, se han hecho tres de los 500 préstamos previstos. Massachusetts hizo cuatro préstamos dentro de un programa de $250 millones que empezó en agosto, y Ohio hizo apenas 36 de los millares previstos por el gobernador Ted Strickland.
La renuencia a hacer préstamos amenaza hundir una parte decisiva del plan presidencial para atenuar el peor bajón del mercado de la vivienda en 26 años. Los programas estatales han rechazado a más del 50% los prestatarios de alto riesgo porque los hogares de estos han perdido demasiado valor o han acumulado demasiadas deudas, calcula Geoffrey Cooper, director de mercados emergentes en una división de MGIC Investment Co., la mayor aseguradora hipotecaria de Estados Unidos.
“Estas cosas son mayormente trucos de relaciones públicas”, dijo Bruce Marks, director ejecutivo de Neighborhood Assistance Corp. of America. La entidad sin fines de lucro, con sede en Boston, negoció un acuerdo con Countrywide Financial Corp., la mayor firma estadounidense de préstamos hipotecarios para la vivienda, en octubre para modificar las tasas de interés y los términos de un conjunto de hipotecas de alto riesgo valoradas en $16.000 millones, a fin de evitar las ejecuciones hipotecarias.
Bush propuso los bonos municipales el 6 de diciembre dentro de un plan de socorro a los propietarios de hogares, y volvió a plantearlos en su discurso del estado del país el 28 de enero. Dijo que los departamentos estatales de vivienda obtendrían autoridad temporal para refinanciar los préstamos de alto riesgo con las utilidades de los bonos exentos, que pagan intereses bajos.
Actualmente, el Gobierno permite la venta de dichos bonos tan solo cuando los prestatarios compran un hogar nuevo; si los estados necesitan dinero para refinanciar, pueden vender bonos tributables por los que los estados, y a la postre los dueños de viviendas, pagan tasas de interés más elevadas.
Cada año el Gobierno fija un límite a los bonos exentos de los 50 programas de vivienda estatales, y en el 2007 la cantidad autorizada fue de $10 mil millones, según el Consejo Nacional de Departamentos de Vivienda Estatales. No les permitieron usar los fondos para refinanciaciones, y evitaron hasta a los nuevos prestatarios cuyas calificaciones de solvencia los colocaba en la categoría más arriesgada de alto riesgo, dijo Wendy Dolber, analista de vivienda en Standard & Poor’s en Nueva York.
Contrario a las compañías privadas, los departamentos de vivienda no se hallan obligados por ley a documentar los ingresos de los prestatarios, dijo Dolber. Tampoco ofrecen las hipotecas de tasas ajustables que las entidades privadas de préstamos de alto riesgo promovieron antes del colapso de decenas de ellas el año pasado. Los créditos eran especialmente atractivos para los prestatarios menos solventes porque tenían tasas iniciales bajas que se subían posteriormente.
Los departamentos “no podían competir con las entidades verdaderamente de alto riesgo, y no lo hicieron”, dijo Dolber.
Nueva York
La propuesta del presidente estadounidense George W. Bush para ayudar a 1 millón de prestatarios de alto riesgo a evitar la ejecución hipotecaria con bonos exentos de impuestos, se ha topado con un obstáculo: los estados del país no quieren arriesgarse más que las entidades prestamistas privadas.
Los departamentos de vivienda estatales que ya ofrecen opciones para refinanciar hipotecas están rechazando a tantos solicitantes que no les ha sido necesario recaudar fondos en los mercados de capital. Desde que Nueva York dijo que comprometería $100 millones en julio, se han hecho tres de los 500 préstamos previstos. Massachusetts hizo cuatro préstamos dentro de un programa de $250 millones que empezó en agosto, y Ohio hizo apenas 36 de los millares previstos por el gobernador Ted Strickland.
La renuencia a hacer préstamos amenaza hundir una parte decisiva del plan presidencial para atenuar el peor bajón del mercado de la vivienda en 26 años. Los programas estatales han rechazado a más del 50% los prestatarios de alto riesgo porque los hogares de estos han perdido demasiado valor o han acumulado demasiadas deudas, calcula Geoffrey Cooper, director de mercados emergentes en una división de MGIC Investment Co., la mayor aseguradora hipotecaria de Estados Unidos.
“Estas cosas son mayormente trucos de relaciones públicas”, dijo Bruce Marks, director ejecutivo de Neighborhood Assistance Corp. of America. La entidad sin fines de lucro, con sede en Boston, negoció un acuerdo con Countrywide Financial Corp., la mayor firma estadounidense de préstamos hipotecarios para la vivienda, en octubre para modificar las tasas de interés y los términos de un conjunto de hipotecas de alto riesgo valoradas en $16.000 millones, a fin de evitar las ejecuciones hipotecarias.
Bush propuso los bonos municipales el 6 de diciembre dentro de un plan de socorro a los propietarios de hogares, y volvió a plantearlos en su discurso del estado del país el 28 de enero. Dijo que los departamentos estatales de vivienda obtendrían autoridad temporal para refinanciar los préstamos de alto riesgo con las utilidades de los bonos exentos, que pagan intereses bajos.
Actualmente, el Gobierno permite la venta de dichos bonos tan solo cuando los prestatarios compran un hogar nuevo; si los estados necesitan dinero para refinanciar, pueden vender bonos tributables por los que los estados, y a la postre los dueños de viviendas, pagan tasas de interés más elevadas.
Cada año el Gobierno fija un límite a los bonos exentos de los 50 programas de vivienda estatales, y en el 2007 la cantidad autorizada fue de $10 mil millones, según el Consejo Nacional de Departamentos de Vivienda Estatales. No les permitieron usar los fondos para refinanciaciones, y evitaron hasta a los nuevos prestatarios cuyas calificaciones de solvencia los colocaba en la categoría más arriesgada de alto riesgo, dijo Wendy Dolber, analista de vivienda en Standard & Poor’s en Nueva York.
Contrario a las compañías privadas, los departamentos de vivienda no se hallan obligados por ley a documentar los ingresos de los prestatarios, dijo Dolber. Tampoco ofrecen las hipotecas de tasas ajustables que las entidades privadas de préstamos de alto riesgo promovieron antes del colapso de decenas de ellas el año pasado. Los créditos eran especialmente atractivos para los prestatarios menos solventes porque tenían tasas iniciales bajas que se subían posteriormente.
Los departamentos “no podían competir con las entidades verdaderamente de alto riesgo, y no lo hicieron”, dijo Dolber.