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EDITORIAL


Más opciones para trabajar

| Jueves 01 mayo, 2014




Sería deseable que hubiera una coherencia entre el tipo de producción y crecimiento que se impulse en el país y el modelo educativo, tanto público como privado, al mismo tiempo que un acercamiento a las nuevas profesiones


Más opciones para trabajar

Lograr la mayor cantidad de opciones de trabajo para la población de un país es, como sabemos, una de las grandes obligaciones de cualquier Gobierno.
Desarrollar políticas tendientes a incrementar los puestos de trabajo (en nuestro caso privado porque el público, con excepciones, está sobrepasado) es indispensable.
En Costa Rica, hemos visto en los últimos tiempos como se ha deteriorado la calidad de vida de la mayoría de los habitantes, fundamentalmente por el aumento de la pobreza, la desigualdad y la falta de calidad en los servicios básicos (salud, educación y seguridad públicas).
Y todo esto ha ocurrido a pesar de ingentes esfuerzos hechos, por otro lado, para atraer inversión extranjera que opere negocios aquí y genere fuentes de empleo.
Las compañías extranjeras que eligen nuestro país para instalar aquí bases de operación, tienen un tipo específico de necesidades de mano de obra o recurso humano, según el giro del negocio.
Por ello, desde que se escogió el modelo de desarrollo basado en esto, en las exportaciones y en ciertos servicios, se deberían haber enfilado los esfuerzos del sector de la educación, para facilitar la inserción de la gente a ese tipo de empresas.
Esta estrategia de formación, como lo hemos dicho en otras ocasiones, debió iniciarse cuando se optó por ese modelo.
Pero como sabemos, eso no se hizo oportunamente, iniciándose entonces la improvisación y los esfuerzos de muchas personas por entender el mercado de trabajo y ver cómo se podían insertar en él.
Hoy pareciera que se anuncia la intención de continuar buscando la inversión extranjera pero a la vez impulsar la producción nacional.
Si esto se cumpliera con los buenos resultados esperables, se abriría quizás el horizonte de posibilidades a los jóvenes (y no tan jóvenes) de trabajar en algo que vaya acorde con sus gustos o inclinaciones naturales, no solo con lo que un limitado mercado ofrezca.
Lo que sí es seguro es que las habilidades para usar y aplicar, a diferentes profesiones y trabajos, las nuevas herramientas que ofrece la tecnología son indispensables. Esto lo necesitan todos más allá del sitio en que laboren o profesión universitaria o técnica que hayan elegido.
Así, sería lo deseable que hubiera una coherencia entre el tipo de producción y crecimiento que se impulse en el país y el modelo educativo que reciban los futuros trabajadores.
Sobre todo hoy que todo ocurre a mayor velocidad y que una de las principales habilidades debería ser la de adaptarse a los cambios y conocer sobre las nuevas profesiones.
 







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