Sin Keystone en EE.UU., TransCanada orienta su expansión a México
Bloomberg | Miércoles 18 noviembre, 2015
Transcurridos unos días desde que Estados Unidos rechazó la propuesta de TransCanada Corp. de ampliar su red de oleoductos Keystone a través de Norteamérica, México le abrió los brazos.
La semana pasada, TransCanada obtuvo los derechos para su sexto gasoducto en México, uno de los objetivos clave de la empresa para su crecimiento.
La decisión del 10 de noviembre tuvo lugar cuatro días después de que Estados Unidos rechazó la oferta de TransCanada de ampliar su proyecto Keystone XL de arenas petrolíferas cruzando la frontera a Nebraska donde se conectaría con oleoductos existentes que van hacia las refinerías de la Costa del Golfo.
La necesidad de inversión extranjera de México para que el país mejore su infraestructura es una oportunidad bienvenida para TransCanada después de perder su batalla de siete años por completar Keystone XL.
La compañía canadiense, que es propietaria tanto de tuberías como de centrales eléctricas, proyecta invertir más de $3 mil millones en el país para 2017, dijo Robert Jones, presidente de operaciones en México.
“Vemos una serie de oportunidades a corto y a largo plazo”, dijo Jones en una entrevista desde su oficina de Ciudad de México el 13 de noviembre. México proyecta llevar a cabo cinco licitaciones de gasoductos antes de fines de enero, y TransCanada “estará en todas”.
El nuevo gasoducto de 263 kilómetros (163 millas) transportará gas natural desde la ciudad portuaria costera de Tuxpan hasta el polo industrial central de Tula, dando a TransCanada lo que Jones denominó “una linda base” en un importante mercado de gas natural para el país.
Con el contrato, la compañía ahora cuenta con los derechos para desarrollar y operar 2 mil kilómetros de gasoductos en México, dijo Jones. La oferta de TransCanada por el proyecto superó las de Grupo Carso SAB de Carlos Slim y de Infraestructura Energética Nova SAB, la unidad local de SempraEnergy.
La expansión de TransCanada en México coincide con la reforma del sector energético emprendida por el país que puso fin a los monopolios estatales de la Comisión Federal de Electricidad y de Petróleos Mexicanos, abriendo la puerta a la inversión privada.