Nueva estrategia contra la pobreza
| Jueves 20 diciembre, 2012
Es necesaria la reconstrucción de una sociedad que, segura de sus capacidades y con sus necesidades básicas cubiertas, sea menos vulnerable a los flagelos que la descomposición política y social engendró
Nueva estrategia contra la pobreza
Está claro que lo que se ha venido haciendo en el país para disminuir la pobreza no cumple con ese objetivo. La cantidad de pobres más bien aumenta y esto indica que hay que cambiar la estrategia.
Esto lo evidencia una nota de este medio ayer en la cual se destaca que solo el IMAS, Fonabe y Asignaciones Familiares son, en la actualidad, las instituciones eficientes en esta labor.
El resto: Pani, Judesur, Inder, Infocoop, Inamu, Conai destinan un bajo porcentaje del dinero de que disponen para combatir pobreza u otras labores en el área de atención social, porque la mayoría se les va en pagos de salarios a sus empleados y otros gastos administrativos.
Pero la razón de que el problema subsista no radica por cierto únicamente en la forma eficiente o no como funcionan las entidades mencionadas.
La realidad es otra y se relaciona con las políticas impulsadas. Ellas no rompen el círculo de la pobreza porque para que esto ocurra, como sabemos, es necesario un conjunto de medidas que atiendan el problema en forma integral y coordinada. No solo acciones aisladas.
Se necesita contar con un plan general a corto, mediano y largo plazo, un presupuesto suficiente y un estado eficiente para desarrollarlo con transparencia y resultados comprobables mediante supervisión oportuna y constante.
Es decir, se necesita voluntad política.
Son muchas las posibles medidas para dicho plan y las sociedades deben debatirlas ampliamente a partir de propuestas inteligentes. Los países del mundo que han logrado erradicar pobreza y elevar el nivel de vida de toda su población son dignos de estudio para ver qué de ello puede adaptarse a nuestra realidad.
Entre esas medidas están las relacionadas con la eficiencia para una recaudación adecuada eliminando la evasión y elusión fiscal de todo tipo, lo que sumado a impuestos justos, progresivos, contribuye a contar con los fondos para implementar los planes.
Por otra parte, deben enfocarse esas medidas en proyectos para crear fuentes de trabajo a las cuales puedan acceder los costarricenses pobres, capacitación para ellos, acceso a la educación para sus hijos, a buenos servicios de salud, entre otros, con lo cual se comenzarían a recuperar la esperanza perdida y el interés por el progreso basado en el esfuerzo.
Cambios de este tipo no solo pueden dar un vuelco real a las cifras de pobreza sino comenzar la construcción de una nueva sociedad que, segura de sus capacidades y con sus necesidades básicas cubiertas, fuera mucho menos vulnerable a los flagelos actuales que la descomposición política y social engendraron.
Ojalá el 2013 sea un año en el que surjan las iniciativas para lograr una sociedad sin tanta desigualdad porque sin duda, sería una en la que reine más la armonía, la paz social y por tanto el mejor ambiente para los negocios y el progreso.