El inmenso mundo de las redes sociales
| Sábado 04 junio, 2011
El inmenso mundo de las redes sociales
Cuando el hombre moderno decide ingresar al mundo de las “realidades virtuales” y empieza a dar uso al espacio cibernético (ciberespacio), jamás imaginó la inmensidad del mismo, la variedad de usos que se le está dando y se le puede dar en el futuro; y sobre todo la forma en que vino a acercar el conocimiento, la información y la comunicación; creando un nuevo fenómeno que algunos llaman globalización cibernética, que ya está moviendo la sociedad hacia una transculturización cuyos resultados todavía no nos atrevemos a imaginar.
El Internet como red de comunicación, ha permitido a la sociedad moderna consultar remotamente archivos bajo el protocolo www (word wide web) o mejor conocida como sitios web; pero paralelamente y con una velocidad impresionante se desarrolló el mundo del correo electrónico, el chateo en línea, la telefonía IP, trasmisión de archivos (FTP), compras en línea, los mall virtuales, publicidad en los portales y muros, y quien sabe qué tantas cosa más hay desarrolladas y vendrán en el futuro.
Como papá “moderno” y ante la presión de mis hijas, decidí formar parte de una red social y de esa experiencia me encontrado que existe todo un mundo de acontecimientos que tienen lugar en la Internet. Que ya no es importante dónde se ubiquen físicamente los cibernautas, que la pseudonimidad del visitante permite “colgar de la red” cualquier cosa, que hay grupos que forman los famosos clubes donde se comparten formas de ser y pensar, que de forma fácil se ingresa a la hiperrealidad (dificultada para distinguir entre lo real y la fantasía), y cómo ya hay sitios en donde se mueven en el denominado ciferespacio (espacio cibernético cifrado).
Logré entender el hecho de que nuestros hijos pierden la dimensión del tiempo y pasen horas de horas en ese mundo virtual, y como la gran trampa de ese mundo es permitir fácilmente ingresar, seducirnos a “taladrar” y ante la no existencia de límites virtuales, solo queda la conciencia y los valores para no parar en cualquier lugar y tener la fuerza de voluntad para salir de ahí inmediatamente.
Ing. Mynor Retana C.
mretanaca@gmail.com
Cuando el hombre moderno decide ingresar al mundo de las “realidades virtuales” y empieza a dar uso al espacio cibernético (ciberespacio), jamás imaginó la inmensidad del mismo, la variedad de usos que se le está dando y se le puede dar en el futuro; y sobre todo la forma en que vino a acercar el conocimiento, la información y la comunicación; creando un nuevo fenómeno que algunos llaman globalización cibernética, que ya está moviendo la sociedad hacia una transculturización cuyos resultados todavía no nos atrevemos a imaginar.
El Internet como red de comunicación, ha permitido a la sociedad moderna consultar remotamente archivos bajo el protocolo www (word wide web) o mejor conocida como sitios web; pero paralelamente y con una velocidad impresionante se desarrolló el mundo del correo electrónico, el chateo en línea, la telefonía IP, trasmisión de archivos (FTP), compras en línea, los mall virtuales, publicidad en los portales y muros, y quien sabe qué tantas cosa más hay desarrolladas y vendrán en el futuro.
Como papá “moderno” y ante la presión de mis hijas, decidí formar parte de una red social y de esa experiencia me encontrado que existe todo un mundo de acontecimientos que tienen lugar en la Internet. Que ya no es importante dónde se ubiquen físicamente los cibernautas, que la pseudonimidad del visitante permite “colgar de la red” cualquier cosa, que hay grupos que forman los famosos clubes donde se comparten formas de ser y pensar, que de forma fácil se ingresa a la hiperrealidad (dificultada para distinguir entre lo real y la fantasía), y cómo ya hay sitios en donde se mueven en el denominado ciferespacio (espacio cibernético cifrado).
Logré entender el hecho de que nuestros hijos pierden la dimensión del tiempo y pasen horas de horas en ese mundo virtual, y como la gran trampa de ese mundo es permitir fácilmente ingresar, seducirnos a “taladrar” y ante la no existencia de límites virtuales, solo queda la conciencia y los valores para no parar en cualquier lugar y tener la fuerza de voluntad para salir de ahí inmediatamente.
Ing. Mynor Retana C.
mretanaca@gmail.com