Sistema Judicial y Corrupción Estructural
| Sábado 05 enero, 2013
Sin duda alguna, la corrupción es un problema de grave trascendencia pública, pocas veces se examinan sus orígenes, pero identificarlos resulta fundamental para proponer fórmulas eficaces para combatirla
Sistema Judicial y Corrupción Estructural
En las últimas dos décadas el gobierno de Costa Rica pero muy específicamente el Sistema Judicial que además de deficiente, ha limitado la capacidad del estado de procesar con eficacia a aquellos acusados de desviar recursos públicos con fines privados y otros por tráfico de influencias entre otros delitos.
Lo que supone que cuando un gobierno monopoliza el poder, y administra discrecionalmente los recursos públicos, anulando por ignorancia u omisión las herramientas de transparencia que permiten la participación ciudadana en el control de la gestión pública, se produce un efecto de corrupción estructural.
Sin duda alguna, la corrupción es un problema de grave trascendencia pública, pocas veces se examinan sus orígenes, pero identificarlos resulta fundamental para proponer fórmulas eficaces para combatirla.
En un marco de corrupción estructural, se desactivan los pesos y contrapesos del sistema, y como ejemplo; los actos de supuesta corrupción consentida de funcionarios públicos de alto rango entre ellos algunos ex presidentes que lamentablemente fueron absueltos por tecnicismos legales o por prescripción demostrando la impunidad y ineficiencia del sistema, premiando los antivalores y la falta de lucidez en la función pública.
Para lograr la transparencia también es importante tener como aliado el funcionamiento adecuado de las instituciones democráticas, una prensa libre y acceso directo del público a la información relacionada con el ejercicio del poder y las actividades gubernamentales.
A todas luces estos hechos tienen como común denominador, un estado ausente en el control y cómplice de la codicia ilimitada, porque la corrupción pone a todos los ciudadanos a la intemperie de la ley, y a los usuarios de los servicios públicos en estado de indefensión y como protagonistas de la tragedia inevitable.
Cada gobierno debe convertirse en garante del cumplimiento de la ley en donde el estado genere en la sociedad dos efectos muy relacionados entre sí: primero, un efecto condenatorio que alcanza a todo aquel que comete un delito y segundo, un efecto preventivo por temor a la condena, resultando en una sociedad ajustada a derecho y apegada a las normas.
Sin embargo, las sociedades que logran vencer a la corrupción son sociedades que participan más allá del voto, que controlan a sus gobiernos a partir de la democracia participativa y construyen institucionalidades que sostienen en el tiempo soluciones a los problemas y dilemas sociales más allá de los gobiernos de turno.
Finalmente, el estado debe retomar la responsabilidad elemental de salvaguardar los valores básicos para construir una sociedad en donde la justicia sea imparcial. No obstante se debe entender la impunidad como algo que va más allá de la ausencia de castigo; porque constituye una violación de la obligación general que tienen los estados de investigar, juzgar y condenar.
Luis Fernando Allen Forbes
Director Ejecutivo
Asociación Salvemos el Río Pacuare