Menos rutas en la capital, pago con tarjeta y flota verde, entre las mejoras al servicio de autobús

El origen del caos vial en algunas zonas de la capital es la confluencia de miles de rutas de buses durante todo el día.

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Por décadas los estudios lo han evidenciado, pero es poco lo que se ha realizado para mejorarlo.

La semana pasada surgió una nueva iniciativa que promete resolver el problema en los próximos seis años.

Una vez más se trata de la sectorización del transporte público, complementado con avances tecnológicos a favor del usuario y del ambiente.

Son condiciones que incorporó el Consejo de Transporte Público (CTP) en los nuevos contratos de concesiones de las rutas de buses, aprovechando que todas se vencieron el jueves pasado.

A partir de ahora, si una empresa desea seguir operando tendrá que comprometerse con el cambio o no obtiene la renovación.

Pero, ¿de qué se trata el programa? De ordenar las rutas que trasladan pasajeros a San José, de manera que no todas puedan ingresar al centro.

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Para ello, las empresas que operan las 35 rutas de buses que hay en la capital deberán constituirse en un gran consorcio autobusero.

Esto porque el nuevo servicio se basará en un sistema de sectores y subsectores y ya no por rutas individuales, anunció el Consejo de Transporte Público (CTP).

El principio es que unos trasladen a los usuarios desde sus comunidades hacia un punto intermedio donde se haría trasbordo para que el otro los lleve al centro de la capital de manera exclusiva.

Para hacer ese cambio es necesario implementar el pago electrónico, que es otro de los ajustes que se incorporará al modelo.

Consiste en un sistema que le permitirá al usuario hacer un único pago, aunque aborde más de un bus para llegar a su objetivo, lo que facilitaría además la intermodalidad con otras modalidades como el tren y los taxis.

La implementación total del nuevo esquema de transporte en autobús demandará seis años para cumplir las cuatro etapas en que se dividió el programa.

Como parte del cambio, se exige también la renovación de la flota actual de diésel por vehículos de tecnologías cero emisiones, para combatir la contaminación ambiental.