Ejército popular de Zelaya a la espera de instrucciones
| Sábado 01 agosto, 2009
Aguardan desde el miércoles para incursionar en el país
Ejército popular de Zelaya a la espera de instrucciones
• Cerca de 300 seguidores del depuesto mandatario lo ayudarían en un tercer intento de incursión
Tegucigalpa –AFP. Los futuros “soldados del ejército popular” que el depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, planea formar en la frontera de Nicaragua para presionar a los golpistas, aguardaban ayer instrucciones en un ambiente de incertidumbre y cansancio.
Este grupo de simpatizantes ha ido en aumento desde la semana anterior, cuando trató de cruzar la frontera entre Nicaragua y Honduras sin éxito.
Zelaya se instaló hace una semana en Ocotal, pueblo de unos 45.000 habitantes anclado en una boscosa meseta de la cordillera de Dipilto, para organizar a sus seguidores, quienes conviven sin problema con los nicaragüenses de la zona.
El derrocado presidente anunció el miércoles que formaría con sus seguidores un “ejército popular” en fincas aledañas a la ciudad, para que lo acompañen en un tercer intento de retorno a Honduras.
“No sé todavía qué es lo que vamos a hacer, eso lo manejan los coordinadores de los grupos”, dijo a la AFP Pablo Pérez, un diminuto campesino hondureño que cruzó a Nicaragua para apoyar a Zelaya, burlando el cerco militar dispuesto por el gobierno de facto en la frontera.
Pérez, oriundo del departamento de Colón, es uno de más de 300 seguidores de Zelaya que se hallan apostados en la fronteriza ciudad nicaragüense de Ocotal, 226 km al norte de Managua, con la idea de formar una resistencia cívica contra el régimen que surgió del golpe de Estado en Honduras.
Pero la incertidumbre reinaba en la zona fronteriza luego de que partió a Managua para reunirse el jueves con emisarios de Estados Unidos que buscan reactivar la vía de la negociación como salida al conflicto, y delegó a su cercano colaborador, Carlos Reina, la organización y entrenamiento de sus “soldados” en Ocotal.
Las medidas contra el gobierno de facto por parte de los Estados Unidos se han intensificado, incluso con la cancelación de las visas a cuatro ministros de Zelaya, que ahora conforman el gabinete del gobierno de facto de Roberto Micheletti.
“No hemos recibido capacitaciones”, dijo a la AFP Rubén Ortiz, un campesino hondureño, de 60 años, a quien, poco después, un correligionario le ordenó callarse.
El hotel “Fronteras” de Ocotal, donde se alojó el depuesto presidente con todos sus colaboradores y más de un centenar de agentes de seguridad de la policía nicaragüense, este viernes lucía vacío por fuera.
Según algunos allegados, antes de viajar a Managua Zelaya canceló sus cuentas en el hotel, pero los empleados del centro dijeron que las habitaciones seguían reservadas.
“Por ahora, simplemente vamos a divertirnos, a distraernos, vamos a hacer las milicias (aquí en Ocotal), pero nada de armas”, comentó camino hacia su albergue, Arnoldo Moreno, otro de los campesinos.
La falta de información sobre las actividades de Zelaya alimentaba en la frontera nicaragüense numerosos rumores y comentarios de lugareños, como los que sostienen que Zelaya realmente no quiere regresar a Tegucigalpa y busca quedarse a vivir en alguna finca de Ocotal.
Entre los 'zelayistas' hay campesinos pobres, jóvenes de apariencia forajida y algunas mujeres que este viernes buscaban cansadas quien las ayudara a regresar a sus casas, porque tienen miedo de ser detenidas por los militares por haber cruzado la frontera por puntos ciegos.
Zelaya, un adinerado ganadero de 56 años que giró a la izquierda y se alineó con el presidente venezolano Hugo Chávez, fue derrocado y enviado al exilio el 28 de junio por los militares con apoyo de poderosos sectores civiles que lo acusaron de tratar de reformar la Carta Magna para su reelección.
La posibilidad de una incursión militar ha sido descartada de momento, a pesar de las incitaciones del mandatario de Venezuela, Hugo Chávez; y del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega que insinúan una acción de este tipo.
Desde esa fecha, no se ha logrado un acercamiento entre Micheletti y Zelaya, a pesar de la mediación del presidente de Costa Rica, Óscar Arias, que propuso a ambos el Acuerdo de San José, para resolver la crisis política que vive ese país.
Mientras tanto, la presión para la economía hondureña sigue en ascenso, con la suspensión de la ayuda internacional de los Estados Unidos, y algunos programas de apoyo de la Unión Europea.
El gobierno de facto encabezado por Roberto Micheletti enfrenta una fuerte presión internacional, mientras Zelaya trata de ingresar a territorio hondureño desde Nicaragua.
Ejército popular de Zelaya a la espera de instrucciones
• Cerca de 300 seguidores del depuesto mandatario lo ayudarían en un tercer intento de incursión
Tegucigalpa –AFP. Los futuros “soldados del ejército popular” que el depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, planea formar en la frontera de Nicaragua para presionar a los golpistas, aguardaban ayer instrucciones en un ambiente de incertidumbre y cansancio.
Este grupo de simpatizantes ha ido en aumento desde la semana anterior, cuando trató de cruzar la frontera entre Nicaragua y Honduras sin éxito.
Zelaya se instaló hace una semana en Ocotal, pueblo de unos 45.000 habitantes anclado en una boscosa meseta de la cordillera de Dipilto, para organizar a sus seguidores, quienes conviven sin problema con los nicaragüenses de la zona.
El derrocado presidente anunció el miércoles que formaría con sus seguidores un “ejército popular” en fincas aledañas a la ciudad, para que lo acompañen en un tercer intento de retorno a Honduras.
“No sé todavía qué es lo que vamos a hacer, eso lo manejan los coordinadores de los grupos”, dijo a la AFP Pablo Pérez, un diminuto campesino hondureño que cruzó a Nicaragua para apoyar a Zelaya, burlando el cerco militar dispuesto por el gobierno de facto en la frontera.
Pérez, oriundo del departamento de Colón, es uno de más de 300 seguidores de Zelaya que se hallan apostados en la fronteriza ciudad nicaragüense de Ocotal, 226 km al norte de Managua, con la idea de formar una resistencia cívica contra el régimen que surgió del golpe de Estado en Honduras.
Pero la incertidumbre reinaba en la zona fronteriza luego de que partió a Managua para reunirse el jueves con emisarios de Estados Unidos que buscan reactivar la vía de la negociación como salida al conflicto, y delegó a su cercano colaborador, Carlos Reina, la organización y entrenamiento de sus “soldados” en Ocotal.
Las medidas contra el gobierno de facto por parte de los Estados Unidos se han intensificado, incluso con la cancelación de las visas a cuatro ministros de Zelaya, que ahora conforman el gabinete del gobierno de facto de Roberto Micheletti.
“No hemos recibido capacitaciones”, dijo a la AFP Rubén Ortiz, un campesino hondureño, de 60 años, a quien, poco después, un correligionario le ordenó callarse.
El hotel “Fronteras” de Ocotal, donde se alojó el depuesto presidente con todos sus colaboradores y más de un centenar de agentes de seguridad de la policía nicaragüense, este viernes lucía vacío por fuera.
Según algunos allegados, antes de viajar a Managua Zelaya canceló sus cuentas en el hotel, pero los empleados del centro dijeron que las habitaciones seguían reservadas.
“Por ahora, simplemente vamos a divertirnos, a distraernos, vamos a hacer las milicias (aquí en Ocotal), pero nada de armas”, comentó camino hacia su albergue, Arnoldo Moreno, otro de los campesinos.
La falta de información sobre las actividades de Zelaya alimentaba en la frontera nicaragüense numerosos rumores y comentarios de lugareños, como los que sostienen que Zelaya realmente no quiere regresar a Tegucigalpa y busca quedarse a vivir en alguna finca de Ocotal.
Entre los 'zelayistas' hay campesinos pobres, jóvenes de apariencia forajida y algunas mujeres que este viernes buscaban cansadas quien las ayudara a regresar a sus casas, porque tienen miedo de ser detenidas por los militares por haber cruzado la frontera por puntos ciegos.
Zelaya, un adinerado ganadero de 56 años que giró a la izquierda y se alineó con el presidente venezolano Hugo Chávez, fue derrocado y enviado al exilio el 28 de junio por los militares con apoyo de poderosos sectores civiles que lo acusaron de tratar de reformar la Carta Magna para su reelección.
La posibilidad de una incursión militar ha sido descartada de momento, a pesar de las incitaciones del mandatario de Venezuela, Hugo Chávez; y del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega que insinúan una acción de este tipo.
Desde esa fecha, no se ha logrado un acercamiento entre Micheletti y Zelaya, a pesar de la mediación del presidente de Costa Rica, Óscar Arias, que propuso a ambos el Acuerdo de San José, para resolver la crisis política que vive ese país.
Mientras tanto, la presión para la economía hondureña sigue en ascenso, con la suspensión de la ayuda internacional de los Estados Unidos, y algunos programas de apoyo de la Unión Europea.
El gobierno de facto encabezado por Roberto Micheletti enfrenta una fuerte presión internacional, mientras Zelaya trata de ingresar a territorio hondureño desde Nicaragua.