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Pilo era un artista

Rodrigo Díaz rdiaz@larepublica.net | Sábado 10 mayo, 2014


“Lo que sé como comentarista y mi trabajo en esta área se lo debo a Pilo Obando”, aseguró Hernán Morales. Fotografías: Esteban Monge/La República


Entrevista con Hernán Morales

Pilo era un artista

“La gente conoció al Pilo que contaba chistes, pero yo conocí al profesional de la narración, al locutor, al periodista exigente”, afirma el exjugador y comentarista deportivo de Repretel


Brilla con luz propia. Hernán Morales Martínez se ha ganado un sitio en los hogares costarricenses con sus atinados comentarios y análisis de los partidos del campeonato nacional, encuentros internacionales, y principalmente de la Selección Nacional.
Casi 32 años ante las cámaras lo han transformado de un hombre tímido y con baja voz, a un comentarista con personalidad, vehemente, seguro de lo que dice y toda una autoridad en el medio futbolístico nacional.
Pero Hernán no se explicaría sin Manuel Antonio “Pilo” Obando, el insigne y recordado narrador fallecido hace apenas dos semanas.
Y él mismo lo asegura. Con Pilo pasó no solo gran parte de esas tres décadas de éxito en la pantalla chica, sino que también recibió su consejo sincero, algunos “bolados” y una que otra jalada de orejas.

Porque eso sí tenía Pilo. No se guardaba ni disimulaba nada cuando había que llamar la atención por algo a sus compañeros de trabajo.
“¡Ponele ganas, Hernán! Es que no se te oye, parece que estás dormido”. Así, con estos “cariñitos”, el exjugador del Deportivo Saprissa, Cartaginés y la Selección Nacional fue aprendiendo en un mundillo que era extraño en él, pero en el que ahora se desenvuelve como pez en el agua.
Cada vez que puede hablar del querido Pilo, Morales no hace más que alabarlo y reconocer que mucho de lo que es él, es gracias al emblemático narrador cartaginés.
“La gente no conocía muchas cosas de él. Pensaba que Pilo era un hombre que contaba buenos chistes, que tenía buenas salidas. Pero el profesional de la narración, el locutor, el periodista, fue el que yo conocí”, explica el comentarista.

¿Cuál es la imagen que usted guarda de Pilo?
Yo quiero dejarme el recuerdo con lo mejor de él, muy atento a lo que pudiera suceder. Muy vivo en las narraciones, un hombre de una chispa increíble, muy original en todas sus intervenciones, con la salida oportuna.
Lo recuerdo siempre con esa imagen del Pilo fuerte, el Pilo luchador, es el que tengo presente siempre, que fue con el que disfruté y viví tantas cosas en la televisión y fuera de ella.

¿Ya lo conocía de futbolista?
Yo sabía que era narrador, pero no tenía mayor contacto. No fue hasta 1982, cuando me dieron la oportunidad de comentar para la televisión que pude tratar con él. Fue para un partido en el Mundial de España 82 y luego me invitaron al programa Esta Semana en el Mundo del Deporte, que era una antesala para las transmisiones de televisión que haríamos al año siguiente.

Los que conocían a Pilo sabían que era de carácter fuerte. ¿Cómo lidió con ello?
Lo mejor de Pilo era su autenticidad, porque era una persona que siempre hablaba directo, puede ser que en algún momento cayera mal porque decía las cosas de frente, tal vez con palabras no muy rebuscadas, pero sí muy francas.
Conmigo fue directo toda la vida, pero nunca nos peleamos. Tal vez no estuvimos de acuerdo en algunas apreciaciones pero siempre hubo algo que yo digo que fue lo fundamental: el respeto a la opinión del otro. Él siempre respetó mi opinión y yo la de él.
Esa relación nació de dos personas que llegaban a hacer su trabajo, pero que nunca nos poníamos de acuerdo. Todo fue conforme a lo que se iba dando. Si el partido no era muy bueno, Pilo decía alguna cosa, entonces luego yo rescataba el encuentro y ahí llevábamos esa dinámica. Yo siempre estaba atento a las salidas y las ocurrencias de Pilo. Era de esas salidas improntas, como la famosa jugaba de Mauricio Montero en San Ramón, cuando dijo que había matado un zoncho; y uno dice, de dónde sacó eso. Él tenía esa facilidad, siempre fue muy espontáneo.

En un principio la televisión fue difícil para usted, pero Pilo lo ayudó...
Reconozco que lo que sé como comentarista y mi trabajo en esta área. Yo no sabía ni hablar, pero él siempre me aconsejó, fue como mi guía. Me fui quedando en esto, y como siempre estaba a la par de él le fui copiando algunas cosas como el formato para las alineaciones.
Los narradores tienen una fórmula, una manera especial para hacer las cosas. Pilo veía la alineación un par de veces y ya se la sabía. El narrador es un artista y Pilo era un artista.

Muchos veían a Pilo como el de los chistes, y usted era el serio.
Probablemente, como yo no tengo la chispa de Pilo, siempre me enfocaba con lo que estaba pasando, y eso hizo que la gente tuviera una transmisión que le agradara. Cada uno enfocado en lo suyo, uno en la narración, de meterle alegría, y las salidas que marcaban diferencia. El aporte mío era la parte técnica, el comentario.
La gente veía los chistes, pero desconocía el trabajo que hacía Pilo antes de cada partido. Era muy exigente, y muy exigente consigo mismo, por lo que se preparaba con anticipación. Además de conseguir las alineaciones —ahora es muy fácil hacerlo— buscaba detalles en revistas internacionales especializadas, y sabía más o menos cómo se paraban los equipos. Es decir, era un hombre con una vocación enorme para eso. Siempre llegó a todas las transmisiones muy bien preparado. Y creo que fue una de las máximas enseñanzas que recibí de él.

Las anécdotas con Pilo fueron muchas. ¿Cuál es la que más recuerda?
Cuando fuimos al Mundial de Italia 90. Era la primera vez que transmitíamos un mundial y yo estaba muy emocionado. Lo que pasó fue que como él era tan exigente, quiso hacer pruebas días antes para estar seguro de que todo estaba bien. Y como no se hicieron se puso tan bravo que hasta llamó a la aerolínea para que lo devolvieran a Costa Rica antes del primer partido. Por dicha todo se arregló.
Yo me asusté mucho. Pero lo que pasó reflejó mucho de la personalidad de Pilo que sentía una responsabilidad enorme por su trabajo y quería que todo saliera bien. Eso me marcó mucho.

Usted mismo tuvo una anécdota muy particular en ese mundial.
Lo que pasó es que yo fui al estadio previo al partido contra Escocia para hacer material de ambiente, y los escoceses empezaron a molestar con que nos iban a golear. Yo hice una nota con ellos, y al final les dije que Costa Rica ganaría 1-0. Y salió, ja ja ja.
Después de eso yo creo que no volví a pegar marcadores.

Pilo sí era bueno con los pronósticos. De hecho, participaba en una sección de LA REPÚBLICA contra Tano Pandolfo y Javier Rojas todas las semanas.
Él tenía esa habilidad. Con la selección tenía un pulso enorme. Por ejemplo, para este último mundial estaba muy seguro. Más de una vez me decía, Hernán, ¿sabe qué? Hoy ganamos. Y cuando no le daba buenas sensaciones, también lo expresaba y muchas veces tuvo razón. Era bueno con los pronósticos.

¿Qué sensación tuvo en el último partido de la final entre Cartaginés y Herediano?
Curiosamente ese día no le pregunté, pero sí estábamos conectados en que Cartago iba a ser campeón, por la ventaja que llevaba y porque había jugado muy bien el primer partido. Cuando el partido termina y Heredia queda campeón, Pilo se fue y no quiso dar declaraciones a nadie. Se sintió despedazado, frustrado.

¿Cómo fue el último partido que usted trabajó con Pilo?
Recuerdo que fue contra Estados Unidos en el Estadio Nacional. Ya él estaba un poco afectado de la garganta, Costa Rica iba ganando muy rápido 2-0 y a él le tocó narrar los dos goles. Después de los primeros 15 minutos, le dijo al productor que ya no narraba más, porque no se sentía bien.

¿Le dijo si iba a abandonar las transmisiones?
Pilo nunca me planteó el retiro, nunca dijo que estaba cansado, que no quería narrar más. Él siempre esperó estar mejor para seguir narrando. Esa era su pasión y tenía la expectativa de que con el trasplante podría recuperar su calidad de vida, y volver a ser el Pilo que era. Con los cambios que había tenido en su vida, se sentía con mucha fortaleza para seguir narrando.

En su caso, Hernán, ¿ve pronto el retiro?
Las cosas se acaban, pero en este momento me siento muy bien, y mientras Repretel confíe en mí, yo no pienso en eso todavía. Habrá un momento en que uno diga que ya, pero por ahora no lo tengo en mente. Me encanta lo que hago. Yo encontré en la televisión, en los comentarios, la oportunidad de continuar haciendo lo que me gustaba hacer en la cancha. Nunca pensé que esta experiencia alcanzara a durar tantos años y eso lo agradezco a la gente.
Pilo y Hernán. Hernán y Pilo. Una pareja irrepetible de la televisión nacional. A Hernán le queda de consuelo que su buen trabajo en la televisión servirá para seguir homenajeando a su entrañable amigo.

 

Rodrigo Díaz
rdiaz@larepublica.net
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