Recaudación sin desaceleración
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Lunes 03 diciembre, 2007
Cuanto más gasta el país en combustibles, debido principalmente al aumento en el precio del petróleo, tanto más ganancia obtiene el fisco al recaudar más impuestos. Esto porque de cada litro de gasolina súper (¢552) vendido, un 29,8% (¢164,50) va, en calidad de tributo a engrosar las arcas del Estado.
Así se detalla en un reportaje publicado hoy en LA REPUBLICA, en el que se mencionan dudas surgidas sobre la inacción del gobierno para sortear la crisis que generan a la economía las alzas del crudo.
En algunos sectores productivos del país ha surgido la duda de si esta complacencia es producto de los mayores impuestos que de esta forma recauda el fisco, sin importar que bienes y servicios regulados aumenten de precio como es el caso de la electricidad, las tarifas de agua, el transporte público o el arroz, entre otros.
Ante esto, el sector privado demanda una mayor independencia energética mediante un incremento en el uso de fuentes alternativas y la rehabilitación del ferrocarril para el transporte de carga.
Pero estas posibles fórmulas para bajar el impacto de la subida en los precios del petróleo requieren voluntad política y acciones tan inmediatas como efectivas para generar resultados visibles.
En la presente encrucijada el gobierno debería tomar medidas basadas en conclusiones acertadas sobre la conveniencia de establecer un adecuado equilibrio entre recaudar más y atender la situación del sector productivo.
La necesidad de recaudación no debería generar la desaceleración económica ni la disminución de la demanda interna.
Por el contrario, la actual bonanza fiscal, atribuida a una mejor recaudación, debería servir para balancear beneficios tanto para el fisco como para el sector productivo, garantizando así la sostenibilidad de ambos.
El esfuerzo que se realice para alcanzar mayores cuotas de utilización de energías alternativas beneficiaría de manera sostenida al sector dedicado a esa producción y aliviaría la crisis que genera a la economía el aumento en los precios del petróleo.
Ambas medidas no tendrían ninguna incidencia en la conveniente y continua mejora que debe prevalecer en los sistemas de recaudación que permiten al fisco mantener al cubierto sus necesarias reservas.