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Otra ocasión desperdiciada

| Jueves 06 marzo, 2008




Otra ocasión desperdiciada


• Endeble producción de dibujos animados, es poco respetuosa de los textos sagrados y nada divertida

El arca
(El arca)

Dirección: Juan Pablo Buscarini.
Animación.
Duración: 1.28.
Origen: Argentina-Italia 2007.
Calificación: 3.

Por más que lo intente, la industria cinematográfica argentina no logra tener éxito en el ámbito lucrativo de la dibujos animados. Una de las causas principales de este fracaso, radica en el espíritu mercenario que impulsa a los cineastas. Por encima de las ambiciones artísticas, sigue prevaleciendo el vano deseo de alcanzar audiencias multitudinarias, compitiendo comercialmente con países de mayor trayectoria como Estados Unidos o Japón.
Ya es hora de dejar de culpar a las limitaciones presupuestarias, por bodrios indefendibles como “Patoruzito” (2004), cuyas fallas formales no son tan graves como la falta de ideas y creatividad. Después de “El ratón Pérez” (2006), mediocre mezcla de acción real y animación por computadora, el realizador Juan Pablo Buscarini parecía estar listo para dar un salto de calidad. En cambio, su más reciente entrega “El arca”, constituye un paso atrás: otra ocasión desperdiciada.
Esta producción endeble, financiada en parte con capital italiano e inspirada en un conocido relato de la Biblia, es poco respetuosa de los textos sagrados, poco imaginativa y nada divertida. Si no fuera por unas tomas elaboradas con técnicas digitales, podría ser un filme de los años 60.
Aquí, Dios es personificado como un tipo rubio, de piel oscura, quien viste una toga y vive en las nubes. Usando un megáfono y un reflector, él le comunica a Noé su misión: construir un enorme barco y llenarlo con animales de todas las especies, para repoblar al mundo después del inminente Diluvio Universal.
La pobreza gráfica y el esquematismo de la animación, rivalizan con la inutilidad de un guion desechable. Irreverente a medias, abarca temas religiosos con un tono burlesco, pero procura no ofender a nadie. Así, no funciona como sátira, ni mucho menos como medio de enseñanza. Los niños no tienen nada que aprender de esta película, con respecto al significado de la travesía de Noé, o a valores básicos que usualmente se celebran en este tipo de propuestas.
Ello no sería tan grave, si por lo menos, “El arca” fuera graciosa. Al contrario, sus blandas provocaciones no surten efecto. El humor es de adultos y para adultos, repleto de alusiones sexuales y frases de doble sentido. Aunque se suavizó su contenido, para adaptarlo a la sensibilidad infantil, recurre a figuras discutibles como un león que le es infiel a su pareja y un mono abiertamente gay.
Al final, queda la triste sensación de haber presenciado una pifia: un tema prometedor, convertido en un fiasco de proporciones bíblicas.






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