Electrocución de vida silvestre es el resultado de planificación desordenada de infraestructura

La construcción desordenada de edificaciones y otras obras de infraestructura en varias regiones del país, está poniendo en riesgo la vida silvestre de Costa Rica y así lo alertan medios internacionales, que reportan miles de electrocuciones de monos aulladores en Nosara, Guanacaste.

Más de 7 mil incidentes de este tipo se registraron entre 2018 y 2019 al contabilizar todas las especies afectadas, incluyendo los monos aulladores, carablanca y tití, quienes, debido a la pérdida acelerada de su hábitat, atentan contra su vida al cruzar por los tendidos eléctricos.

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Sin embargo, el número de casos no está actualizado y se cree que hay un subregistro del verdadero impacto para la fauna.

Ante esta realidad, varios expertos y organizaciones conservacionistas señalan que existe una deuda país en esta materia.

Se trata de un marco jurídico que obligue a la construcción de mecanismos para evitar las electrocuciones.

“Se necesita que el estado establezca la obligatoriedad de hacer estudios de impacto ambiental en cuanto a la distribución eléctrica y así proteger las especies silvestres, ya sea con cables subterráneos, aislados o semi aislados, entre otras opciones”, dijo Inés Azofeifa, investigadora de la organización SalveMonos.

Además, solicitan que se intervengan “puntos calientes” donde se reportan mayores electrocuciones de los animales.

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Un evidente crecimiento desordenado y mala planificación de la nueva infraestructura es parte del problema, según Luis Diego Marín, coordinador regional de Preserve Planet.

“La Asamblea Legislativa debe encargarse de crear un marco jurídico adecuado en donde se realice un exhaustivo análisis de las regiones afectadas. Con base en eso crear una legislación que obligue a todas las personas que habitan en el sitio, a crear corredores biológicos para que los monos se trasladen”, explicó Marín.

Establecer una obligatoriedad para que el Estado construya pasos de fauna silvestre es lo que plantea un proyecto de Ariel Robles, diputado del Frente Amplio, para disminuir la muerte de biodiversidad por esta causa.

“Hay muchas personas que vienen a este país a ver la fauna, no la fauna atropellada o electrocutada, sino que vienen a verla viva, protegida y en toda su expresión”, explicó Robles.

A partir de 2019 se empezó a gestar una labor articulada para registrar cifras de electrocuciones de fauna silvestre, que incluye a instituciones de gobiernos y las empresas eléctricas del país.

El equipo de electrificación sostenible, liderado por el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae), coincide que hay mucho por hacer todavía, y que la mala planificación de las construcciones es un factor fundamental para provocar esta fragmentación de los ecosistemas.

“La electrocución por tendidos eléctricos es una consecuencia, para mí, como bióloga, es un problema de mala planificación de estas infraestructuras para la calidad de vida para los costarricenses, pero a la vez afectan la vida de cada uno de nosotros mismos, una pérdida de biodiversidad se relaciona con pérdida de calidad de vida de las personas y además el tema del turismo, que es de lo que vive Costa Rica”, dijo Shirley Ramírez, bióloga de la Comisión Nacional de Gestión de la Biodiversidad Conagebio) del Minae y líder de este equipo.

Dispositivos anti-escalamiento en cables de anclaje del posteado eléctrico, electrostáticos en aisladores de porcelana y aislantes para transformadores, cobertores de cuchillas corta-circuitos y pasos de fauna son parte de los mecanismos que instalan las empresas, sin embargo, no existe una cifra general de cuánto han aumentado estos equipos desde el 2019.

Por otra parte, en junio se presentarán los resultados de la nueva Guía para la prevención y mitigación de electrocución de la fauna silvestre por tendidos eléctricos.

Hasta la fecha no existe una “cifra mágica” de inversión económica a nivel país que se requiere para construir más mecanismos que eviten las electrocuciones de los animales, según Ramírez.

Por medio de la aplicación Naturalista y el Sistema Integrado de Trámite y Atención de Denuncias Ambientales (Sitada) las personas pueden hacer reportes, lo que permite identificar estos sitios de riesgo y tomar acciones correctivas.