Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Lunes 15 septiembre, 2008
Roberto Verdesia está en un serio dilema.
Quiere y debe cumplir su compromiso y hacerse a un lado para que Henry Núñez asuma la presidencia del Comité Olímpico Nacional, pero, por más que lo diga, su corazón pide la continuidad en un cargo que ejerce en forma provisional.
Hombre correcto y de palabra, el actual presidente del CON va a cumplir con lo pactado en su momento, con el grupo que hizo el trabajo vital para que Jorge Nery Carvajal cayera.
Lo que pasa es que Verdesia se sabe apoyado por una buena cantidad de asociaciones; sabe que la parte deportiva del gobierno lo prefiere y olfatea que la mayoría de la opinión pública y la prensa deportiva desea que siga en el cargo.
Además, y hay que ser sincero, le ha gustado el sabor del chocolate, no solo a él, sino a sus compañeros de junta directiva que trabajaron duro en estas últimas semanas en los previos de la participación de Costa Rica en los Juegos Olímpicos y también disfrutaron de sus mieles.
El dilema o el problema es que Roberto Verdesia no movió un dedo para que cayera Jorge Nery Carvajal. El “trabajo sucio o duro” en el buen sentido del término lo encabezaron cuatro dirigentes: Henry Núñez, Silvia González, Rodrigo Vargas y Rónald Bolaños y no es justo, ni tampoco correcto que queden algunos de ellos o todos, marginados de la nueva dirigencia del olimpismo costarricense.
Casi todos nos olemos que si Verdesia cambia de criterio y se lanza como candidato a la presidencia del CON en una lucha electoral abierta entre los asambleístas, probablemente le gane las elecciones a Núñez. Lo que pasa es que el dirigente renegaría de su palabra. He ahí el dilema.
Henry Núñez también lo huele y por eso prácticamente le exige a Verdesia que cumpla con los compromisos adquiridos en los eventos que terminaron con la caída del gobierno de Carvajal Castro.
Lo ideal sería una salida salomónica al mejor estilo tico.
Nos hemos enterado de que Verdesia ha insinuado que si cambia de criterio y decide lanzarse a la piscina, quiere trabajar con su cuerpo directriz actual. Puede que esto sea lo conveniente a nivel dirigencial pero resulta injusto, porque deja al margen a los hombres y mujeres que dieron la lucha, fueron a la prensa, hicieron una oposición sacrificada, dura, desgastante; se saltaron paredes, rompieron portones, se documentaron y hasta gastaron algunos mucho dinero de su propio bolsillo, en procura de que cayera el viejo cabecilla.
¿Cómo resolver el dilema?
Tendrían que combinarse algunos factores.
El sacrificio por cuatro años de Henry Núñez (está aún joven), que diera paso a la presidencia de Verdesia; un puesto a Núñez relevante y remunerado (la secretaría o gerencia) y una papeleta al directorio conjunta en la que tengan cabida y mayoría los líderes del movimiento que derrocó a Nery y minoría el grupo que lo comanda actualmente. Urgen entonces comprensión e inteligencia.
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