Clase media se resiste a la pobreza
Carolina Acuña cacuna@larepublica.net | Lunes 06 diciembre, 2010
• Educación es la mejor manera de elevar el nivel socioeconómico
Clase media se resiste a la pobreza
La resistencia de la clase media-baja costarricense para no caer en la pobreza se ha recuperado en los últimos años, y una de las principales causas es la escolaridad, de acuerdo con el informe Perspectivas Económicas de América Latina 2011, del Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Costa Rica experimentó un aumento en el índice de pobreza y han descendido los índices de movilidad social potencial desde 2007, debido a problemas de crecimiento de la economía. Pero aun así, su clase media se encuentra entre las más resistentes de Latinoamérica, junto con la de Uruguay, que se resisten a ser pobres.
La educación es la manera más segura de elevar el nivel social y económico de las nuevas generaciones de jóvenes, pero la capacidad de los sistemas educativos para promover esta movilidad social ascendente es cada vez más limitada. La calidad de la educación recibida se encuentra ligada al contexto socioeconómico. Por ejemplo, un latinoamericano cuyos padres son analfabetos tiene diez veces más probabilidad de ser analfabeto que de terminar estudios universitarios.
El informe detalla también que los ticos que se encuentran dentro de la clase media son, en su mayoría, empleados del sector privado o sus propios jefes, y en gran parte pertenecientes al sector informal de la economía. Contrario a la creencia de que son trabajadores del Estado, donde se nota una preponderancia de personas pertenecientes más bien a la clase más adinerada del país.
Entre los datos regionales del estudio se destaca que aunque la clase media en América Latina está creciendo y comienza a ser un motor para el progreso económico, continúa siendo económicamente vulnerable en comparación con los países de alto ingreso de la OCDE.
“Una creciente y vibrante clase media es señal de buenas perspectivas económicas en América Latina,” declaró Angel Gurría, secretario general de la OCDE. “Sin embargo, los latinoamericanos que se encuentran en el medio de la distribución del ingreso, siguen enfrentando considerables problemas en términos de su poder adquisitivo, nivel de educación y estabilidad del empleo”, agregó.
Los gobiernos latinoamericanos deben asegurar que los estratos medios no desciendan en la escala económica. La informalidad en el mercado laboral es muy elevada en este segmento de la población. Dado que el empleo informal está estrechamente relacionado con una baja cobertura de protección social, menos de la mitad de estos trabajadores pertenecientes a los estratos medios se benefician actualmente de una cobertura adecuada de seguridad social al momento de llegar a la vejez o al perder su empleo.
En general, existe una relación estrecha entre el tamaño de una próspera clase media y un crecimiento económico a largo plazo, una mayor igualdad y una menor pobreza. Sin embargo, los altos niveles de empleo informal, la baja cobertura de programas de protección social y los recursos fiscales limitados para mejorar los servicios públicos pueden anular los posibles beneficios en América Latina.
Clase media se resiste a la pobreza
La resistencia de la clase media-baja costarricense para no caer en la pobreza se ha recuperado en los últimos años, y una de las principales causas es la escolaridad, de acuerdo con el informe Perspectivas Económicas de América Latina 2011, del Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Costa Rica experimentó un aumento en el índice de pobreza y han descendido los índices de movilidad social potencial desde 2007, debido a problemas de crecimiento de la economía. Pero aun así, su clase media se encuentra entre las más resistentes de Latinoamérica, junto con la de Uruguay, que se resisten a ser pobres.
La educación es la manera más segura de elevar el nivel social y económico de las nuevas generaciones de jóvenes, pero la capacidad de los sistemas educativos para promover esta movilidad social ascendente es cada vez más limitada. La calidad de la educación recibida se encuentra ligada al contexto socioeconómico. Por ejemplo, un latinoamericano cuyos padres son analfabetos tiene diez veces más probabilidad de ser analfabeto que de terminar estudios universitarios.
El informe detalla también que los ticos que se encuentran dentro de la clase media son, en su mayoría, empleados del sector privado o sus propios jefes, y en gran parte pertenecientes al sector informal de la economía. Contrario a la creencia de que son trabajadores del Estado, donde se nota una preponderancia de personas pertenecientes más bien a la clase más adinerada del país.
Entre los datos regionales del estudio se destaca que aunque la clase media en América Latina está creciendo y comienza a ser un motor para el progreso económico, continúa siendo económicamente vulnerable en comparación con los países de alto ingreso de la OCDE.
“Una creciente y vibrante clase media es señal de buenas perspectivas económicas en América Latina,” declaró Angel Gurría, secretario general de la OCDE. “Sin embargo, los latinoamericanos que se encuentran en el medio de la distribución del ingreso, siguen enfrentando considerables problemas en términos de su poder adquisitivo, nivel de educación y estabilidad del empleo”, agregó.
Los gobiernos latinoamericanos deben asegurar que los estratos medios no desciendan en la escala económica. La informalidad en el mercado laboral es muy elevada en este segmento de la población. Dado que el empleo informal está estrechamente relacionado con una baja cobertura de protección social, menos de la mitad de estos trabajadores pertenecientes a los estratos medios se benefician actualmente de una cobertura adecuada de seguridad social al momento de llegar a la vejez o al perder su empleo.
En general, existe una relación estrecha entre el tamaño de una próspera clase media y un crecimiento económico a largo plazo, una mayor igualdad y una menor pobreza. Sin embargo, los altos niveles de empleo informal, la baja cobertura de programas de protección social y los recursos fiscales limitados para mejorar los servicios públicos pueden anular los posibles beneficios en América Latina.