Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Jueves 30 abril, 2015
El fútbol es un juego.
Los futbolistas entran y juegan.
Se supone que siguen instrucciones de un plan de juego que prepara el cuerpo técnico.
Desde luego que resaltan las individualidades que rompen los libretos que se estudiaron en el vestidor.
En ocasiones, las cosas no salen y en otras, salen todas.
Bien lo dijo Pablo Gabas dos minutos después de que Alajuelense goleó 4-0 al Herediano.
“Hoy nos salieron todas las cosas”.
Rescato esa declaración, porque a Óscar Ramírez le están inventando desde hace rato que los rivales ya le conocen el juego a la Liga y se lo tienen controlado.
Entonces, recuerdo las acciones del último juego entre Alajuelense y Carmelita, ganado por los carmelos 1-0 y no son muchas las diferencias, remitidas al ataque de los rojinegros, de esa noche y esta con el Team.
Después de recibir el gol en contra, la Liga se volcó por el empate con idénticos argumentos con los que arrolló al Herediano. Es un estilo de fútbol, quizá conocido, pero no tan fácil de controlar, porque el Machillo ataca por los dos flancos de forma insistente, no vuelca su ofensiva por un solo sector y suma jugadores que tienen condiciones para meter velocidad y técnica por las dos franjas.
Hablamos de Gutiérrez, Salvatierra, Calvo, Venegas, Osvaldo Rodríguez, Matarrita, Ariel Soto, Sánchez, Alonso, incisivos y picantes aunque no siempre juegan bien.
Estos futbolistas se asocian, logran superar marcas y normalmente centran a los cierres de McDonald, Ortiz, Gabas y los centrales Acosta y López.
En ocasiones, esos servicios no terminan en nada y en otras ocasiones, cada centro se convierte en gol, como los que anotaron Gabas y Alonso al Team. Frente a Carmelita, Ronald Matarrita hizo como diez centros que no provocaron el mínimo traspié en la retaguardia del barrio. Frente al Herediano, un centro idéntico lo conectó Caya a la red.
Y esto que comentamos sucede cada minuto en todas las canchas del mundo y con todos los equipos; se dan partidos en que el balón caprichosamente no quiere entrar y otros en que entran todos.
De manera que no es tanto que a la Liga le tienen controlado su fútbol y mucho menos esa necedad en redes sociales de que el ciclo del Machillo en el Alajuelense terminó. La noche del martes, la Liga jugó como en sus mejores tiempos, arrolló al Herediano y encontró la red.
Y el técnico y los jugadores manudos lo han venido diciendo.
“No tenemos nada que cambiar, lo que se necesita es que el balón entre”, de manera que esta goleada, el buen partido y la clasificación amarrada, deben dar a los seguidores rojinegros paz para la semifinal y además se le manda una señal a los detractores del técnico de que están erradas sus apreciaciones.
El León dice presente en la parte crítica del Verano y refuerza su “fútbol de siempre”, con el aporte de piezas que como Gabas, Valle, Osvaldo, Calvo y Guevara reafirman que el estilo y la forma de juego sigue vigente y es exitosa.
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