Solidarizarnos y aprender
En Costa Rica estamos a un año del terremoto en Cinchona y aún esperan muchos de los afectados que se les brinde la ofrecida ayuda
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Jueves 14 enero, 2010
El terremoto que sacudió Haití el martes anterior y que según se informa ha dejado un saldo de hasta 3 millones de personas afectadas, ha conmovido al mundo que, en general, inicia un movimiento de ayuda internacional hacia la empobrecida nación caribeña. La situación es sumamente grave y a la gran cantidad de muertos y heridos se suma que el país no tiene cómo brindar asistencia a los necesitados. Hospitales, viviendas y edificios derrumbados sepultaron a la gente y hubo quienes vieron impotentes morir a sus familiares y hoy deambulan desamparados, hambrientos y enfermos por los efectos del más poderoso sismo que haya azotado a la nación en los últimos 200 años. El mundo debe acudir en auxilio de Haití en estos momentos y países como Costa Rica, ubicado en zona de colisión de placas que producen sismos y vulcanismo, además de solidarizarse deben reflexionar sobre su propia situación en materia de prevención y de respuesta ante este tipo de emergencias. Debemos aprender de circunstancias tan lamentables como la que sufre Haití hoy. En Costa Rica estamos a un año del terremoto en Cinchona y aún esperan muchos de los afectados que se les brinde la ofrecida ayuda. Los trámites burocráticos y la lentitud que nos caracterizan no han permitido a esas familias recibir el auxilio, aun cuando existen fondos recogidos por la iniciativa privada, además de lo que es obligatorio para las entidades estatales responsables. Solidaricémonos con Haití, que mucho necesita de la ayuda internacional hoy y demostremos haber aprendido las lecciones en esta materia. No necesitan los afectados por estas tragedias discursos y promesas. Ellos requieren de inmediato un techo donde continuar con su vida, trabajo para llevar el sustento a la familia, escuela para sus hijos. Necesitan reconstruir su vida que el sismo sacudió sin piedad. El tipo de respuesta que necesitan los damnificados es la rápida, oportuna, prevista, bien coordinada, algo en lo cual tenemos mucho que mejorar.