Paz con la familia
| Viernes 30 abril, 2010
Paz con la familia
¿Cuál es la solución para reducir la inseguridad ciudadana? ¿Será aumentar la presencia policial o mejorar su entrenamiento? ¿Cómo disminuir los índices de violencia doméstica y violencia infantil? La solución parece apuntar a un tema que Costa Rica ha relegado por años en materia de políticas públicas: invertir en la familia.
Como objetivos aislados, invertir en seguridad, reducción de la pobreza, educación y salud han sido los estandartes de diferentes campañas políticas y de planes de gobierno durante décadas en América Latina. Nuestro país no ha sido la excepción y todas esas problemáticas son confirmadas todos los días en los diferentes medios de comunicación, imposibilitando ver una salida al final de un laberinto.
La designación del señor Fernando Marín como ministro de Desarrollo y Bienestar Social, además de la creación del Consejo Social que será presidido por la presidenta Laura Chinchilla podrían convertirse en el inicio de un desarrollo con “perspectiva de familia”; donde no solo se atiendan necesidades como vivienda, ayuda económica, cuido, educación y salud, sino también programas de educación a padres, habilitación de centros públicos familiares de recreo, oficinas regionales de asistencia familiar en zonas marginales que permitan tener un mayor conocimiento de la situación de las familias, a fin de poder direccionar mejor programas como Avancemos, otorgamiento del bono de la vivienda, de control médico en los Ebais y de accesibilidad crediticia a pequeños empresarios de zonas de mayor riesgo social.**
Si los ciudadanos tienen condiciones que les permiten salir de la pobreza, niños y jóvenes con menor deserción escolar, formación en valores familiares y lugares de recreo más seguros, la idea de reducir la inseguridad, drogadicción, abortos, embarazos en adolescentes y de mejorar la situación económica con acceso a un trabajo mejor remunerado deja de ser un idealismo para convertirse en la Costa Rica que nuestros padres y abuelos soñaron para nosotros.
Políticas similares han demostrado su eficacia en diferentes países de la Unión Europea, donde se ha podido comprobar aumento en los índices de natalidad, reducción de la tasa de divorcios; en fin, familias felices, ciudadanos responsables, una mejor sociedad… un país desarrollado.
“Invertir en la paz, invertir en la familia” es una frase que dijo el embajador José Joaquín Chaverri y es una idea que resume el camino que puede conducir a Costa Rica a liderar el desarrollo de políticas públicas en el istmo y en toda América Latina.
Tal vez los gobiernos deban comprender que la inversión militar no solo puede ser hecha en educación y salud, sino que también puede invertirse en el núcleo de la sociedad: en la familia. Declarémosle la paz al mundo… Paz con la familia.
Alejandro Badilla Coto
Estudiante relaciones internacionales-UNA
¿Cuál es la solución para reducir la inseguridad ciudadana? ¿Será aumentar la presencia policial o mejorar su entrenamiento? ¿Cómo disminuir los índices de violencia doméstica y violencia infantil? La solución parece apuntar a un tema que Costa Rica ha relegado por años en materia de políticas públicas: invertir en la familia.
Como objetivos aislados, invertir en seguridad, reducción de la pobreza, educación y salud han sido los estandartes de diferentes campañas políticas y de planes de gobierno durante décadas en América Latina. Nuestro país no ha sido la excepción y todas esas problemáticas son confirmadas todos los días en los diferentes medios de comunicación, imposibilitando ver una salida al final de un laberinto.
La designación del señor Fernando Marín como ministro de Desarrollo y Bienestar Social, además de la creación del Consejo Social que será presidido por la presidenta Laura Chinchilla podrían convertirse en el inicio de un desarrollo con “perspectiva de familia”; donde no solo se atiendan necesidades como vivienda, ayuda económica, cuido, educación y salud, sino también programas de educación a padres, habilitación de centros públicos familiares de recreo, oficinas regionales de asistencia familiar en zonas marginales que permitan tener un mayor conocimiento de la situación de las familias, a fin de poder direccionar mejor programas como Avancemos, otorgamiento del bono de la vivienda, de control médico en los Ebais y de accesibilidad crediticia a pequeños empresarios de zonas de mayor riesgo social.**
Si los ciudadanos tienen condiciones que les permiten salir de la pobreza, niños y jóvenes con menor deserción escolar, formación en valores familiares y lugares de recreo más seguros, la idea de reducir la inseguridad, drogadicción, abortos, embarazos en adolescentes y de mejorar la situación económica con acceso a un trabajo mejor remunerado deja de ser un idealismo para convertirse en la Costa Rica que nuestros padres y abuelos soñaron para nosotros.
Políticas similares han demostrado su eficacia en diferentes países de la Unión Europea, donde se ha podido comprobar aumento en los índices de natalidad, reducción de la tasa de divorcios; en fin, familias felices, ciudadanos responsables, una mejor sociedad… un país desarrollado.
“Invertir en la paz, invertir en la familia” es una frase que dijo el embajador José Joaquín Chaverri y es una idea que resume el camino que puede conducir a Costa Rica a liderar el desarrollo de políticas públicas en el istmo y en toda América Latina.
Tal vez los gobiernos deban comprender que la inversión militar no solo puede ser hecha en educación y salud, sino que también puede invertirse en el núcleo de la sociedad: en la familia. Declarémosle la paz al mundo… Paz con la familia.
Alejandro Badilla Coto
Estudiante relaciones internacionales-UNA