Suspicacia rodea elección de nuevo Presidente del Congreso
Esteban Arrieta earrieta@larepublica.net | Miércoles 22 febrero, 2017
La campaña política amenaza la continuidad de la alianza opositora al frente de la Asamblea Legislativa.
Esto, porque los integrantes del bloque de oposición desconfían de sus propios aliados, ante la posibilidad de que la presidencia del Congreso se convierta en una catapulta política a pocos meses de las elecciones.
Liberación Nacional, la Unidad Social Cristiana, el Movimiento Libertario y la Alianza Demócrata Cristiana, entre otros partidos, no ocultan las reservas que ya tienen a la hora de escoger al próximo líder de Cuesta de Moras.
Y es que para nadie es un secreto, que los expresidentes del Congreso en estos últimos dos años, Rafael Ortiz y Antonio Álvarez, del PUSC y el PLN respectivamente, aprovecharon su paso por el cargo para darse a conocer, lograr popularidad y finalmente, lanzar sus aspiraciones políticas.
En ese sentido, todos los partidos concuerdan en que una buena gestión al frente de la Asamblea Legislativa, ayudaría a impulsar a un partido a la Presidencia de la República a partir de 2018, siempre y cuando se logre capitalizar.
“En definitiva, la elección del próximo jerarca del Congreso va a estar influenciada por este tema. Creo que la alianza opositora está en peligro si no encontramos una persona que no sea percibida como alguien que quiera sacarle provecho al cargo”, dijo Otto Guevara, diputado y precandidato del Movimiento Libertario.
En primera instancia los partidos de la alianza opositora, están de acuerdo en excluir a todos aquellos diputados que ya declararon sus aspiraciones presidenciales, como es el caso de Guevara, y al menos ocho legisladores más del bloque opositor.
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En esa lista se encuentran, además de Guevara, Álvarez y Ortiz, los diputados Rolando González de Liberación, Natalia Díaz del Movimiento Libertario y eventualmente Fabricio Alvarado de Restauración Nacional, Abelino Esquivel de Renovación Costarricense y también Mario Redondo de Alianza Demócrata Cristiana.
“Sé que las circunstancias son complicadas, pero espero que los partidos respeten el acuerdo tácito de que este último año de trabajo en el Congreso, debe ser liderado por un partido de la Alianza que no ha tenido la oportunidad de hacerlo. Por otra parte, no descarto mi interés en dirigir la Asamblea Legislativa, aunque también sé que si tomo esa alternativa, no podría ser candidato presidencial”, dijo Redondo.
No obstante, alejar a los precandidatos de la presidencia del Congreso no sería suficiente para evitar que el cargo se utilice como una catapulta política.
Se podría dar el caso de que un partido, aprovechando el cargo, lance una cruzada en contra del despilfarro y la corrupción, o bien, intensifique el control político sobre el gobierno del PAC y así trate de llamar la atención de los electores en los meses venideros.
Desconfiados
La presidencia del Congreso podría ser utilizada como una catapulta política para las elecciones de 2018 y eso genera desconfianza entre los integrantes de la alianza opositora.
Maureen Clarke
Jefa de fracción
Liberación Nacional
Hay una segunda agenda que no se ve, que no se dice, pero que se palpa ya en la Asamblea Legislativa y son las elecciones de 2018.
Antes era más fácil ponerse de acuerdo entre nosotros y de un momento a otro, se ha complicado.
La presidencia del Congreso puede ser utilizada con fines electorales, eso es claro, ya sea para bien o para mal.
Gerardo Vargas
Jefe de fracción
Unidad Social Cristiana
Lo más importante es concentrarnos en una agenda de trabajo para el próximo año.
A estas alturas, no hemos hablado del tema, pero de antemano tenemos claro que no se puede darle la presidencia del Congreso, a alguien que tenga aspiraciones electorales.
En nuestro caso, estamos un poco inquietos por la falta de cumplimientos de los acuerdos.