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Lunes, 18 de marzo de 2024



INVERSIONISTA


Más productivos, pero más pobres

| Martes 27 noviembre, 2007




Más productivos, pero más pobres

Francisco Villalobos

Hace unos días LA REPUBLICA advirtió que la desigualdad entre ricos y pobre se agrava y que presiona la calidad de vida. “Estamos atrapados en una disputa distributiva que ha aumentado la polizarización y genera un tenso desequilibro”, dijo Miguel Gutiérrez Saxe entonces, comentando el Informe del Estado de la Nación. Y yo que estaba muy contento con los anuncios sobre la reducción de la pobreza. El miércoles por la noche Jaime Ordóñez presentó otro informe sobre gobernabilidad y democracia en Centroamérica que no hace más que confirmar lo mal que andamos. Es como cuando le suena algo al carro. Uno quiere creer que no es nada y le sube el volumen al radio para no oírlo. Hasta que se va en el próximo hueco, el radio deja de funcionar también y ya no puede ocultarse el ruido terrible que anuncia que algo está a punto de fallar. Esta violencia terrible, que uno quisiera adjudicar a los que vienen de afuera porque no les piden visa, y estas calles deplorables, que uno quisiera adjudicarle al exceso de lluvia, nos recuerdan día a día que estamos muy lejos de ser un país desarrollado. El informe, financiado por una serie de cooperaciones internacionales plantea como decía el ministro Gallardo en su presentación, no solo un deber ser de las cosas sino un “es”. Plantea unos estándares de cómo deben ser las cosas, comparando hacía arriba, con Europa y otras regiones desarrolladas del mundo. Luego, se va para la región y verifica si los indicadores de gobernabilidad y democracia que hay en el primer mundo se encuentran y cómo se encuentran aquí. O sea, digamos, revisa la casa de un noruego: ve que tiene agua potable, ausencia de plomo en las paredes y extintor. Luego se va para una de Upala y verifica si tal casa tiene al menos lo mismo. Luego, define qué hace falta arreglar, y hasta dice cómo, como si fuera un programa de gobierno. No salimos nada bien librados. Menos y mejores leyes, menos y mejores instituciones. Otra cosa que propone el informe es subir la carga impositiva y cuestiona las exenciones fiscales abogando por un sistema impositivo que se base en imposición directa sobre las personas, principalmente. Parece un insumo válido en momentos en que el Gobierno alista una reforma. Parece que a pesar de la lentitud con que nos hemos matriculado en la globalización, le hemos sacado buenos frutos a la apertura y nuestra economía ha crecido. Y a pesar de ello, también la pobreza y. peor aún, la brecha entre los que más y los que menos tienen. Eso solo indica (de la mano con el coeficiente de Gini) que el problema es la distribución de la riqueza. Producimos más, exportamos más, hay más riqueza pero estamos más pobres. Solución: la conocida en ese primer mundo con el que nos comparan Ordóñez y sus investigadores: mayor y mejor gasto público, o sea, mayor carga tributaria. Pero cuidado, pues el gobierno tiene ya lista una reforma fiscal, que no debería acentuar más las desigualdades lo cual lograría si se basa en acrecentar impuestos mediante figuras que afecten el consumo y no la renta. Mi amigo Jorge Guardia se lo dice tímidamente a don Guillermo Zúñiga: “Recuerde que no le conviene dar una sorpresa tratando de gravar más a la clase media ni desincentivar con cargas excesivas a los más productivos”.






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