Lo que nos corresponde...

Inicia el mes de mayo, mes de cambios en el país y donde los ojos de muchos se situarán en las primeras acciones del nuevo Presidente de la República y otros cargos públicos. Con esa ola de transformaciones, usted y yo debemos preocuparnos por innovar en lo que hacemos y sobre todo, por dar un valor agregado al mercado que nos impulse hacia un panorama mucho más alentador.

Siempre he dicho que todo lo que se escucha en la agenda pública del país nos impacta a todos, nos compete y nos compromete. ¿Será posible hacer de esa noticia del día un aporte a mi realidad? Es cuestión de actitud y de diseñar espacios para que las cosas sucedan, si suceden aportamos al país y plenificamos nuestra identidad, ¿sonó muy idealista?; lo es, porque si usted y yo dejamos de soñar con ideales entonces nuestro propósito deja de existir para ser una rutina.

Esos ideales empiezan por pequeñas acciones, concretas y medibles pero con un alto nivel de relevancia:

1. Investigue antes de crear criterio; ya pasamos un proceso electoral de 6 meses donde cada quien dió su criterio, eso es muy positivo, pero en su gran mayoría quienes lo hacían no tenían una base de argumentos para construir su posición, obvio, las redes sociales alimentan eso, pero alto ahí; a partir de ahora si ve algo que le escandaliza y quiere empezar a hablar de ello, vaya, busque información con la fuente corroborada y formule su discurso.

2. Es mejor escuchar que ser escuchado; los resultados más sobresalientes en los procesos de aprendizaje se dan cuando usted guarda silencio, escuchar es vital. Los beneficios de hacerlo son amplios; se elevan los niveles de conocimiento, efectividad en los procesos de comunicación y una conclusión común. Y mientras escuche, hágalo con buena actitud.

3. Soque la línea y actúe; es parte de nuestra idiosincrasia el “chotear” cada cosa que sucede, algunas marcas se valen de ello para comunicar y reflejar la identidad costarricense, nótese mi sarcasmo, pero nos están llevando a un lugar que ya vivimos; todos hablamos pero no hacemos, entonces cumpliendo los dos criterios anteriores queda solo una cuestión, socar la línea, como decía mi abuelo, y ponerse a trabajar en lo suyo; enfóquese.

Vea la vida con otra perspectiva; en el trabajo, la universidad y su propio hogar, eso le ayudará a hacer lo que le corresponde, hacer que su paso por este momento de la historia valga la pena. Por último quiero dar gracias a La República por darme la oportunidad hace 1 año de plasmar mis ideas y proyectos acá, un medio que abre la puerta a la voz joven.

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