Mercado cambiario
| Viernes 26 marzo, 2010
Mercado cambiario
Hay sueños en la vida, cuando se cumplen, resultan ser pesadillas, ¿no les ha pasado?
En lo particular, cuando estudiaba economía, analizaba las ventajas de los modelos de los mercados, de la oferta y la demanda, quedaba muy claro que el sistema de precios que ahí se establecía era lo mejor para los agentes económicos como un todo. Y con base en esto, en materia cambiaria se indicaba que lo mejor que le podía suceder a una economía era que el tipo de cambio fuese neutro, es decir, que ni desmotivara ni motivara en sí al sector externo, para impulsar las exportaciones o importaciones, según fuese el caso.
Han pasado los años y ahora nos llama la atención observar las diferentes políticas que al respecto se han aplicado a lo largo de nuestra existencia, desde tipos de cambio fijos, tipos de cambio claramente subvaluados los cuales motivaron en mayor medida las importaciones, los perjuicios de haberse manejado durante un periodo corto tres tipos de cambio, uno oficial, otro interbancario y el libre, los beneficios que trajo en su momento el sistema de minidevaluaciones, pero que al cabo del tiempo se convirtió en una fuente de motivación de inflación en sí, al prever con bastante exactitud el mercado los tipos de cambio a futuro, hasta lo que tenemos hoy en día, un sistema de bandas libre, donde el mercado cambiario (pura oferta y demanda) define el tipo de cambio.
Siempre se ha tenido claro que el tipo de cambio en sí no tiene mayor relevancia si no va amparado a una política nacional que incentive las exportaciones, pero en su conjunto todos tenemos claro su papel dentro de este contexto.
Hoy resulta muy extraño el nivel tan bajo al que está cayendo el tipo de cambio, no se entiende por qué $1 millón o poquito más, como han indicado ciertos artículos periodísticos hagan que este vaya descendiendo.
Las implicaciones sobre los estados financieros de la mayoría de las empresas que tienen sus activos en esta moneda, están resultando en pérdidas significativas, y aquellos que se están beneficiando de la caída en el tipo de cambio no están trasladando el beneficio a los consumidores.
Me atrevo a decir que las pérdidas que ocasionan no están beneficiando a la colectividad en nada.
¿Hasta cuándo las autoridades monetarias mantendrán esta política que no beneficia?
¿Cuánto se tendrá que perder para reaccionar?
¿Existirán beneficios ocultos en esta política? O, en su defecto, será que al querer llevar a la práctica un modelo teórico, en una economía como la nuestra todavía no funciona, y por lo tanto su aplicación al final resulta en un mal sueño, como consecuencia de las pérdidas colectivas que está generando, tanto al sector exportador como al bancario y a la gran comunidad de empresas.
Sí tenemos claro que el tipo de cambio debe ser neutro. Con toda sinceridad no entiendo por qué no abandonamos los modelos que hemos seguido hasta el momento y nos dolarizamos de una vez, para que de esta manera nos aseguremos que al fin y al cabo tendremos un modelo que no haga que las decisiones de políticos, de técnicos o de agentes que uno ni entiende de dónde salen, con $1 millón o un poco mas, hacen que tienda a destruirse lo que a la fecha nos ha hecho pasar de un país de ingreso pobre a uno de ingreso medio.
Randall Castro Vargas
Economista
Hay sueños en la vida, cuando se cumplen, resultan ser pesadillas, ¿no les ha pasado?
En lo particular, cuando estudiaba economía, analizaba las ventajas de los modelos de los mercados, de la oferta y la demanda, quedaba muy claro que el sistema de precios que ahí se establecía era lo mejor para los agentes económicos como un todo. Y con base en esto, en materia cambiaria se indicaba que lo mejor que le podía suceder a una economía era que el tipo de cambio fuese neutro, es decir, que ni desmotivara ni motivara en sí al sector externo, para impulsar las exportaciones o importaciones, según fuese el caso.
Han pasado los años y ahora nos llama la atención observar las diferentes políticas que al respecto se han aplicado a lo largo de nuestra existencia, desde tipos de cambio fijos, tipos de cambio claramente subvaluados los cuales motivaron en mayor medida las importaciones, los perjuicios de haberse manejado durante un periodo corto tres tipos de cambio, uno oficial, otro interbancario y el libre, los beneficios que trajo en su momento el sistema de minidevaluaciones, pero que al cabo del tiempo se convirtió en una fuente de motivación de inflación en sí, al prever con bastante exactitud el mercado los tipos de cambio a futuro, hasta lo que tenemos hoy en día, un sistema de bandas libre, donde el mercado cambiario (pura oferta y demanda) define el tipo de cambio.
Siempre se ha tenido claro que el tipo de cambio en sí no tiene mayor relevancia si no va amparado a una política nacional que incentive las exportaciones, pero en su conjunto todos tenemos claro su papel dentro de este contexto.
Hoy resulta muy extraño el nivel tan bajo al que está cayendo el tipo de cambio, no se entiende por qué $1 millón o poquito más, como han indicado ciertos artículos periodísticos hagan que este vaya descendiendo.
Las implicaciones sobre los estados financieros de la mayoría de las empresas que tienen sus activos en esta moneda, están resultando en pérdidas significativas, y aquellos que se están beneficiando de la caída en el tipo de cambio no están trasladando el beneficio a los consumidores.
Me atrevo a decir que las pérdidas que ocasionan no están beneficiando a la colectividad en nada.
¿Hasta cuándo las autoridades monetarias mantendrán esta política que no beneficia?
¿Cuánto se tendrá que perder para reaccionar?
¿Existirán beneficios ocultos en esta política? O, en su defecto, será que al querer llevar a la práctica un modelo teórico, en una economía como la nuestra todavía no funciona, y por lo tanto su aplicación al final resulta en un mal sueño, como consecuencia de las pérdidas colectivas que está generando, tanto al sector exportador como al bancario y a la gran comunidad de empresas.
Sí tenemos claro que el tipo de cambio debe ser neutro. Con toda sinceridad no entiendo por qué no abandonamos los modelos que hemos seguido hasta el momento y nos dolarizamos de una vez, para que de esta manera nos aseguremos que al fin y al cabo tendremos un modelo que no haga que las decisiones de políticos, de técnicos o de agentes que uno ni entiende de dónde salen, con $1 millón o un poco mas, hacen que tienda a destruirse lo que a la fecha nos ha hecho pasar de un país de ingreso pobre a uno de ingreso medio.
Randall Castro Vargas
Economista