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FORO DE LECTORES


¿Por qué el mundo no actuó a tiempo?

Andrzej Baranski a.baranski@nyu.edu | Viernes 20 marzo, 2020

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Ningún país está preparado para enfrentar la pandemia actual y ningún sistema de salud estatal o privado tiene los recursos para atender el pico de pacientes que han ido enfrentando. Dada la magnitud de esta situación, cabe preguntarse ¿Por qué los países tardaron tanto en reaccionar aun y cuando veían lo que sucedía en otros países? Discuto a continuación tres razones políticas a nivel internacional que pudieron haber afectado el tiempo de respuesta de la comunidad internacional.

La primera razón es que China postpuso la comunicación sobre el virus. Clara evidencia de esto es que uno doctor común y cualquiera, trabajando en un solo hospital sin acceso a bases de datos nacionales, tuvo suficientes casos como para determinar que se encontraba ante un nuevo virus de fácil contagio, mucho antes de que lo comunicaran las autoridades. Tan evidente fue la veracidad de sus observaciones, que fue silenciado temporalmente por las autoridades chinas y luego silenciado para siempre por el mismo virus (según el motivo de defunción oficial). Al postponerse esta comunicación, el mundo entero perdió probablemente dos o tres semanas en tiempo de reacción.

La segunda razón por la que ha sido difícil detener el contagio fue que el Presidente Trump politizó la situación desde el primer minuto, y lo sigue haciendo cada vez que se refiere al COVID19 como ¨virus chino¨. Donald Trump convirtió la situación en una oportunidad proselitista. Parte de su retórica política ha girado alrededor de la idea de que EEUU es más fuerte que China. En efecto, antes de la pandemia, el Secretario de Estado Mike Pompeo ha buscado reafirmar el liderazgo estadounidense y antagonismo con China bajo el estribillo de que ¨el occidente está ganando¨, frase que repite continuamente en sus comunicados.

Al Trump politizar la situación y negarse a reconocer que podía afectar a EEUU, la primera potencia mundial no dio el ejemplo. Si EEUU hubiera cerrado fronteras y cancelado vuelos con mayor antelación, claramente otros países del hemisferio hubieran reaccionado y hubiera disminuido el contagio hacia otros países al reducir el tráfico aéreo estadounidense. Recordemos que en otros brotes que se han dado a nivel mundial, EEUU ha sido el líder combatiéndolos. El caso del virus del ebola en el 2014 es un ejemplo de ello, pues envió un convoy médico, entrenó al personal local, y donó equipos médicos para la atención de los casos.

La tercera razón por la que tardaron en reaccionar los países se debe al progresivo decaimiento de la institucionalidad internacional. En los últimos tres años, la administración del Presidente Trump ha menoscabado una serie de organismos internacionales incluyendo la Organización Mundial del Comercio y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, y ha debilitado la OTAN. Trump sabe que la institucionalidad mundial tiene un precio que debe asumirse en el corto plazo, pero no ha entendido el beneficio que genera en el largo plazo, ni ha entendido que la riqueza que EEUU ha amasado en las últimas seis décadas se debe en gran parte al orden liberal internacional que fue creado tras la segunda guerra mundial. Bajo esta línea de pensamiento (si es que se le puede llamar así), Trump se rehusó a escuchar los criterios emitidos por la Organización Mundial de la Salud y decidió no actuar a tiempo con base en ellos.

Una lectura seria de la evolución del virus y las medidas que han tomado los países evidencia que las medidas que se adoptan hoy con base en la información de ayer, ya son obsoletas. Algunos países europeos empezaron con campañas de información sobre higiene, después llamaron a cuarentenas voluntarias, luego cerraron fronteras, y luego impusieron cuarentenas obligatorias. EEUU también ha escalado semanalmente sus acciones de contención. Si ya es sabido que las medidas paulatinas no dan el resultado esperado, ¿por qué seguir aplazando las medidas más fuertes? Este es el momento para una cuarenta obligatoria. Mañana quizá ya sea muy tarde.

Andrzej Baranski Madrigal

Profesor de Economía Profesor de Economía New York University Abu Dhabi

Correo: a.baranski@nyu.edu








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