Puertos cariocas en deterioro
| Miércoles 29 julio, 2009
Puertos cariocas en deterioro
Río de Janeiro
Xinhua -- Los puertos brasileños constituyen desde hace años una fuente de problemas para los exportadores e importadores del país.
Esta semana 43 navíos esperaban para cargar azúcar en los puertos brasileños, sin embargo el último de ellos lo hará hasta el 17 de agosto, según las estimaciones de la agencia marítima Williams.
Los puertos de Santos y Paranaguá, los principales exportadores de granos, muestran interminables filas de camioneros en época de cosecha.
El 90% de ese movimiento corresponde al puerto de Santos, el más importante del país, lo que muestra una concentración difícil de entender en un país que cuenta con 7.500 kilómetros de costas.
Un informe del centro de estudios económicos Fundación Dom Cabral, de Minas Gerais, ubica a Brasil en el lugar 123, entre 134 países, en cuanto a calidad de servicios portuarios.
Existen todo tipo de motivos para llegar a ese extremo, pero el principal de ellos es la incompetencia de los órganos oficiales para poner en marcha un proceso de modernización y diversificación portuaria.
Esta semana la Asociación Brasileña de Terminales Portuarios (ABTP) recordó que en los próximos tres años expirarán cerca de 100 contratos de concesión de puertos, sin que se hayan licitado ni siquiera los que ya están vencidos.
De acuerdo con el presidente de la ABTP, Willen Mantelli, en esas condiciones las empresas concesionarias no hacen siquiera las inversiones mínimas, debido a que no saben qué ocurrirá con sus contratos.
La paralización de las inversiones es la gota que faltaba para colmar el vaso de las deficiencias de infraestructura de que padece Brasil, un problema que el gobierno trata de minimizar con el anuncio de programas que luego no se concretan.
Según Mantelli, solamente en siete puertos cuyas concesiones están vencidas o cercanas al vencimiento, las empresas mantienen paralizados recursos del orden de los $125 millones que deberían destinarse a inversiones para su modernización.
Algunas de esas empresas han recurrido a los tribunales para conseguir una prórroga de emergencia en las concesiones que justifique la realización de las inversiones más urgentes, las cuales consideran impostergables.
“Estamos advirtiendo al gobierno sobre esa cuestión desde hace tiempo. Si hubiese habido el mínimo acompañamiento de los cronogramas, el problema no habría adquirido esas proporciones”, señaló Mantelli.
Río de Janeiro
Xinhua -- Los puertos brasileños constituyen desde hace años una fuente de problemas para los exportadores e importadores del país.
Esta semana 43 navíos esperaban para cargar azúcar en los puertos brasileños, sin embargo el último de ellos lo hará hasta el 17 de agosto, según las estimaciones de la agencia marítima Williams.
Los puertos de Santos y Paranaguá, los principales exportadores de granos, muestran interminables filas de camioneros en época de cosecha.
El 90% de ese movimiento corresponde al puerto de Santos, el más importante del país, lo que muestra una concentración difícil de entender en un país que cuenta con 7.500 kilómetros de costas.
Un informe del centro de estudios económicos Fundación Dom Cabral, de Minas Gerais, ubica a Brasil en el lugar 123, entre 134 países, en cuanto a calidad de servicios portuarios.
Existen todo tipo de motivos para llegar a ese extremo, pero el principal de ellos es la incompetencia de los órganos oficiales para poner en marcha un proceso de modernización y diversificación portuaria.
Esta semana la Asociación Brasileña de Terminales Portuarios (ABTP) recordó que en los próximos tres años expirarán cerca de 100 contratos de concesión de puertos, sin que se hayan licitado ni siquiera los que ya están vencidos.
De acuerdo con el presidente de la ABTP, Willen Mantelli, en esas condiciones las empresas concesionarias no hacen siquiera las inversiones mínimas, debido a que no saben qué ocurrirá con sus contratos.
La paralización de las inversiones es la gota que faltaba para colmar el vaso de las deficiencias de infraestructura de que padece Brasil, un problema que el gobierno trata de minimizar con el anuncio de programas que luego no se concretan.
Según Mantelli, solamente en siete puertos cuyas concesiones están vencidas o cercanas al vencimiento, las empresas mantienen paralizados recursos del orden de los $125 millones que deberían destinarse a inversiones para su modernización.
Algunas de esas empresas han recurrido a los tribunales para conseguir una prórroga de emergencia en las concesiones que justifique la realización de las inversiones más urgentes, las cuales consideran impostergables.
“Estamos advirtiendo al gobierno sobre esa cuestión desde hace tiempo. Si hubiese habido el mínimo acompañamiento de los cronogramas, el problema no habría adquirido esas proporciones”, señaló Mantelli.