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De esta devastación, ¿quién responde?

Alvaro Madrigal cuyameltica@yahoo.com | Jueves 19 julio, 2012



De cal y de arena
De esta devastación, ¿quién responde?


Instituciones principales en el avance social y económico del país como la Caja Costarricense de Seguro Social, el Instituto Costarricense de Electricidad, el INVU, JAPDEVA, el Consejo de la Producción, el Ministerio de Obras Públicas y Transportes y otras tantas más, ¿cómo entraron en barrena, con sus finanzas seriamente comprometidas y sus programas pegando bandazos? Cerrar el MOPT o profundizar el desguace de sus competencias como lo proponen algunos por razón de acumular una abrumadora retahíla de errores y puntos negros en sus decisiones, es como pedir el cierre de la Caja Costarricense de Seguro Social por causa de la grave postración de sus servicios y finanzas tras una desastrosa administración.
Igual el Ministerio, donde manos incompetentes, irresponsables y cuidado si no codiciosas dejaron colapsar la infraestructura de carreteras, ferrocarriles, puertos y aeropuertos. Pero, ¿por eso hay que cerrarlo?
La Caja esa extraordinaria construcción social que tan excelentes resultados ha dado no solo en términos de salud sino también de cohesión social, como la ponderó la Organización Panamericana de la Salud hoy agobiada por políticas de tierra arrasada, ¿no es que procede buscar a las cabezas mejor acreditadas por sus conocimientos para que la resuciten?
Su incierto futuro, su marcha cercana al abismo, es peligrosa realidad presente en el aparato estatal: JAPDEVA perdió por completo el rol de autoridad portuaria; el ICE atenazado por un déficit de ¢22 mil millones; el CNP, como el INVU, exánime mientras ARESEP y RECOPE eructan la llenura de sus panzas presupuestarias.
Son los resultados de una enajenación de responsabilidades (la versión bastarda de la política metida hasta los tuétanos, también por gracia del 4-3), de una incompetente administración financiera y de una complaciente concesión de onerosos privilegios, con sindicatos y sin ellos.
O bien, puede ser la resultante de una orientación ideológica interesada en desguazar instituciones.
¿Cerrar instituciones? ¿Y después, qué? En esta crisis de valores en que ha caído la sociedad costarricense, de partidos políticos hundidos en el descrédito, de carencia de líderes y del maridaje entre corruptos y corruptores, hay que tener mucha precaución en cada paso para no precipitar una decisión que puede resultar equivocada y de altos e irreparables costos políticos y sociales. Aparte de los ajustes de ley llamados a rectificar rumbos en las instituciones, lo que se requiere con prioridad no es cerrar entes ni empresas sino ponerlos en manos altamente calificadas, como lo han estado la CCSS, el ICE, el MOPT… sí, con profesionales como Guido Miranda, Jorge Manuel Dengo, Rodolfo Silva y otros más que supieron atender con responsabilidad y atinado sentido político la misión de la institución y el interés nacional. No es tarea fácil en tanto a esos nombramientos se acceda por medio de partidos y Consejos de Gobierno políticamente asténicos.

Alvaro Madrigal


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