País sufre por mano de obra nicaragüense
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Miércoles 27 febrero, 2008
Faltante de trabajadores como obreros de construcción, oficiales de seguridad, choferes y frutícolas compromete panorama económico de Costa Rica
País sufre por mano de obra nicaragüense
• Sectores productivos y autoridades corren para evitar eventual crisis por déficit de trabajadores foráneos cada vez más disputados
• Migración ha reducido trámites de cuatro meses a 15 días, pero director reconoce que es necesaria una digitalización total del sistema para ser realmente competitivos
Eduardo Baldares
ebaldares@larepublica.net
La bomba de tiempo no ha estallado. Pero podría hacerlo. Su tictac tiene preocupados y ocupados tanto a los sectores productivos del país como a las autoridades, quienes corren para evitar la temida crisis: ¿Es posible que la economía costarricense corra peligro por falta de mano de obra? La respuesta es unánime: Sí.
Una crisis acarrea otra. Si no hay obreros suficientes que levanten las construcciones, este sector eleva sus salarios y le “pellizca” empleados al agrícola. Empero, lejos de solucionar la medida pone en riesgo las cosechas, las exportaciones y por ende la economía nacional.
Desde gerentes bilingües con conocimientos en ciencias de la información hasta choferes, son diversas las áreas laborales que tienen una sed de crecimiento que ya no puede ser satisfecha por la mano de obra costarricense, puesto que simplemente no da abasto. Es así como el personal faltante tiene que ser importado.
El problema es que Costa Rica no es un solitario oasis de empleo, sino que hay países vecinos que están en liza por los trabajadores, especialmente los nicaragüenses, batalla que recrudecería con la ampliación del Canal de Panamá.
Por su parte, El Salvador también paga en dólares y necesita mucha mano de obra, porque el crecimiento de este país está orientado hacia el sector servicios, “de tal forma que para continuar con el trabajo agrícola es necesario buscar afuera a los obreros”, declaró José Pires, director para Centroamérica y México de la Organización Internacional de Migraciones (OIM), al diario La Prensa de Nicaragua. “Además, porque hay una gran migración hacia Estados Unidos y hay un sector que no quiere trabajar en la agricultura porque son captores de remesas”, dijo.
Entonces las cámaras empresariales del país, en conjunto con el Ministerio de Trabajo y la Dirección General de Migración, han corrido juntos en pos de estrategias que permitan desactivar la temida bomba de crisis laboral. Y si bien no han podido desarmar la amenaza, al menos no les ha estallado en la cara.
Entre los avances más puntuales está la reducción del trámite migratorio para trabajadores con contratos específicos, pero Mario Zamora, director de Migración, reconoce que falta mucho trecho para saltar de “los mecanismos arcaicos del siglo XIX que nos encontramos aquí, a la meta de estar a la vanguardia del siglo XXI”.
Zamora afirmó que trámites que antes tomaban de tres a cuatro meses se redujeron a 15 días. Explicó que la simplificación burocrática es particularmente favorable para el sector frutícola, por cuanto “antes nos hacían una solicitud, durábamos cuatro meses y cuando dábamos el permiso ya no servía… porque el tiempo de cosecha había pasado. Era de ponerse rojo de la vergüenza”.
El director de Migración resaltó la apertura del call center 900-1234567, mediante el cual el interesado puede consultar lo que quiera por ¢105 el minuto, de manera que cuando haga presencia física sea con los requisitos completos, y así se le gestionará su trámite lo más rápido posible. “La Ley nos da hasta tres meses, pero el objetivo institucional es nunca demorar más de un mes”, agregó.
Zamora reconoce que en el ambiente hay temor ante El Salvador y Belice compitiendo por mano de obra para construcción y agricultura, y sobre todo ante la cantidad de trabajadores que demandará la ampliación del Canal de Panamá. Pero ofrece soluciones.
“La única forma de lograr una ventaja comparativa es la total digitalización del sistema, mediante firmas, huellas y fotos en línea, brindando mucha información para que quienes vengan del exterior lo hagan legalmente para beneficio de ellos y de nosotros”, dijo.
Mientras tanto se intenta promover una coordinación multinacional entre los países a fin de no perjudicarse entre sí. “Tanto el país de origen como el empleador tienen responsabilidades. Aquí nos hemos concentrado en un reordenamiento migratorio, pues somos conscientes de la demanda empresarial, por lo que se creó una metodología de cuotas, o asignación de puestos para contratos por un tiempo u objetivos determinados”, explicó Johnny Ruiz, del departamento de Migraciones del Ministerio de Trabajo.
Por otra parte, en los países de origen es importante que se haga un ejercicio de acompañamiento, “de manera que los trabajadores que vengan, lo hagan ordenadamente, con sus permisos respectivos e identificados como debe ser”, amplió el funcionario.
Ruiz aseguró que en conjunto con la Organización Internacional de Migraciones se está coordinando con los países centroamericanos de manera que nadie salga perjudicado.
Del lado empresarial, su tarea es garantizarles a las personas contratadas condiciones competitivas con relación a los otros países. “Eso de hecho ya lo estamos haciendo. Aunque de momento no estamos importando masivamente trabajadores, la competencia interna es muy fuerte y se están pagando sumas inimaginables, porque el personal escasea”, afirmó Randall Murillo, gerente de la Cámara de la Construcción.
“Además, hemos atraído gente del sector agrícola interesada en un salario mejor, pero eso al país no le ayuda, porque es como cerrar un hueco por aquí dejando al descubierto otro”, añadió.
Murillo reconoció que en el país se contratan inmigrantes ilegales. “Sí, en construcción y en todos los campos, lo cual es competencia desleal, porque esas empresas no pagan cargas sociales ni brindan las condiciones mínimas de seguridad, y al final a todas nos suben la prima de los seguros por el nivel de riesgo laboral que se incrementa por su culpa”.
Al parecer la bomba de la crisis laboral se está conteniendo por la agilización de trámites, acuerdos internacionales e incluso quizás por la contratación ilegal, pero Sergio Navas, vicepresidente ejecutivo de la Cámara de Exportadores de Costa Rica (Cadexco), considera que esta última práctica sencillamente es insostenible.
“Por un lado, priva a estos trabajadores de garantías sociales, pólizas de seguro, mejores salarios y condiciones óptimas, sin olvidar cuán riesgoso puede ser contratar a alguien de quien se desconocen sus antecedentes. Por el otro, al considerarse competencia desleal, esta práctica enrarece el ambiente empresarial interno y, además, afecta la imagen de Costa Rica en el exterior por cuanto se debe rendir cuentas a certificadoras internacionales que califican las prácticas laborales del país. Incluso Europa exige estas certificaciones para importar nuestros productos”, concluyó Navas.
País sufre por mano de obra nicaragüense
• Sectores productivos y autoridades corren para evitar eventual crisis por déficit de trabajadores foráneos cada vez más disputados
• Migración ha reducido trámites de cuatro meses a 15 días, pero director reconoce que es necesaria una digitalización total del sistema para ser realmente competitivos
Eduardo Baldares
ebaldares@larepublica.net
La bomba de tiempo no ha estallado. Pero podría hacerlo. Su tictac tiene preocupados y ocupados tanto a los sectores productivos del país como a las autoridades, quienes corren para evitar la temida crisis: ¿Es posible que la economía costarricense corra peligro por falta de mano de obra? La respuesta es unánime: Sí.
Una crisis acarrea otra. Si no hay obreros suficientes que levanten las construcciones, este sector eleva sus salarios y le “pellizca” empleados al agrícola. Empero, lejos de solucionar la medida pone en riesgo las cosechas, las exportaciones y por ende la economía nacional.
Desde gerentes bilingües con conocimientos en ciencias de la información hasta choferes, son diversas las áreas laborales que tienen una sed de crecimiento que ya no puede ser satisfecha por la mano de obra costarricense, puesto que simplemente no da abasto. Es así como el personal faltante tiene que ser importado.
El problema es que Costa Rica no es un solitario oasis de empleo, sino que hay países vecinos que están en liza por los trabajadores, especialmente los nicaragüenses, batalla que recrudecería con la ampliación del Canal de Panamá.
Por su parte, El Salvador también paga en dólares y necesita mucha mano de obra, porque el crecimiento de este país está orientado hacia el sector servicios, “de tal forma que para continuar con el trabajo agrícola es necesario buscar afuera a los obreros”, declaró José Pires, director para Centroamérica y México de la Organización Internacional de Migraciones (OIM), al diario La Prensa de Nicaragua. “Además, porque hay una gran migración hacia Estados Unidos y hay un sector que no quiere trabajar en la agricultura porque son captores de remesas”, dijo.
Entonces las cámaras empresariales del país, en conjunto con el Ministerio de Trabajo y la Dirección General de Migración, han corrido juntos en pos de estrategias que permitan desactivar la temida bomba de crisis laboral. Y si bien no han podido desarmar la amenaza, al menos no les ha estallado en la cara.
Entre los avances más puntuales está la reducción del trámite migratorio para trabajadores con contratos específicos, pero Mario Zamora, director de Migración, reconoce que falta mucho trecho para saltar de “los mecanismos arcaicos del siglo XIX que nos encontramos aquí, a la meta de estar a la vanguardia del siglo XXI”.
Zamora afirmó que trámites que antes tomaban de tres a cuatro meses se redujeron a 15 días. Explicó que la simplificación burocrática es particularmente favorable para el sector frutícola, por cuanto “antes nos hacían una solicitud, durábamos cuatro meses y cuando dábamos el permiso ya no servía… porque el tiempo de cosecha había pasado. Era de ponerse rojo de la vergüenza”.
El director de Migración resaltó la apertura del call center 900-1234567, mediante el cual el interesado puede consultar lo que quiera por ¢105 el minuto, de manera que cuando haga presencia física sea con los requisitos completos, y así se le gestionará su trámite lo más rápido posible. “La Ley nos da hasta tres meses, pero el objetivo institucional es nunca demorar más de un mes”, agregó.
Zamora reconoce que en el ambiente hay temor ante El Salvador y Belice compitiendo por mano de obra para construcción y agricultura, y sobre todo ante la cantidad de trabajadores que demandará la ampliación del Canal de Panamá. Pero ofrece soluciones.
“La única forma de lograr una ventaja comparativa es la total digitalización del sistema, mediante firmas, huellas y fotos en línea, brindando mucha información para que quienes vengan del exterior lo hagan legalmente para beneficio de ellos y de nosotros”, dijo.
Mientras tanto se intenta promover una coordinación multinacional entre los países a fin de no perjudicarse entre sí. “Tanto el país de origen como el empleador tienen responsabilidades. Aquí nos hemos concentrado en un reordenamiento migratorio, pues somos conscientes de la demanda empresarial, por lo que se creó una metodología de cuotas, o asignación de puestos para contratos por un tiempo u objetivos determinados”, explicó Johnny Ruiz, del departamento de Migraciones del Ministerio de Trabajo.
Por otra parte, en los países de origen es importante que se haga un ejercicio de acompañamiento, “de manera que los trabajadores que vengan, lo hagan ordenadamente, con sus permisos respectivos e identificados como debe ser”, amplió el funcionario.
Ruiz aseguró que en conjunto con la Organización Internacional de Migraciones se está coordinando con los países centroamericanos de manera que nadie salga perjudicado.
Del lado empresarial, su tarea es garantizarles a las personas contratadas condiciones competitivas con relación a los otros países. “Eso de hecho ya lo estamos haciendo. Aunque de momento no estamos importando masivamente trabajadores, la competencia interna es muy fuerte y se están pagando sumas inimaginables, porque el personal escasea”, afirmó Randall Murillo, gerente de la Cámara de la Construcción.
“Además, hemos atraído gente del sector agrícola interesada en un salario mejor, pero eso al país no le ayuda, porque es como cerrar un hueco por aquí dejando al descubierto otro”, añadió.
Murillo reconoció que en el país se contratan inmigrantes ilegales. “Sí, en construcción y en todos los campos, lo cual es competencia desleal, porque esas empresas no pagan cargas sociales ni brindan las condiciones mínimas de seguridad, y al final a todas nos suben la prima de los seguros por el nivel de riesgo laboral que se incrementa por su culpa”.
Al parecer la bomba de la crisis laboral se está conteniendo por la agilización de trámites, acuerdos internacionales e incluso quizás por la contratación ilegal, pero Sergio Navas, vicepresidente ejecutivo de la Cámara de Exportadores de Costa Rica (Cadexco), considera que esta última práctica sencillamente es insostenible.
“Por un lado, priva a estos trabajadores de garantías sociales, pólizas de seguro, mejores salarios y condiciones óptimas, sin olvidar cuán riesgoso puede ser contratar a alguien de quien se desconocen sus antecedentes. Por el otro, al considerarse competencia desleal, esta práctica enrarece el ambiente empresarial interno y, además, afecta la imagen de Costa Rica en el exterior por cuanto se debe rendir cuentas a certificadoras internacionales que califican las prácticas laborales del país. Incluso Europa exige estas certificaciones para importar nuestros productos”, concluyó Navas.