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¡Neoliberal! ¡Fascista! ¡Corrupto!

Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 17 octubre, 2014


No se construye un país descalificando. Jamás nación alguna logró resolver sus problemas en un cruce de insultos


Sinceramente

¡Neoliberal! ¡Fascista! ¡Corrupto!

El país ha ido siendo acostumbrado por quienes conducen las corrientes de opinión, a la más clara descalificación de los interlocutores en sociedad.
Las redes sociales están infestadas de personas que expresan ideas de manera estereotipada y que “espantan” de los foros a quienes discrepan de ellos en sus ideologías.
Fascistas, plutócratas, neoliberales, explotadores, dictadores en democracia… son calificativos que con facilidad leemos sobre una base continua procurando destruir la credibilidad de quienes exponen ideas que sin ser de derecha, son ideas que discrepan de los pensadores y escritores de la izquierda. Su idea es sacar de todo debate a quienes no piensan como ellos.
Enfrente y haciendo ostentación de igual actitud descalificadora leemos expresiones de sindicalistas vagabundos, vividores, chavistas, totalitarios, antidemocráticos, terroristas, comunistas… para tratar de acallar de la manera más pronta expresiones de izquierda.
No se construye un país descalificando. Jamás nación alguna logró resolver sus problemas en un cruce de insultos.
No lograremos salir de la pobreza ni del subdesarrollo sin construir acuerdos nacionales. Nuestro diálogo político debe cambiar del vencer al convencer. Debe perder el costarricense el temor a debatir y a coincidir con los adversarios. No es posible construir mayorías si no es a base de acuerdos y de concesiones.
Una casa, un país, una familia dividida no sobrevive. Un país fragmentado como el nuestro, en el que una campaña feroz ha destruido el principio de presunción de inocencia y lo ha sustituido por el de presunción de culpabilidad, en el que fuerzas poderosas han buscado acabar con la legitimidad del liderazgo nacional, han buscado sustituir el monopolio de la acción penal del estado por las acusaciones de todo el que desee hacerlo sin pruebas, que han buscado reemplazar los tribunales y su apreciación de la prueba por el juicio mediático, el escándalo, la destrucción de personas y sistema, un país así, ni puede gobernarse ni sobrevivir.
Que los grupos señalen inconformidades y propuestas para resolver esas inconformidades. Insultos no, ya basta de descalificaciones. Es la hora de las propuestas.
¡Neoliberales¡ ¿Deseamos acaso que el libre comercio se acabe? ¿Deseamos que los TLC con los Estados Unidos, la Unión Europea y China se cancelen? ¿Deseamos que el país cese en su lucha competitiva internacional por más inversión extranjera? ¿Deseamos volver al monopolio de las telecomunicaciones y o al de los depósitos bancarios y de los seguros?
¿Qué deseamos que se acabe del neoliberalismo? ¿El sistema electoral? ¿La separación de poderes? ¿El estado de derecho? ¿La economía social de mercado?
Señalemos las cosas, apuntemos las soluciones de cuanto no agrada o conviene. Pero dejemos de insultar y aprendamos unos de otros en un diálogo civilizado. No podemos revivir la vieja lucha entre gobierno y empresa privada ni estatismo contra libertad y mercado. Ambos son complementarios, no excluyentes. Basta de lucha de poderes. ¡Viva Costa Rica!


Emilio Bruce

Profesor
ebruce@larepublica.net

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