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¿Sin empleo? ¿Sin dinero? Sin problema

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Lunes 24 enero, 2011




¿Sin empleo? ¿Sin dinero? Sin problema

Las piezas sencillamente no encajan.
La deuda pendiente con tarjeta de crédito ha caído por 27 meses seguidos, llegando a un descenso total de $177.200 mil millones.
La tasa de desocupación lleva 20 meses atascada por encima del 9%.
Los ingresos medios por hora subieron 1,9% en 2010.
El ingreso personal creció menos de 4% en los 12 meses previos a noviembre.
Aproximadamente 23% de las casas con hipotecas valen menos que el monto del crédito.
Frente a estos obstáculos no precisamente insignificantes, ¿qué hizo el consumidor estadounidense? Pues, gastar como si no hubiera un mañana.
Las ventas minoristas crecieron un 14% anualizado en el cuarto trimestre, un ritmo de gasto igualado una sola vez en los últimos 18 meses. (La Oficina del Censo cambió la metodología para calcular las ventas minoristas en 1992 y dice que los datos no son comparables con mediciones anteriores.) Para el año, las ventas minoristas crecieron 7,9%, equiparando el aumento de 2004 y el mayor desde 1999.
Con la inflación baja, los incrementos de las ventas nominales minoristas deberían traducirse en un incremento de 3,9% del gasto en consumo real en el cuarto trimestre, según la mediana del pronóstico de una encuesta de Bloomberg News a 62 economistas.
¿El consumidor estadounidense volvió a sus viejos hábitos de comprar hasta morir? Indudablemente, así parece, a primera vista.
¿Y quién puede culparlo? Todos los incentivos lo instan a gastar, gastar, gastar. El interés ganado en las cuentas corrientes y de ahorro es tan mínimo que cuesta encontrarlo en el estado bancario mensual. La teoría económica enseña que las tasas de interés reales altas son un aliciente para aplazar el consumo. Las tasas reales bajas alientan hoy a los consumidores a gastar.
La manipulación de las tasas a corto plazo por parte de la Reserva Federal, por no hablar de la política de los bancos centrales en todo el mundo, se funda en esa premisa. La Fed bajó las tasas de interés hasta cero a 0,25% en diciembre de 2008 para que resultara menos costoso endeudarse y gastar. Uno acaba preguntándose quién lleva el timón cuando al consumidor, que sale de un atracón de deuda de muchos años, se lo está alentando a endeudarse más.
Hay otra posibilidad que explicaría mejor la incoherencia entre el crecimiento flojo del empleo y el ingreso por un lado y el gasto robusto por el otro.
“Creo que se puede argumentar con fundamento que se está quitando importancia al ingreso y al empleo”, dice Joe Carson, director de investigación económica en AllianceBernstein.
La Prueba I son los datos del Tesoro según los cuales los ingresos por el impuesto a las ganancias retenidos en el cuarto trimestre aumentaron 17% con respecto al mismo período del año anterior, según Carson. “¿Cómo puede haber subido un 4% el ingreso personal” cuando la retención subió más del cuádruple de esa tasa?
Ni siquiera los progresistas ricos corren a pagar impuestos por dinero que no ganaron. Por esa razón, los datos fiscales se consideran la fuente más confiable de información.
La Prueba II es la tendencia de la información sobre el gasto a proporcionar una lectura más exacta de la economía que las estadísticas sobre el ingreso y el empleo, según Carson.
“El lado del ingreso es siempre revisado al alza a posteriori porque las estimaciones de las remuneraciones a pagar subestiman el crecimiento del empleo en las etapas iniciales de la recuperación”, dice.
La Oficina de Estadísticas del Trabajo publica datos preliminares sobre el empleo más o menos a una semana de finalizado el mes. Sólo mucho más tarde -y sólo una vez al año- la OET concilia los resultados de su sondeo mensual de empresas (Encuesta de Empleo Actual) con datos más completos de su Censo Trimestral de Empleo y Salarios (QCEW, por su sigla en inglés).
El informe del QCEW, que cubre el 98% de los empleos estadounidenses, deriva de los informes impositivos presentados por cada empleador sujeto a las leyes del seguro de empleo. Se publica entre seis y siete meses después del fin de cada trimestre.
Con la publicación del informe sobre empleo de enero el 4 de febrero, la Oficina de Estadísticas del Trabajo publicará las revisiones de referencia de las remuneraciones a pagar para el año hasta marzo de 2010 inclusive. La estimación preliminar de octubre indicó que el empleo sufriría una reducción de 366 mil, o sea 0,3%, de conformidad con la mayoría de las revisiones anuales.
Cualquier otra revisión para los meses subsiguientes derivará del cambio en el nivel de empleo de marzo de 2010 y de modificaciones en el modelo nacimiento-muerte, que intenta estimar la formación de nuevas empresas.
Las revisiones de la Oficina de Estadística del Trabajo no nos dirán nada sobre la segunda parte de 2010, cuando la economía pareció mejorar lo bastante rápido como para que el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, señalara la evidencia de que estaba instalándose una “recuperación que se sostiene por sí misma”.
No lo suficientemente autosostenible como para sacar a la economía del sistema de respiración artificial. La Fed parece decidida a asegurar que, si todavía no lo hizo, el consumidor vuelva a sus viejos hábitos de derroche.

(Caroline Baumes columnista de Bloomberg News. Las opiniones expresadas son personales.)
Nueva York
Bloomberg







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