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COLUMNISTAS


Chocolate sin cacao

Leiner Vargas lvargas@una.ac.cr | Martes 17 septiembre, 2013


Si queremos obra pública ha llegado el momento de pensar en serio en una reforma fiscal


Reflexiones

Chocolate sin cacao

Los eventos de la semana pasada me dejan, como a muchos costarricenses, un agridulce sabor de boca. Por una parte quienes somos aficionados al futbol nos dimos un taco en el ojo, al ver jugar la selección contra los Estados Unidos y luego, con un juego más modesto en Jamaica, obtener la clasificación al mundial. Evento simbólico que anticipa un 2014 lleno de nuevas esperanzas y de ilusiones para quienes vivimos eso, la magia del futbol.
Empero, casi al mismo tiempo y como si fuera un cáncer de nuestro sistema vial, se desata el problema de la Alcantarilla en la circunvalación versión 1, cuando es afectada por el caudal y la escorrentía de un día lluvioso y su réplica, el evento en versión 2, cuando la imprudencia y las ocurrencias del CONAVI nos dan atolillo con el dedo a los conductores y se tiene que desarmar la infraestructura de puentes que con bombos y platillos se habían instalado en el sitio.
Lamentablemente los y las costarricenses o tenemos mala memoria o nos hacemos de la vista gorda para evitar enfrentar los problemas tal cual son.
Las obras viales y en general la infraestructura del país han sido castigadas por cerca de 30 años de ajustes en el presupuesto público. Al final de día, el ajuste fiscal se ha traducido en pérdidas de recursos humanos valiosos del sector público y en reducciones en la inversión pública, aspectos que retrasan año con año las necesidades de recuperación, rehabilitación y mejora de nuestra infraestructura.
Es claro que las obras viales fueron diseñadas para tránsito de menos de un millón de vehículos y que cientos de puentes no resisten el tránsito de masa que transita hoy en nuestras calles. En tan solo diez años tendremos cerca de tres veces el número de vehículos que teníamos al empezar este siglo.
Es de esperar que las obras no soporten el paso del tiempo, ya que cuando se diseñaron existía un tren de carga y las carreteras no tenían que soportar el peso de tanto vehículo pesado. Es claro también que las obras sin mantenimiento y rehabilitación no duran para siempre.
Es más fácil culpar a unos cuantos ingenieros jóvenes y seguramente mal pagados o capturados por los intereses privados en un CONAVI claramente colapsado, que mirar un poco más allá.
Ciertamente el MOPT y sus Consejos no se pueden quedar así, se requiere cirugía mayor, pero no es posible pensar que el país pueda seguir haciendo chocolate sin cacao. Será que seguiremos pensando a corto plazo que donde necesitamos un puente hacemos una platina, dónde requerimos una autopista hacemos una trocha.
El país requiere resolver con urgencia el problema fiscal y evitar caer en el sinsentido del corto plazo, no es posible avanzar en obra pública si no brindamos las mejores condiciones al MOPT, no se le puede pedir anonas a un palito de guayaba, es prioridad hacerlo por el bienestar de todos, pero eso requiere cacao y nuestro Estado no lo tiene. Si queremos obra pública ha llegado el momento de pensar en serio en una reforma fiscal.

Leiner Vargas Alfaro
www.leinervargas.com
 

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