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Preservemos la esencia del turismo "pura vida"

Casey Halloran redaccion@larepublica,net | Martes 06 junio, 2023

C

Casey Halloran

CEO & Co-Founder

Namu Travel

En mis años trabajando en la industria de viajes de Costa Rica, he sido testigo de numerosos desafíos que han puesto a prueba nuestra resiliencia. Desde el estallido de la burbuja puntocom y el 9/11 hasta las crisis financieras, las pandemias y la política volátil, lo hemos enfrentado todo. Sin embargo, hemos logrado sobrevivir, gracias a un gran liderazgo, trabajo en equipo y la esencia de Costa Rica.

Costa Rica siempre ha sido un retiro, un lugar que calma el alma y hace que todo se sienta bien. Su ambiente único, su "pura vida", atrae a la gente incluso en tiempos difíciles. Es por eso que la industria turística de Costa Rica prospera y continúa liderando la sostenibilidad, beneficiando tanto al medio ambiente como a los medios de vida de cientos de miles de personas.

A diferencia de muchos países latinoamericanos, Costa Rica ha elevado la calidad de vida de sus ciudadanos a través del turismo, creando oportunidades y prosperidad en las zonas rurales. Ha evitado la afluencia de personas afectadas por la pobreza a las ciudades, evitando la división entre la ciudad y el campo que existe en otros lugares.

Sin embargo, existe una creciente amenaza para el turismo costarricense: alquileres vacacionales sin licencia. Aunque generalmente apoyo menos regulaciones, el juego limpio es esencial. Las empresas que cumplen con las reglas están sufriendo debido a la ventaja injusta que disfrutan los alquileres de casas y habitaciones sin licencia. Para preservar nuestro modelo turístico único, debemos regular estos alquileres. Estas son las principales razones por las cuales esto debe ocurrir:

1. Ingresos fiscales no realizados: La industria de alquileres vacacionales en Costa Rica tiene un valor de alrededor de $ 800 millones anuales, pero permanece en gran medida libre de impuestos. La implementación de un impuesto del 13% (IVA) podría generar $ 100 millones adicionales por año, abordando las restricciones presupuestarias y financiando la prevención del delito, la infraestructura del agua y las iniciativas ecológicas.

2. Igualdad de condiciones: Los alquileres sin licencia evitan gastos como impuestos, licencias y contribuciones a la seguridad social, lo que les da una ventaja de costos del 25-35%. La regulación de la industria garantizaría una competencia leal y crearía un campo de juego nivelado para los operadores de alojamiento con licencia.

3. Compartiendo la riqueza: La industria turística de Costa Rica distribuye la riqueza entre las partes interesadas locales. Los empleados en hoteles pequeños y medianos reciben buenos salarios y beneficios. Sin embargo, los alquileres de vacaciones a menudo emplean personal de manera informal, careciendo de estos beneficios. Además, los propietarios de viviendas de lujo a menudo son extranjeros no residentes que no contribuyen a los programas de bienestar social.

4. Cerrando la brecha: La inversión inmobiliaria posterior a la pandemia en casas de lujo ha aumentado, lo que ha llevado a un aumento en los alquileres de vacaciones sin licencia. Esto ha creado una creciente división entre los inversores extranjeros ricos y los locales, causando resentimiento y aumento de la delincuencia. También ha llevado a un aumento de los precios de alquiler, lo que dificulta la prosperidad de los profesionales de la clase trabajadora y la industria del turismo.

Debemos tomar medidas ahora para evitar que las comunidades turísticas en Costa Rica se dividan en dos clases. Necesitamos definir el tipo de destino que queremos ser y alinear nuestros incentivos en consecuencia. Preservemos la esencia del turismo "pura vida" y aseguremos una convivencia armoniosa entre locales y visitantes. Es hora de actuar antes de que sea demasiado tarde.






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