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EDITORIAL


La bomba de tiempo

| Lunes 20 agosto, 2012





Estamos ante una bomba de tiempo que, para desactivarse, necesita de una eficiente administración del país a un menor costo y acabar con la corrupción

La bomba de tiempo

Como una “bomba de tiempo”, así se refiere una amplia nota de este medio hoy a las pérdidas que viene enfrentando el gobierno sin que se hayan tomado las medidas para frenar y acabar con el problema.
La misma menciona también a los países de Europa que han sufrido seriamente por la misma causa y, aunque no se puedan hacer comparaciones por variables que la misma nota señala, lo más preocupante de todo en realidad pareciera ser el hecho de que en Costa Rica se piensa en endeudarse más, pero no en tomar las medidas para entrar a un franco proceso de reducción de pérdidas.
Algunas débiles medidas adoptadas, como se sabe, no han significado la mejoría que se necesita.
Por el contrario, casi día a día aparecen nuevos casos que denotan mala administración, desperdicio de los dineros públicos y hasta supuestos desvíos de fondos que tardan demasiado en aclararse y establecer responsabilidades.
Es preocupante que todo esto suceda porque es evidente que a corto plazo unas veces y a mediano otras, el asunto no beneficiará a nadie, por el contrario, traerá serios problemas a las personas, a la economía y a la clase política.
Las empresas del sector privado que de manera honrada y esforzada empujan hacia adelante la economía del país ansían tener un gobierno eficiente con menores servicios a menor costo. Pero este les ofrece deficientes servicios a causa de una mala administración.
Un sector público que gracias a innumerables casos ha demostrado ya estar carente de los debidos controles que le exijan un buen rendimiento.
El gobierno mientras tanto no ha mostrado una mano firme que dé prioridad a la urgente necesidad de reestructurar las instituciones rompiendo las telarañas internas que paralizan cualquier intento de los funcionarios eficientes en las instituciones, por más intenciones que estos tengan de hacer bien y rápido sus tareas.
Esto, que genera todo tipo de males al país, debe romperse y con ello romper al mismo tiempo cualquier vínculo no sano que en algunos casos pueda tener con empresas privadas que hayan caído en las mismas irregularidades. Ya se sabe que siempre que hay corruptos suele haber corruptores o al menos quienes estén dispuestos a aceptar la vía no decente.
Costa Rica, sin duda, necesita muchas buenas medidas para transitar hacia un sano desarrollo sostenible, entre ellas, una eficiente administración del país a un menor costo y acabar con la corrupción, pública o privada.






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