Volcán Tungurahua despierta en Ecuador
| Jueves 07 febrero, 2008
Volcán Tungurahua despierta en Ecuador
Miles de campesinos han sido evacuados por las autoridades ante temor a más actividad
Cotaló, Ecuador
EFE
El volcán Tungurahua, situado en el centro andino de Ecuador, se despertó la madrugada de ayer con fuerza, con estruendos frecuentes y poderosos que no cesan, con bocanadas de ceniza y flujos de rocas incandescentes que bajan por sus flancos.
Miles de campesinos de las provincias de Chimborazo y Tungurahua, que colindan en el volcán, han sido evacuados por las autoridades en cumplimiento de la alerta que anunció el Gobierno ante el aumento peligroso de la actividad.
El estruendo permanente del volcán, que inició una erupción, es acompañado, por momentos, con cañonazos fuertes que estremecen a decenas de kilómetros de distancia.
El Instituto Geofísico, que vigila el comportamiento del coloso, ha informado de que el aumento de la actividad se registró desde el pasado 25 de noviembre, recrudeció en las primeras dos semanas de enero, pero había declinado hasta ayer, el último día del festivo de carnaval.
Los vecinos del pueblo de Chacauco, ahora albergados en un refugio de su vecina Cotaló, aseguran que el Tungurahua “empezó a bramar a las diez de la noche y fue aumentando poco a poco”.
Chacauco está al pie del volcán en su flanco occidental y 75 familias de ese poblado salieron por su voluntad, al notar que el coloso estaba “bravo”.
Así lo aseguró a Efe Alba Pallo, dirigente de la Junta Parroquial de Chacauco, tras señalar que los evacuados de su pueblo están en varios albergues cercanos, situados en zonas de seguridad.
En un albergue instalado en Cotaló, hay 39 adultos y 19 niños, que no han podido dormir por el rugido del volcán.
“Nadie sabe lo que va a pasar”, aseguró Pallo, rodeada por varias mujeres que repetían, en voz baja: “Nosotros confiamos en Dios y en la Virgen (...), pero está bravo” el Tungurahua.
En las viviendas, las ventanas vibran y parece que hasta fueran a estallar, pero a los campesinos parece no importarles: “No pasa nada, no se asuste, así ha estado toda la noche”, dice uno de ellos.
Las personas que están en el albergue analizan cómo regresar a su pueblo, donde han quedado varios adultos al cuidado de animales y pertenencias, mientras el Instituto Geofísico alerta sobre la posibilidad de caída de ceniza en algunas zonas al haber expulsado el volcán una columna de 10 kilómetros de polvo volcánico.
Miles de campesinos han sido evacuados por las autoridades ante temor a más actividad
Cotaló, Ecuador
EFE
El volcán Tungurahua, situado en el centro andino de Ecuador, se despertó la madrugada de ayer con fuerza, con estruendos frecuentes y poderosos que no cesan, con bocanadas de ceniza y flujos de rocas incandescentes que bajan por sus flancos.
Miles de campesinos de las provincias de Chimborazo y Tungurahua, que colindan en el volcán, han sido evacuados por las autoridades en cumplimiento de la alerta que anunció el Gobierno ante el aumento peligroso de la actividad.
El estruendo permanente del volcán, que inició una erupción, es acompañado, por momentos, con cañonazos fuertes que estremecen a decenas de kilómetros de distancia.
El Instituto Geofísico, que vigila el comportamiento del coloso, ha informado de que el aumento de la actividad se registró desde el pasado 25 de noviembre, recrudeció en las primeras dos semanas de enero, pero había declinado hasta ayer, el último día del festivo de carnaval.
Los vecinos del pueblo de Chacauco, ahora albergados en un refugio de su vecina Cotaló, aseguran que el Tungurahua “empezó a bramar a las diez de la noche y fue aumentando poco a poco”.
Chacauco está al pie del volcán en su flanco occidental y 75 familias de ese poblado salieron por su voluntad, al notar que el coloso estaba “bravo”.
Así lo aseguró a Efe Alba Pallo, dirigente de la Junta Parroquial de Chacauco, tras señalar que los evacuados de su pueblo están en varios albergues cercanos, situados en zonas de seguridad.
En un albergue instalado en Cotaló, hay 39 adultos y 19 niños, que no han podido dormir por el rugido del volcán.
“Nadie sabe lo que va a pasar”, aseguró Pallo, rodeada por varias mujeres que repetían, en voz baja: “Nosotros confiamos en Dios y en la Virgen (...), pero está bravo” el Tungurahua.
En las viviendas, las ventanas vibran y parece que hasta fueran a estallar, pero a los campesinos parece no importarles: “No pasa nada, no se asuste, así ha estado toda la noche”, dice uno de ellos.
Las personas que están en el albergue analizan cómo regresar a su pueblo, donde han quedado varios adultos al cuidado de animales y pertenencias, mientras el Instituto Geofísico alerta sobre la posibilidad de caída de ceniza en algunas zonas al haber expulsado el volcán una columna de 10 kilómetros de polvo volcánico.