Los avatares del trono presidencial
| Sábado 09 marzo, 2013
Los precandidatos que juegan en el tablero presidencial para los comicios de 2014 pincelan ya, por debajo de la mesa, sus estrategias de combate
Los avatares del trono presidencial
Como si de la simulación de un torneo de ajedrez se tratara, los precandidatos que juegan en el tablero presidencial para los comicios de 2014 pincelan ya por debajo de la mesa sus respectivas estrategias de combate. En esta partida el color negro representa el oficialismo, cuya corona masculina la ocupa Johnny Araya, actual alcalde josefino y candidato por excelencia del Partido Liberación Nacional, PLN; el blanco concentra a la oposición, encabezada por su reina Epsy Campbell, natural de Limón, exdiputada y precandidata por el Partido Acción Ciudadana, PAC.
Los peones no juegan un papel primordial, sin embargo, están en la cancha de batalla y, cada uno a su manera y estilo, sudan los sacos para avanzar casillas y atrincherar al contrario. Algunos de estos participan abierta y activamente, como Luis Guillermo Solís, Juan Carlos Mendoza y Claudio Monge por el PAC o Pedro Muñoz por el Partido Unidad Social Cristina, PUSC; por el contrario, otros se resisten a tomar partida. Hablamos de Roberto Hernández, doctor y director general del Hospital de niños y posible precandidato por el PUSC, Mariano Figueres, hijo y hermano de los expresidentes del clan Figueres y representante de un movimiento que pretende aglutinar a la sociedad civil a fin de fraguar una Alianza opositora, José Manuel Echandi, político, exdiputado y presumible cabeza de la novedosa agrupación política Avance Nacional, PAN, o José Miguel Corrales, excandidato presidencial por el PLN y figura preferencial para una Alianza opositora.
Los caballos no pasan desapercibidos. Pese a que se concentran en las esquinas del tablero y suponen desempeñar un papel secundario, siempre se definen en modo “caza”. Desde la barrera, la omnipresente dinastía arista, acostumbrada a manejar los hilos de la política nacional, trata de colocar su argolla política en alguno de los sillones magistrales, de manera que el poder que acumularon por años no quede postrado al ostracismo. Igualmente lo hace la saga Monge, quien ya dibuja su estrategia para alzar con el control de la Municipalidad de Heredia a uno de los miembros de la familia.
De forma paralela, no podemos desconsiderar la particular situación del Partido Acción Ciudadana, PAC, que juega su propia partida por separado. De no someter sus estatutos internos a una vasta modificación, la presencia de la agrupación política podría quedar en agua de borrajas puesto que ninguno de los precandidatos que han plasmado su nombre cumple con lo estipulado en los mismos.
Por el contrario, ellos continúan con el trazado de sus respectivas rutas. Mientras Luis Guillermo Solís hace uso de la técnica del asentamiento de las bases internas para consolidar sus votos y obvia el “escaparatismo” político, Juan Carlos Mendoza y Claudio Monge aprovechan sus curules a lo interno de la Asamblea Legislativa para orquestar sus propias campañas políticas. Por su parte Epsy Campbell, quien cuenta con una amplia ventaja con respecto a sus contrincantes, porta a sus espaldas dos fichas de magnánima relevancia; se consagra pionera en lo que se refiere a la gestación de campañas de carácter austero (realiza sus giras presidenciales a lo largo y ancho del país en autobús) y puede presumir de la aceptación y el apoyo del Ottonismo. Sin embargo, algunos ponen en tela de juicio sus cualidades por su condición de mujer. ¡Una utopía aberrante en pleno siglo XXI!
Miren Martínez
Periodista política