Viaje a sí mismo
| Jueves 13 marzo, 2008
Viaje a sí mismo
Playa o montaña son destinos clásicos en vacaciones, como las de Semana Santa, pero existen otras alternativas y una de ellas es el “Viaje hacia el corazón” que propone la psicóloga Ascensión Belart
Madrid
EFE
En el libro de la psicóloga Ascensión Belart, subtitulado “El proceso terapéutico del ego al Sí mismo”, se traza la ruta del viaje “más difícil”: el “ser fiel a uno mismo”.
Este viaje hacia las profundidades del ser humano se inicia en el ego, “esa estructura mental que nos construimos y que nos ayuda a situarnos en la vida”. Es nuestra personalidad o falso yo.
La última parada es lo que califica como el “Sí mismo” o “Ser esencial”, lo que más comúnmente se conoce por “alma”.
Para recorrer la distancia que separa al ego del alma hay que atravesar todos los estratos que impiden a la persona ser auténtica, afirma esta psicóloga.
Ese viaje, que muchos jamás emprenden, Belart recomienda que se efectúe hacia la mitad de la vida, una vez concluida la formación de la personalidad, una “coraza” necesaria en la niñez y adolescencia para llegar a la edad adulta, pero que luego oprime e impide vivir de forma “fresca y auténtica”.
Momentos ideales para subirse a ese tren “hacia el corazón”, son los marcados por las pérdidas de seres queridos por separación o muerte y por las crisis, momentos que a Belart le “gustan” especialmente, según explicó en una entrevista con Efe.
Y le gustan porque son “muy buenos para los cambios”, porque suponen “una oportunidad maravillosa para preguntarse qué se quiere hacer con la vida”.
Belart, quien recomienda enfrentarse al sufrimiento sin resistencia ni abandono, simplemente viviéndolo.
“En esos momentos, corresponde tocar fondo, lo peor que se puede hacer es intentar evadirse. Hay que completar el duelo por la pérdida. Los atajos no valen”, asegura.
Sea como sea, lo fundamental consiste en aceptar que “la vida es intrínsecamente incierta y la muerte la única certeza”.
Pero la vida es también “un milagro y un regalo”, y hay que a aceptar, por ello, igualmente la “dimensión espiritual” de la existencia, que “nos conecta a todos” y que nos confiere el sentimiento de “comunidad universal”, según esta representante de la nueva psicología del ser, también conocida como psicología transpersonal.
En este mundo “tan acelerado, consumista y de apariencias” en el que vivimos, Belart recomienda una mayor toma de consciencia del instante presente y que se trate de conectar cada día con “ese algo profundo” que se activa en nuestro interior cuando, por ejemplo, “nos emocionamos con una noche estrellada o con una puesta de sol”.
En esos instantes en que se logra conectar con algo más profundo, la vida cambia y las relaciones que se establecen son más auténticas.
En ese viaje hacia la autenticidad “los rituales ayudan muchísimo para hacernos tomar conciencia del momento en el que estamos, de lo que queremos y de lo que queremos dejar atrás”.
“Es como poner una vela (simbólica) dentro de uno mismo, ser conscientes de que cada uno tiene su camino en la vida y de que nadie lo va a recorrer por él”, según Belart, para quien en esa toma de conciencia reside la clave para que no fracasen las parejas. “La única manera de conectar con otro es estar bien conectado con uno mismo”.
Y para hacer ese viaje, para recorrer ese camino “hacia el corazón” Belart recomienda especialmente meditar para no acumular, en definitiva, para ese viaje hay que ir ligeros de equipaje.
Playa o montaña son destinos clásicos en vacaciones, como las de Semana Santa, pero existen otras alternativas y una de ellas es el “Viaje hacia el corazón” que propone la psicóloga Ascensión Belart
Madrid
EFE
En el libro de la psicóloga Ascensión Belart, subtitulado “El proceso terapéutico del ego al Sí mismo”, se traza la ruta del viaje “más difícil”: el “ser fiel a uno mismo”.
Este viaje hacia las profundidades del ser humano se inicia en el ego, “esa estructura mental que nos construimos y que nos ayuda a situarnos en la vida”. Es nuestra personalidad o falso yo.
La última parada es lo que califica como el “Sí mismo” o “Ser esencial”, lo que más comúnmente se conoce por “alma”.
Para recorrer la distancia que separa al ego del alma hay que atravesar todos los estratos que impiden a la persona ser auténtica, afirma esta psicóloga.
Ese viaje, que muchos jamás emprenden, Belart recomienda que se efectúe hacia la mitad de la vida, una vez concluida la formación de la personalidad, una “coraza” necesaria en la niñez y adolescencia para llegar a la edad adulta, pero que luego oprime e impide vivir de forma “fresca y auténtica”.
Momentos ideales para subirse a ese tren “hacia el corazón”, son los marcados por las pérdidas de seres queridos por separación o muerte y por las crisis, momentos que a Belart le “gustan” especialmente, según explicó en una entrevista con Efe.
Y le gustan porque son “muy buenos para los cambios”, porque suponen “una oportunidad maravillosa para preguntarse qué se quiere hacer con la vida”.
Belart, quien recomienda enfrentarse al sufrimiento sin resistencia ni abandono, simplemente viviéndolo.
“En esos momentos, corresponde tocar fondo, lo peor que se puede hacer es intentar evadirse. Hay que completar el duelo por la pérdida. Los atajos no valen”, asegura.
Sea como sea, lo fundamental consiste en aceptar que “la vida es intrínsecamente incierta y la muerte la única certeza”.
Pero la vida es también “un milagro y un regalo”, y hay que a aceptar, por ello, igualmente la “dimensión espiritual” de la existencia, que “nos conecta a todos” y que nos confiere el sentimiento de “comunidad universal”, según esta representante de la nueva psicología del ser, también conocida como psicología transpersonal.
En este mundo “tan acelerado, consumista y de apariencias” en el que vivimos, Belart recomienda una mayor toma de consciencia del instante presente y que se trate de conectar cada día con “ese algo profundo” que se activa en nuestro interior cuando, por ejemplo, “nos emocionamos con una noche estrellada o con una puesta de sol”.
En esos instantes en que se logra conectar con algo más profundo, la vida cambia y las relaciones que se establecen son más auténticas.
En ese viaje hacia la autenticidad “los rituales ayudan muchísimo para hacernos tomar conciencia del momento en el que estamos, de lo que queremos y de lo que queremos dejar atrás”.
“Es como poner una vela (simbólica) dentro de uno mismo, ser conscientes de que cada uno tiene su camino en la vida y de que nadie lo va a recorrer por él”, según Belart, para quien en esa toma de conciencia reside la clave para que no fracasen las parejas. “La única manera de conectar con otro es estar bien conectado con uno mismo”.
Y para hacer ese viaje, para recorrer ese camino “hacia el corazón” Belart recomienda especialmente meditar para no acumular, en definitiva, para ese viaje hay que ir ligeros de equipaje.