Un paso más en la ruta de apertura
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Sábado 25 abril, 2009
La llegada del presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, inició los procesos de negociación para el establecimiento de un convenio bilateral entre ambos países y a la vez el arranque de una iniciativa semejante para Centroamérica y el Mercado Común Suramericano.
Ambas intenciones se enmarcan en la voluntad de este gobierno, caracterizada por incorporar a Costa Rica a un sistema de comercio multilateral que incluya la mayor cantidad posible de naciones del mundo.
Estas acciones, bien concebidas y negociadas, pueden traer múltiples beneficios al país en el ámbito comercial y en diversas posibilidades que se abren como intercambios de tecnologías y conocimientos, alianzas para proyectos de amplia envergadura, entre otros.
Costa Rica cuenta con todo lo necesario para alcanzar un mayor desarrollo enmarcado en el modelo que busca el mundo actual, el que garantiza la sostenibilidad. Quizás el paso lento que caracterizó nuestro avance en las últimas décadas pueda encontrar su lado positivo en el mayor tiempo para reflexión que permita la toma de las mejores decisiones.
En las negociaciones bilaterales con Uruguay se firmaron convenios sobre educación, correos, telecomunicaciones y biodiversidad. Todo trabajo conjunto produce en general un conocimiento más amplio, por lo que Costa Rica podría quizás también extender sus acciones de atracción de turismo hacia esos países del Sur.
Una vez que pase la crisis, es posible que el país deba estudiar y establecer aspectos de fondo para continuar su desarrollo y si en el pasado dio buenos resultados el énfasis concedido al turismo, habrá que analizar sus posibilidades futuras y definir si será este un país de oferta de servicios o cuál es su norte.
En cualquier caso, servirá contar con una apertura hacia el mundo como base para avanzar hacia lo que se defina como nuestro mejor rumbo.
En cuanto a la iniciativa de buscar un acuerdo comercial entre Centroamérica y el Mercosur, la tarea es más compleja pero, al igual que se hace con Europa, el istmo debe encontrar la mejor fórmula para lograrlo ya que son bloques con mucho en común, aunque sea parecida la distancia que los separa del Viejo Continente.