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Sin pasajeros gratis

Leiner Vargas lvargas@una.ac.cr | Martes 10 julio, 2018


Reflexiones

Sin pasajeros gratis

Muchos han salido a la luz pública a criticar los excesos en pensiones, incentivos salariales o inclusive, la cesantía que tienen algunos empleados del sector público. Se han dedicado por casi dos décadas a criticar cualquier tipo de gasto que no tenga efectos en el cortísimo plazo, como si la educación, la salud o la protección de la primera infancia fuese una inversión a dos o tres años. Algunos hablan de cerrar instituciones, bajarles el salario a los empleados públicos, recortar incentivos salariales, eliminar o bloquear las convenciones colectivas. Claro, todos están felices de golpear al culpable de la crisis fiscal, los empleados públicos. Empero, quisiera decirles que el frío no está en las cobijas, que si bien es cierto se puede lograr un cierto ahorro fiscal y reducir algunos excesos o gastos superfluos, el verdadero problema no está en el gasto público.

Debemos mejorar la eficiencia y la eficacia del gasto público, Costa Rica ha sido por décadas un ejemplo en materia de programas de asistencia social, de protección ambiental y apoyo sostenido al sector educación. Hemos hecho grandes avances y también tenemos muchos desafíos en el porvenir. Décadas de invertir en nuestros recursos naturales nos han dado el patrimonio público más valioso del continente, agua y recursos naturales que nos ponen hoy en el mapa del turismo mundial. Esas tres inversiones en capital público no pueden tocarse, deben mejorarse en gestión y apuntalarse con nuevas formas modernas de evaluación por resultados. Sin embargo, la metralla que ahora tenemos contra el sector público puede costarnos caro en unas cuantas décadas.

Quitarles los recursos a la niñez y la adolescencia tendrá consecuencias nefastas a mediano plazo, tres de cada cinco niños nacen pobres o altamente vulnerables a serlo en nuestro país, lo que los expone a mala nutrición, problemas sociales de violencia, falta de espacios públicos para su sano crecimiento y desarrollo y casi nulas oportunidades para el cuido y su desarrollo educativo integral. Señora Ministra de Hacienda y señor Presidente, por ahí no es el camino. Tampoco hace bien en reducir el gasto a la educación, queriendo meterle un gol al sistema social. Los recursos del INA y de la protección de los niños y niñas no son parte del sistema presupuestario educativo, bajar los presupuestos públicos a la educación con ese argumento es ahorrar en lo más importante y trascendente que puede heredar al futuro del país. No le podemos llamar progresista a quien hipoteca el futuro de las próximas generaciones.

Ahora entonces, ¿dónde se resuelve nuestro problema fiscal? Existen dos áreas que debemos corregir antes de seguir la avasalladora lucha contra los más débiles, aquellos que no tienen la oportunidad de cerrar calles o de pagar publicaciones en medios de comunicación colectiva o de la radio y la televisión. Poner a pagar a los empresarios que han sido subsidiados por casi tres décadas en el sector turismo y de zonas francas, ya es suficiente y procede eliminar las exoneraciones a los sectores de mayor poder y rentas en el país, que han provocado serios huecos en la ecuación fiscal. Pedirle de una vez por todas al Banco Central, que ponga a pagar a los actores financieros por la regulación que reciben y que se eliminen los subsidios más regresivos que tiene nuestro Estado a aseguradoras y agentes financieros. Si vamos a echar a andar el autobús del país, pongamos a pagar a todos, nada de pasajeros gratis, señora Ministra y señor Presidente.

El segundo tema es los agujeros más grandes del canasto fiscal, las exoneraciones a quienes no necesitan más subsidio y el contrabando odioso de aduanas, que lleva tres décadas en modernización. Esos son los pasajeros gratis de nuestro sistema fiscal que pagan campañas y financian a los políticos corruptos, que dejan pasar la trocha, la refinería o el cementazo. Estamos a tiempo de no ser presa de los ratings de prensa o de televisión y poner a todos en el autobús del desarrollo.

Para poner en orden la ecuación fiscal, debemos pensar más en la cuenta de patrimonio del Estado y menos en la deuda de corto plazo. Financiar la deuda a largo plazo contra un patrimonio público que supera con creces dicha deuda. Escapar de la ecuación reduccionista de los “Chicago Boys”. Es hora de mirar otras realidades, nadie ha salido del subdesarrollo pensando en ahorrar en educación o inversión en infraestructura. El país requiere mirar al horizonte y no a los cordones de los zapatos.

Es posible pasar las reformas al IVA y a la renta para mejorar los instrumentos fiscales. Poner de una vez por todas a aduanas y la Dirección de Tributación Directa en un régimen especial que permita cobrar bien los impuestos. Así por ejemplo, ¿qué van a hacer con los miles de expedientes en proceso judicial de empresarios deudores? ¿Para cuándo vamos a tener un sistema de aduanas moderno y un sistema tributario actualizado a la economía 4.0? Esas son las verdaderas tareas de fondo del tema hacendario. Es incoherente usted, señora Ministra que sus propios informes cuando fue contralora, queden ahora olvidados en su memoria.

El patrimonio del Estado permitiría ajustar las cuentas públicas con sentido común y no seguir en esta carrera demoledora de lo público. Me parece importante que el país piense en grande en infraestructura, el tren, el aeropuerto, las grandes carreteras requeridas, las obras de riego que faltan y sobre todo, que piense en grande en ciencia y tecnología, no con las miserias que tenemos hoy en día. Debemos ampliar la base del presupuesto de Banca para el Desarrollo, financiando en serio a los emprendedores y fortaleciendo los encadenamientos productivos con nuevas formas de asociación productivas. Si tenemos que subsidiar los impuestos a cooperativas, por qué no cargar esos subsidios a la cuenta de patrimonio como inversión del Estado. ¿Quién dice que el Estado no puede ser dueño de un tercio de esos nuevos emprendimientos?

Es imposible resolver la ecuación tributaria sin una economía en crecimiento, señor Presidente. Lo que se ha venido haciendo conduce a una crisis social y fiscal peor que la que podemos evitar con los recortes y con los ajustes al gasto. El país necesita más visionarios y menos mercenarios, espero que su gobierno recapacite a tiempo. Si vamos a poner la casa en orden, que el pasaje de autobús se cobre a todos quienes pueden pagar. Si vamos a ajustar el presupuesto público, no ajuste la cuenta de patrimonio y ponga en peligro la herencia de las futuras generaciones.

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