Liberación serrucha Alianza
Esteban Arrieta earrieta@larepublica.net | Jueves 29 marzo, 2012
Lucha por presidencia de Asamblea sube de intensidad
Liberación serrucha Alianza
Ansia de protagonismo, principal debilidad del grupo opositor
La lucha por la presidencia del Congreso, que se definirá el 1° de mayo, se ha convertido en el monotema de los legisladores.
Esto ha paralizado el trabajo en la Asamblea Legislativa, mientras los estira y encoge no paran. Incluso el propio gobierno juega suertes apostando por candidatos minoritarios para intentar desestabilizar la Alianza por Costa Rica, que hoy está al frente de la presidencia legislativa.
Por su parte, entre las cinco fracciones que conforman la Alianza, las cosas no andan del todo bien. Esto se refleja en la imposibilidad de ponerse de acuerdo en los grandes temas del país.
Este grupo fue golpeado en su interior por las sorpresivas negociaciones de la reforma fiscal, encabezadas por Ottón Solís, líder y fundador del PAC.
Ahora, si pretenden seguir adelante como bloque, tendrán primero que limar esas asperezas y luchar por mantener la presidencia de la Asamblea, a partir de una negociación interna un tanto complicada.
De lo contrario, estarían tirando la toalla y cediendo a Liberación Nacional el control del directorio.
Uno de los aspectos que reflejan el distanciamiento en el seno de la Alianza, son las diáfanas diferencias que existen en las prioridades de cada uno de los partidos que forman ese grupo.
Las coincidencias son casi nulas, y los intereses disonantes a lo interno van desde una ley para endurecer las penas contra el maltrato animal, hasta pretensiones de cambio de las normas electorales.
Pero aun así, a final del túnel existe una luz. Hace un año, esta misma situación no fue impedimento para que Acción Ciudadana (PAC), el Movimiento Libertario (ML), la Unidad Social Cristiana (PUSC), Accesibilidad Sin Exclusión (PASE) y el Frente Amplio (FA) conformaran la Alianza.
En ese caso, fueron más las fuerzas para repeler a Liberación, lo que se convirtió en una agenda común, o dicho de otra forma, en enemigo común.
Sin embargo, Liberación busca aprovechar esta vez los aires de división y las ansias de protagonismo de los pequeños partidos.
En el bloque opositor de 31 diputados que lo conforman, no todos están en la misma página, ni mucho menos tienen los mismos principios éticos e ideológicos sobre el ejercicio del poder.
Precisamente, ahí está la piedra en el zapato de la Alianza.
Los verdiblancos, con el aval de Zapote, ya se han acercado al Movimiento Libertario y al PASE, para tratar de negociar.
La apuesta es consolidar un candidato a la presidencia disidente de la Alianza con el apoyo de los oficialistas.
Asimismo, desde hace un mes, la incertidumbre rodea la candidatura del libertario Danilo Cubero a la presidencia del Congreso.
El rojiblanco es el aspirante oficial para sustituir, con el aval de la Alianza, a Juan Carlos Mendoza.
Pero, hay dudas sobre el apoyo a ese diputado libertario, al menos en seis de los 11 legisladores del PAC.
Esto a pesar del pacto de mayo del año pasado, que permitió al rojiamarillo Mendoza llegar al poder.
La tensión creció la semana pasada, cuando Solís vetó a Cubero definitivamente, lo cual hace suponer que los seis diputados leales a él, lo descartarán dentro de poco.
Por el momento, esa decisión se pospuso para después de Semana Santa.
Como es de esperar, esto ya generó una serie de fuertes reclamos por parte de los libertarios, quienes insisten en que nadie debe imponerles un candidato.
“Ese pequeño sacrificio” de cambiar al aspirante, como lo llamó Solís, es algo que podría traerse abajo la Alianza si los libertarios no ceden en cambiar a Cubero, o el PAC no desiste de esa imposición.
Las diferencias entre esos dos partidos ya encendieron la luz roja a lo interno de la Alianza. En ese sentido, el PUSC ya se separó del grupo, hasta que no se aclaren los nublados del día.
El argumento pareciera válido por parte de los rojiazules, ¿qué sentido tiene reunirse y establecer una agenda, si la Alianza pende de un hilo?
En medio del río revuelto en que se ha convertido el Congreso por la elección del nuevo directorio, la ganancia podría ser de Liberación, que ya mueve sus fichas, tratando de hacer la jugada final para destruir el bloque opositor.
Esteban Arrieta
earrieta@larepublica.net
Liberación serrucha Alianza
Ansia de protagonismo, principal debilidad del grupo opositor
La lucha por la presidencia del Congreso, que se definirá el 1° de mayo, se ha convertido en el monotema de los legisladores.
Esto ha paralizado el trabajo en la Asamblea Legislativa, mientras los estira y encoge no paran. Incluso el propio gobierno juega suertes apostando por candidatos minoritarios para intentar desestabilizar la Alianza por Costa Rica, que hoy está al frente de la presidencia legislativa.
Por su parte, entre las cinco fracciones que conforman la Alianza, las cosas no andan del todo bien. Esto se refleja en la imposibilidad de ponerse de acuerdo en los grandes temas del país.
Este grupo fue golpeado en su interior por las sorpresivas negociaciones de la reforma fiscal, encabezadas por Ottón Solís, líder y fundador del PAC.
Ahora, si pretenden seguir adelante como bloque, tendrán primero que limar esas asperezas y luchar por mantener la presidencia de la Asamblea, a partir de una negociación interna un tanto complicada.
De lo contrario, estarían tirando la toalla y cediendo a Liberación Nacional el control del directorio.
Uno de los aspectos que reflejan el distanciamiento en el seno de la Alianza, son las diáfanas diferencias que existen en las prioridades de cada uno de los partidos que forman ese grupo.
Las coincidencias son casi nulas, y los intereses disonantes a lo interno van desde una ley para endurecer las penas contra el maltrato animal, hasta pretensiones de cambio de las normas electorales.
Pero aun así, a final del túnel existe una luz. Hace un año, esta misma situación no fue impedimento para que Acción Ciudadana (PAC), el Movimiento Libertario (ML), la Unidad Social Cristiana (PUSC), Accesibilidad Sin Exclusión (PASE) y el Frente Amplio (FA) conformaran la Alianza.
En ese caso, fueron más las fuerzas para repeler a Liberación, lo que se convirtió en una agenda común, o dicho de otra forma, en enemigo común.
Sin embargo, Liberación busca aprovechar esta vez los aires de división y las ansias de protagonismo de los pequeños partidos.
En el bloque opositor de 31 diputados que lo conforman, no todos están en la misma página, ni mucho menos tienen los mismos principios éticos e ideológicos sobre el ejercicio del poder.
Precisamente, ahí está la piedra en el zapato de la Alianza.
Los verdiblancos, con el aval de Zapote, ya se han acercado al Movimiento Libertario y al PASE, para tratar de negociar.
La apuesta es consolidar un candidato a la presidencia disidente de la Alianza con el apoyo de los oficialistas.
Asimismo, desde hace un mes, la incertidumbre rodea la candidatura del libertario Danilo Cubero a la presidencia del Congreso.
El rojiblanco es el aspirante oficial para sustituir, con el aval de la Alianza, a Juan Carlos Mendoza.
Pero, hay dudas sobre el apoyo a ese diputado libertario, al menos en seis de los 11 legisladores del PAC.
Esto a pesar del pacto de mayo del año pasado, que permitió al rojiamarillo Mendoza llegar al poder.
La tensión creció la semana pasada, cuando Solís vetó a Cubero definitivamente, lo cual hace suponer que los seis diputados leales a él, lo descartarán dentro de poco.
Por el momento, esa decisión se pospuso para después de Semana Santa.
Como es de esperar, esto ya generó una serie de fuertes reclamos por parte de los libertarios, quienes insisten en que nadie debe imponerles un candidato.
“Ese pequeño sacrificio” de cambiar al aspirante, como lo llamó Solís, es algo que podría traerse abajo la Alianza si los libertarios no ceden en cambiar a Cubero, o el PAC no desiste de esa imposición.
Las diferencias entre esos dos partidos ya encendieron la luz roja a lo interno de la Alianza. En ese sentido, el PUSC ya se separó del grupo, hasta que no se aclaren los nublados del día.
El argumento pareciera válido por parte de los rojiazules, ¿qué sentido tiene reunirse y establecer una agenda, si la Alianza pende de un hilo?
En medio del río revuelto en que se ha convertido el Congreso por la elección del nuevo directorio, la ganancia podría ser de Liberación, que ya mueve sus fichas, tratando de hacer la jugada final para destruir el bloque opositor.
Esteban Arrieta
earrieta@larepublica.net