Pensiones: Planes de pensión
| Lunes 21 abril, 2008
Pensiones
Planes de pensión
En nuestros comentarios hemos insistido que el dinero que se dedica para la jubilación, representa una especie de sacrificio en el consumo presente para asegurar a futuro un nivel y calidad de vida que no se vea afectado por la caída en los ingresos. Este razonamiento, más el incremento en la longevidad promedio del ciudadano y el declive en la tasa de natalidad, han puesto sobre la mesa, hoy más que nunca, la importancia del ahorro para el retiro, el papel que juegan las operadoras de pensiones complementarios (OPC), los regímenes obligatorios de pensiones (ROP) y los fondos de capitalización laboral (FCL). Sin embargo, en esta ocasión aprovecharemos el espacio para profundizar en algunos elementos categóricos de los diferentes tipos de fondos de pensión.
A nivel genérico hay dos tipos básicos de planes de pensión: aportaciones definidas y prestaciones definidas. Las aportaciones definidas son cuentas de ahorro establecidas por las empresas para sus empleados. En este sistema, el empleador aporta fondos al plan, pero el empleado es el responsable en materia del riesgo relacionado al desempeño del fondo. Estos planes se denominan de aportación definida porque la única obligación de la empresa es realizar las aportaciones establecidas por ley en la cuenta de jubilación del empleado. En este sistema el empleado selecciona la operadora de pensiones.
En contraste, los planes de prestación definida, el empleado tiene la obligación de proporcionar un beneficio específico de jubilación anual. Dicho beneficio se define con base en una fórmula que incorpora los años de servicio del beneficiario, el nivel salarial y las retribuciones al fondo. En este sistema las empresas pagan al empleado jubilado un porcentaje del salario anual devengado por cada año laborado. En este modelo un empleado con 30 años de servicio, normalmente recibirá un beneficio anual equivalente al 60% de su sueldo final. Los pagos son una obligación para el empleador y los activos acumulados en el fondo de pensiones deben generan los márgenes financieros para cumplir con los beneficios prometidos.
Para este sistema, si el rendimiento de las inversiones en el fondo es pobre, la empresa está obligada a cubrir la caída en la rentabilidad mediante la aportación de activos adicionales al fondo. Así, como se puede apreciar, el riesgo que involucra el comportamiento de las inversiones lo asume la empresa.
Juan Carlos Pérez Herra
jcperez@larepublica.net
Planes de pensión
En nuestros comentarios hemos insistido que el dinero que se dedica para la jubilación, representa una especie de sacrificio en el consumo presente para asegurar a futuro un nivel y calidad de vida que no se vea afectado por la caída en los ingresos. Este razonamiento, más el incremento en la longevidad promedio del ciudadano y el declive en la tasa de natalidad, han puesto sobre la mesa, hoy más que nunca, la importancia del ahorro para el retiro, el papel que juegan las operadoras de pensiones complementarios (OPC), los regímenes obligatorios de pensiones (ROP) y los fondos de capitalización laboral (FCL). Sin embargo, en esta ocasión aprovecharemos el espacio para profundizar en algunos elementos categóricos de los diferentes tipos de fondos de pensión.
A nivel genérico hay dos tipos básicos de planes de pensión: aportaciones definidas y prestaciones definidas. Las aportaciones definidas son cuentas de ahorro establecidas por las empresas para sus empleados. En este sistema, el empleador aporta fondos al plan, pero el empleado es el responsable en materia del riesgo relacionado al desempeño del fondo. Estos planes se denominan de aportación definida porque la única obligación de la empresa es realizar las aportaciones establecidas por ley en la cuenta de jubilación del empleado. En este sistema el empleado selecciona la operadora de pensiones.
En contraste, los planes de prestación definida, el empleado tiene la obligación de proporcionar un beneficio específico de jubilación anual. Dicho beneficio se define con base en una fórmula que incorpora los años de servicio del beneficiario, el nivel salarial y las retribuciones al fondo. En este sistema las empresas pagan al empleado jubilado un porcentaje del salario anual devengado por cada año laborado. En este modelo un empleado con 30 años de servicio, normalmente recibirá un beneficio anual equivalente al 60% de su sueldo final. Los pagos son una obligación para el empleador y los activos acumulados en el fondo de pensiones deben generan los márgenes financieros para cumplir con los beneficios prometidos.
Para este sistema, si el rendimiento de las inversiones en el fondo es pobre, la empresa está obligada a cubrir la caída en la rentabilidad mediante la aportación de activos adicionales al fondo. Así, como se puede apreciar, el riesgo que involucra el comportamiento de las inversiones lo asume la empresa.
Juan Carlos Pérez Herra
jcperez@larepublica.net