Negociar con inteligencia y respeto
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Jueves 11 octubre, 2007
El país necesita en este momento de la voluntad de todos, de la unión nacional. Es el tiempo de hacer un esfuerzo conjunto capaz de aprovechar de la mejor manera posible la opción que los costarricenses han tomado, la de la apertura.
El cruce de diferentes ideas y visiones en las mesas de negociaciones no debe producir choques sino diálogos, que pueden resultar sumamente enriquecedores y productivos por muy difíciles y complejos que sean. Los choques solo producirían daños y retrasarían lo que al final siempre deberá suceder, que es el entendimiento y la acción conjunta de todas las fuerzas en juego.
Los costarricenses tienen ahora la oportunidad de llevar a cabo una gran unión de voluntades en beneficio de todos, encontrando formas de conciliar ideas para un proyecto conjunto que permita el desarrollo en armonía con lo que somos, un lugar de paz bendecido por la naturaleza.
Ese gran diálogo nacional debería tener como principal ingrediente la voluntad real, no solo aparente, de ceder unas cosas para obtener otras. Cada grupo social debería tener muy claras sus principales preocupaciones y aspiraciones y también aquellas en las que estaría dispuesto a ceder para lograrlas.
Solo así se avanzará sin destructivos choques y se hará camino al andar mediante el respeto al otro, dejando en la puerta, antes de entrar a la sala de negociaciones, la convicción equivocada de que alguien es dueño absoluto de la verdad.
Los costarricenses están llamados hoy a actuar movidos por la inteligencia y la sabiduría, por las convicciones y el respeto, por las aspiraciones y la solidaridad.
Una mesa de conversaciones donde no falten dichos ingredientes, puede evitar muchos problemas actuales y futuros y evidenciaría un nuevo paso adelante en el crecimiento de la práctica de la democracia en el país y en la madurez del costarricense para aprovecharla.
Un mensaje que mucha gente en el mundo está esperando de los actores ticos que, una vez más, demostraron ser capaces de dirimir los conflictos en paz, no en guerra.