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Jueves, 25 de abril de 2024



EDITORIAL


Más discursos que comida

Los poderes Ejecutivo y Legislativo deben crear planes de desarrollo acordes con las exigencias de la época y fortalecer el agro

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Miércoles 27 julio, 2011


Editorial


La Organización de las Naciones Unidas informa que el hambre golpea a 12 millones de personas en Somalia.

Como vemos, la humanidad falla, una y otra vez, en la protección del planeta, en la lucha contra la pobreza y en la justicia social.

Los congresos mundiales, cuya organización es dispendiosa, no generan soluciones; no es conciencia lo que falta, sino determinación.

Alguien podría más que nada por estrategia citar uno que otro éxito de la humanidad en lo tocante a los Objetivos del Milenio, pero lo cierto es que cada vez más se esfuma la esperanza de reducir de aquí a cuatro años el número de hambrientos.

Paradójicamente, el pasado 11 de julio el mundo celebraba que alcanzaríamos los 7 mil millones de almas; mientras, un 18% de la población padece inanición. Pero la hambruna que azota Africa no es como la que sufren más de 1.000 millones de personas, es una crisis rayana con la catástrofe.

En mayo pasado, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación reveló que una tercera parte de los alimentos que se producen cada año en el mundo para consumo humano se desperdician y no llegan a ser utilizados. Esto implica que el planeta tiene capacidad sobrada para abastecer a sus habitantes, lo que falta es decisión, justicia... responsabilidad.

¿Y qué podemos hacer los costarricenses, o nuestras autoridades al respecto? Cada uno de nosotros debe reducir las pérdidas de alimentos. Es más urgente disminuir el desperdicio y el consumismo que incrementar la producción.

A nuestros hijos se les debe insistir en que botar los alimentos innecesariamente es algo inaceptable.

La industria alimentaria debe aumentar su acuciosidad en cuanto a envasar adecuadamente los bienes. Así mismo, todos deberíamos abstenernos de un consumo irracional.

Los ministerios de Economía y de Salud pueden educar a los consumidores sobre cómo conservar mejor los alimentos.

Los poderes Ejecutivo y Legislativo deben prever que la creciente demanda de biomasa compite directamente con el cultivo de alimentos; por lo que urge crear planes de desarrollo acordes con las exigencias de la época y fortalecer el agro.

La crisis mundial ya hay quienes pronostican una nueva recesión impone aprovechar mejor lo que ya se produce para atenuar el actual desperdicio injustificable. Ayudar a la población hambrienta de cualquier lugar del mundo Costa Rica también tiene sus propios pobres, no se trata tanto de poder, sino de querer.










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